"El perfil del delincuente ha cambiado, ahora suele ser gente normal"

Las empresas de seguridad dicen que el patrón de los hurtos ha variado y explican que hay otros factores que los favorecen

Tres de las principales empresas de seguridad de Aragón, Prosegur, Eulen y Securitas, coinciden en que ha habido un incremento en el número de hurtos que sufre el sector comercial. Además, sus responsables explican que el patrón de estos pequeños robos ya no es el mismo que el de hace unos años.

 

"El perfil del delincuente ha cambiado mucho. Ahora es gente que roba para subsistir, no para vender lo que ha sacado", explica el gerente de Eulen Seguridad para Zaragoza y Huesca, Luis Jimeno. Esto hace que el fenómeno sea más difícil de combatir, ya que resulta complicado detectar a los posibles ladrones.

 

"Los vigilantes de seguridad funcionan mucho por intuición -comenta por su parte el gerente de Prosegur en Aragón, Jesús Ibáñez-. Antes, cuando se localizaba y se seguía a un sospechoso, en la mayoría de los casos se acertaba y se le sorprendía hurtando algo, pero ahora es mucho más difícil, porque las personas que roban suelen ser gente normal de la que no se espera que hagan algo así".

 

En este sentido, fuentes de una de las grandes cadenas comerciales de Zaragoza comentan que cada vez es más frecuente que estos pequeños robos los cometan mujeres que la media de edad de los autores ronda los 50 años.

Recorte de vigilantes y personal

Emilio Lorente, gerente de Securitas y presidente en Aragón de Aproser (la Asociación Profesional de Compañías Privadas de Servicios de Seguridad), explica además que hay otros factores relacionados con la crisis que favorecen la proliferación de los hurtos.

 

"A pesar de lo que suele decirse, nuestro sector también está notando la crisis -dice Lorente-. El volumen de horas contratadas ha caído un 15 %. Eso significa que hay menos vigilancia, lo que a su vez favorece que haya más robos". El presidente de Aproser Aragón recuerda también que los recortes de personal de los locales comerciales también propician los hurtos. "Si en un supermercado trabajan tres o cuatro personas menos por turno, las posibilidades de que la gente aproveche un descuido son mayores", indica.

El problema de no denunciar

Todas las grandes superficies comerciales cuentan con vigilantes de seguridad que a diario sorprenden a gente en pleno hurto y la retienen hasta que llega la Policía. No obstante, como el valor de lo sustraído casi nunca supera los 400 euros y por tanto se trata de faltas y no de delitos, la mayoría de las veces esos hechos quedan impunes.

 

"Uno de los problemas que tenemos con esta gente es que no se suele presentar denuncia, por lo que pueden ser detenidos una y otra vez sin convertirse en delincuentes -lamenta el gerente de Prosegur en Aragón-. Los afectados, sobre todo los dueños de las pequeñas tiendas, deciden que no les merece la pena tener que cerrar el negocio para ir a la comisaría, así que todo queda ahí".