EDITORIAL

Rectificación constante

LOS ayuntamientos podrán, finalmente, solicitar créditos hasta el 31 de diciembre de este año, lo que supone un considerable respiro frente al draconiano plazo de ayer, martes, marcado en principio por el Gobierno. Los cambios súbitos de planes parecen haberse convertido en la marca del presidente Zapatero. Y eso no ayuda, precisamente, cuando rebrota la inestabilidad financiera, en forma de caída de las bolsas, cuando está en marcha la reforma del sector bancario, cuando, en fin, el país se prepara para un costoso y generalizado ajuste. Que el presidente, ayer en el Senado, hiciera hincapié en su voluntad de ganar las próximas elecciones fue respuesta a las peticiones de dimisión que le lanzaba la bancada de la oposición; pero también expresión de que es incapaz de superar una visión partidista de la gestión. Que anunciara las primeras medidas del gran ajuste justo después de haber negado ante Rajoy la necesidad de acometerlas es comparable al plan de austeridad que impone a los municipios veinticuatro horas después de haberse reunido con dos mil alcaldes socialistas a los que nada anunció. La salida de la crisis requiere, además de ajustes, otro estilo de gobernar.