El retraso del pantano de Mora obliga a los regantes a usar una balsa en precario

La infraestructura se encuentra en fase de prueba desde hace más de dos años.

Pruebas de llenado.
Pruebas de llenado.
Jorge Escudero

Los regantes de la zona de Mora de Rubielos se han visto obligados a acondicionar la balsa de El Molino para abastecer sus campos debido al retraso que registra la puesta en funcionamiento del pantano. El acuífero, de tan apenas medio hectómetro de capacidad, se encontraba en situación precaria debido a la acumulación de arrastres y lodos, pero la Comunidad de Regantes de Fuenlozana y Las Tosquillas no ha tenido más remedio que proceder a su limpieza, en la que ha invertido un total de 25.000 euros, para incrementar su aforo y dar así una solución de emergencia a la sequía que vienen padeciendo sus cultivos de cereales y hortalizas.


El pantano de Mora, una infraestructura que comenzó a construirse hace 17 años con un proyecto que sufrió diversos contratiempos, avanza más lentamente de lo deseado por los vecinos y agricultores de la zona, que entonces demandaron la presa para hacer frente a las necesidades tanto de riego como de agua potable detectadas. La demora acumulada de la obra ha obligado, no obstante, a cambiar los planteamientos.


El Ayuntamiento realizó diversas prospecciones que culminaron con nuevos acuíferos para abastecer a la población y los regantes han sobrellevado la persistente sequía como han podido para mantener las 440 hectáreas de terreno existente en la zona, un tercio de las cuales han dejado de cultivarse por falta de agua, según aseguró el presidente de la Comunidad de Regantes, Manuel Ferrer.


El agricultor manifestó que la balsa de El Molino, que se nutre del manantial de Fuenlozana, "no dispone de suficiente capacidad para atender las necesidades de los casi quinientos regantes de la zona". Pero reconoció que permitirá "aliviar" la situación de los campos.


Ferrer dijo que el sector agrario ha sido especialmente perjudicado en la comarca en los últimos años, durante los cuales se han perdido la mitad de los cultivos, que permanecen yermos por falta de riego y por su "escasa rentabilidad". El agricultor tampoco vislumbra un horizonte más favorable, ya que, además del retraso que arrastra el pantano, los agricultores temen que el canon impuesto por la Confederación Hidrográfica del Júcar por el uso del agua sea excesivo para los regantes.


Ferrer sostiene que si se mantiene la tarifa de 50.000 euros anuales planteados inicialmente, la Comunidad tendría que rechazar la utilización del embalse. "Con este coste, nos resultaría inviable regar", aseguró el presidente, quien añadió que tras esa propuesta, la Confederación no ha vuelto a exponer nuevas iniciativas.


Fuentes de la Confederación señalaron que el embalse se encuentra todavía en fase de pruebas de llenado, un proceso que se está desarrollando más despacio de lo previsto a causa de los bajos índices de pluviometría de la zona. Mediante el llenado y vaciado paulatino del vaso, de un hectómetro cúbico de capacidad, se estudia el comportamiento de la presa. La Confederación contempla la posibilidad de que este mismo año pueda estar disponible, siempre y cuando las lluvias lo permitan. En cuanto al canon, las mismas fuentes indicaron que se está estudiando un precio ajustado.

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