Adiós a Confecciones Teruel, la empresa que llegó a tener la mayor plantilla de la ciudad

La fábrica, que alcanzó los 700 empleados, ha suspendido la producción con
11 trabajadores en nómina y la próxima semana cerrará definitivamente sus puertas.

La fábrica de Confecciones Teruel está situada en la vega del Turia, a las afueras de Teruel.
Adiós a Confecciones Teruel, la empresa que llegó a tener la mayor plantilla de la ciudad
Javier Escriche

Confecciones Teruel, la empresa que fue buque insignia de la industrialización de la capital, cierra sus puertas. La compañía textil, filial del grupo Induyco, ha suspendido la producción esta semana con una plantilla de once trabajadores y, previsiblemente, el próximo día 21 bajará la persiana definitivamente con sus últimos cuatro trabajadores en nómina.


La desaparición de la compañía textil se anunciaba desde hace varios años debido a la pérdida de competitividad respecto a las plantas radicadas en países de costes laborales inferiores, como Marruecos o China, donde Induyco también dispone de factorías. La empresa justifica el cierre ante sus empleados por las pérdidas que genera la fábrica turolense. La factoría, situada a la afueras de Teruel, abrió sus puertas 1975 y llegó a contar con un máximo de casi 700 empleados, la mayoría de ellos mujeres. El punto álgido de personal, un récord histórico en la ciudad, se alcanzó entre finales de los años setenta y principios de los ochenta. Desde entonces, las contrataciones han ido descendiendo hasta el triste desenlace actual.


La mayoría de los últimos once trabajadores han sido despedidos a lo largo de la última semana y, ya solo quedan en plantilla el director de la planta, el responsable de prevención de riesgos laborales, una secretaria y una limpiadora. Serán los testigos del cerrojazo, previsto para el próximo viernes.


Aunque la reducción de plantilla ha sido progresiva, el proceso se aceleró desde 2012, cuando Confecciones Teruel todavía tenía en nómina a 302 empleados. Tres años después, en el verano de 2015, la cifra había caído a 60 y UGT y CC. OO. alertaban ya del posible cierre.

Traslados fallidos

En la recta final del desmantelamiento, la empresa ofreció a los empleados la posibilidad de recolocación en otros centros de trabajo de Induyco y de su empresa matriz, El Corte Inglés. Entre las opciones que barajó figuran un centro de control de calidad de Cáceres y grandes almacenes de capitales cercanas a Teruel. Sin embargo, la oferta tropezó con los problemas que comportaba para los trabajadores, que se veían obligados a asumir un traslado de residencia con los gastos añadidos y contratiempos familiares que conlleva. Los modestos salarios de la empresa también jugaron en contra del desplazamiento. Una exempleada señaló que "nadie" aceptó la propuesta de un empleo alternativo lejos de Teruel.


La compañía textil ha incentivado las bajas voluntarias con indemnizaciones económicas superiores a las que prevé la legislación, un mecanismo que sirvió para ajustar la plantilla de forma no traumática. Una extrabajadora de Confecciones Teruel reconoció, no obstante: "Nunca me hubiera imaginado que la empresa hubiera llegado al extremo de cerrar". 


Desde CC. OO. admitieron que, ante el panorama económico que dibujaba la compañía, "no había alternativa al cierre. No se podía hacer otra cosa". La misma fuente añadió que el proceso de recortes de empleo empezó por los trabajadores de más edad, pero siguió imparable para el resto.

Parte de los espacios que han quedado libres con la reducción de la producción del taller textil se han reconvertido en una tienda de oportunidades de El Corte Inglés, donde ayer la actividad continuaba con normalidad.

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