Las obras para afianzar el cerro de Pui Pinos de Alcañiz obligan a desalojar a 13 personas

El Ayuntamiento retirará con urgencia el material de relleno para evitar nuevos desprendimientos. Otros 12 vecinos duermen fuera de su casa desde el derrumbe registrado en abril del año pasado

Obras en Alcañiz.
El material para las obras ha quedado almacenado en la ribera del río Guadalope, en la foto.
Laura Castel

Las obras para garantizar la seguridad en el cerro de Pui Pinos de Alcañiz, que en abril de 2017 sufrió un grave desprendimiento que dejó enterradas varias casas, obligan ahora a realizar nuevos desalojos. A las 12 personas que llevan más de un año fuera de sus domicilios, que quedaron totalmente destrozados por el derrumbe, se les suman ahora otros 13 afectados que en las próximas semanas deberán dejar sus casas para trasladarse también a pisos de alquiler. Lo harán cuando comiencen los trabajos para asegurar la estabilidad del cerro, una obra de gran envergadura que consistirá en sanear y reforzar el talud.

En un principio se les comunicó que hoy domingo, 15 de julio, ya debían dormir en los pisos de alquiler preparados para tal fin, pero finalmente se ha pospuesto esta medida debido a que aún no han comenzado las obras. Antes, aún se deben colocar a lo largo del cerro unas pantallas de protección, paso previo a que se acometa el saneamiento del talud y a que, por tanto, sean necesarios los desalojos por seguridad.

Todavía se está preparando el terreno en el que se colocarán las mallas de seguridad y en los próximos días comenzará su instalación. Por ello, desde el equipo técnico que coordina la actuación en Pui Pinos se ha considerado que no es necesario realizar este domingo los cambios de vivienda si aún no es obligatorio por protocolo.

Cinco familias

Los afectados son 13 vecinos de cinco núcleos familiares que residen en un tramo que va de la zona que se desprendió en abril de 2017 hasta la conocida como ‘Casa Gaibar’. También, una cochera y una almazara de aceite. Todos ellos ya han escogido el piso de alquiler que se adapta a sus necesidades y que sufragará el Consistorio alcañizano. Igualmente se ha alquilado una nave compartida por dos familias para guardar aperos agrícolas. Cuando sea necesario su traslado, se les avisará con "más de una semana de antelación", indicaron desde el Ayuntamiento.

Las pantallas de malla, parte de las cuales ya han llegado de Suiza, se guardan en la ribera del río Guadalope. Se colocarán por toda la cara del cerro que mira a este cauce. Concretamente, desde el cuarto torreón de la muralla medieval, en dirección ascendente, terminando en la ‘Casa Gaibar’. No obstante, las obras de saneamiento y vaciado del talud de Pui Pinos se llevarán a cabo en dos fases. En una primera se actuará a la derecha de la zona que se desprendió en abril de 2017, y en una segunda, a la izquierda. Entonces, también se valorará si es necesario realizar desalojos.

La roca, a la vista

Tal y como ya se hizo en el área afectada por el desprendimiento, en esta ocasión se retirarán todos los materiales de relleno hasta dejar la roca a la vista. Después se trabajará de forma integral sobre toda la ladera con la mejora de sus paseos y miradores. Su desarrollo requerirá de una excavación con maquinaria pesada, lo que obligará a la implantación de medidas temporales de seguridad, como la construcción de banquetas de tierra, barreras o pantallas de protección.

Por todo ello, el equipo de ingenieros encargado de la obra recomienda el desalojo de aquellas viviendas situadas debajo del talud que estén más expuestas a cualquier efecto de los trabajos. Por último, se protegería la zona mediante una malla de acero en toda la superficie reforzada con bulones (tornillos de gran tamaño). Está previsto que las obras se prolonguen durante unos seis meses en total.

Aparte de dotar de seguridad al talud afectado por el derrumbe, también se aprovechará la actuación para acondicionar la zona en la que se prevé construir el vial proyectado en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de la ciudad, que conectará la Ronda de Teruel, justo después del muro de Gaibar, con lo alto del talud, ya en la zona del parque conocido popularmente como ‘Cuartelillo’. Esta área servirá de entrada y salida a la plaza del Ayuntamiento, con problemas de acceso cuando se corta al tráfico alguna de las calles del Centro Histórico de la capital bajoaragonesa.

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