TERUEL

Protestas por las limitaciones de velocidad en la línea ferroviaria

Taludes en mal estado, falta de balasto, obras y problemas orográficos obligan a los trenes a reducir la marcha en ocho tramos. Los mercancías solo pueden transportar 20 toneladas por eje, cuando lo normal son 22,5.

Las deficiencias que presenta la línea férrea entre Valencia y Teruel, con trincheras en mal estado y zonas en las que se ha desplazado el balasto, hacen que a lo largo de este recorrido los trenes de viajeros tengan que reducir su velocidad hasta 30 kilómetros por hora en algunos puntos, cuando lo normal es alcanzar los 145 kilómetros por hora. A estas limitaciones se suman las impuestas por las obras de instalación de los nuevos sistemas de seguridad, dando como resultado un viaje muy lento entre ambas ciudades, distantes unos 140 kilómetros, y quejas constantes de los usuarios.


El panorama es peor todavía para los convoyes de mercancías, que además de asumir estas reducciones de velocidad, no pueden llevar sus vagones totalmente cargados y deben conformarse con transportar 20 toneladas por eje -cada vagón tiene cuatro ejes- en lugar de los 22,5 que llevan los trenes de otras zonas del país. La plataforma ciudadana "Teruel Existe" ya ha alertado de que esta situación está haciendo que cada vez menos empresarios decidan transportar sus productos o materias primas por tren y elijan la carretera como vía de comunicación, pese a que esta línea acorta distancias entre la costa levantina y el norte de España.


Entre Teruel y Zaragoza las limitaciones de velocidad no desaparecen, aunque aquí se deben, bien a las obras de modernización de la vía que lleva a cabo Fomento y que se espera que acaben este mismo mes -es el caso del tramo Teruel-Cella-, o a la dificultad que ofrece la orografía del terreno, como ocurre en el puerto de Cuencabuena y en el de Paniza (Zaragoza), en los que al no haberse trazado una variante, los trenes no pueden ir a más de 85 kilómetros por hora debido al recorrido angosto y curvilíneo.


Así, entre las localidades valencianas de Jérica y Caudiel, los trenes circulan a 30 kilómetros por hora desde hace siete años debido al mal estado de las trincheras, según han denunciado fuentes de la Plataforma en Defensa del Ferrocarril de Teruel. Un poco más arriba, en dirección a Teruel pero todavía en la provincia de Castellón, entre Masadas y Barracas, también debe circularse a esa velocidad desde hace cuatro años y por el mismo motivo: taludes con problemas.


A la altura del puerto de Escandón, a unos 30 kilómetros de la capital turolense, las obras de instalación de los nuevos sistemas de seguridad obligan a los trenes a no superar, de nuevo, esos 30 kilómetros por hora de velocidad. Entre Escandón y el apeadero de Caparrates el límite establecido son 50 kilómetros por hora desde que hace dos años unas tormentas veraniegas arrastraran el balasto.


Estaciones

De Teruel a Cella, un tramo que se está transformando en velocidad alta, los trenes de viajeros tienen que ir a 80 kilómetros por hora y los de mercancías a 60 kilómetros por hora. Estos últimos, además, no pueden llevar más de 18 toneladas por eje. Las obras de colocación de los sistemas de seguridad en las estaciones que hay a lo largo de la línea obligan también a los convoyes a reducir a 60 kilómetros por hora la velocidad cuando llegan a ellas, aunque no tengan que parar allí. Por último, los trenes se encuentran con el relieve montañoso de Cuencabuena y Paniza (Zaragoza) en el que se han fijado 85 kilómetros a la hora.


Desde Renfe indicaron que es la entidad pública empresarial Adif (Administrador de Infraestructuras ferroviarias) quien establece las restricciones de velocidad, mientras que la compañía ferroviaria, que se ocupa del material rodante, se limita a asumir estas órdenes. Fuentes de Adif afirmaron, por su parte, que todas las limitaciones de velocidad que aparecen en la línea, de Sagunto a Teruel, se deben a la realización de obras de mejora o de mantenimiento de la vía "y se levantarán en cuanto finalicen estos trabajos".


No obstante, la Dirección de Transportes del Gobierno aragonés decidió recientemente instar a Adif a que repare la vía entre Caparrates y Escandón con el fin de poder levantar, al menos, las restricciones en este pequeño tramo, motivadas por unas tormentas que ocurrieron hace ya dos años.


A las protestas por la lentitud con que se realiza el viaje en tren hay que sumar las quejas surgidas en los últimos días por las averías de los trenes. En el intervalo de siete días, un tren llegó a su destino -Huesca- con hora y media de retraso al estropearse la máquina nada más salir de Valencia y otro salió de la estación de Zaragoza con destino a Teruel con otra hora y media de demora por una nueva avería.


Una usuaria habitual del tren, Carmen C. F., explicó ayer que cubrir los 145 kilómetros de trayecto que hay entre Teruel y Valencia le cuesta al tren casi tres horas. "Es lamentable que un medio de transporte tan cómodo sufra estos problemas. Desde luego, así cada vez vamos a ser menos los viajeros, porque resulta penoso ir de un lugar a otro con esta lentitud y con el temor constante de sufrir una avería", dijo la mujer.


Las empresas que tradicionalmente han utilizado el tren para transportar sus mercancías, como ocurre con Cementos El Molino, en Santa Eulalia, que sube desde el puerto de Valencia el clinker -ingrediente del cemento- necesario para su actividad, confían en que la limitación de peso que afecta a los convoyes se levante a corto plazo. "Cuando los trenes puedan ir cargados al 100%, nosotros incrementaremos la carga de transporte, mientras tanto, recurrimos también a los camiones para traer la materia prima", afirmó Luis Ropero, responsable de Administración de la cementera de Santa Eulalia.