PRESUPUESTOS

"Nosotros hemos dado mucho a los militares; sería justo que ahora también recibiéramos algo"

Los alcaldes de los municipios aragoneses afectados por la presencia militar consideran un "agravio" que se compense "a dedo".

La capital aragonesa se ha convertido ya en la segunda plaza militar más importante del país, pero la contribución de la Comunidad a la defensa nacional no se circunscribe a los límites del término municipal de Zaragoza. De hecho, son alrededor de una docena de localidades las que conviven con los militares. Y si bien reconocen algunos beneficios, la mayoría de sus alcaldes coinciden en que son bastantes más las molestias y perjuicios. En algunos casos, las afecciones se limitan a ruidos y algún que otro susto, relacionado con la 'pérdida' de proyectiles. Pero en otros, las instalaciones militares condicionan sobremanera el desarrollo urbanístico de los municipios. Y el mejor ejemplo es Zaragoza.

 

En torno al campo de maniobras de San Gregorio se aglutina el primer gran bloque de afectados. Sus 34.000 hectáteras representan un tercio del término municipal de Zaragoza, pero también se extienden por localidades como Villanueva de Gállego, Zuera, Torres de Berrelén, Tauste o Castejón de Valdejasa. "Nosotros hemos dado mucho a los militares; sería justo que ahora también recibiéramos algo", manifestaba ayer el alcalde de esta última localidad, Avelino Bonet (PSOE). Como muchos otros compañeros, reconocía su sorpresa por la existencia de un fondo de compensación del que nunca había oído hablar e insistía en que su municipio "no debería quedar fuera".

 

"Cuando se estableció la zona de seguridad del polígono, se expropiaron muchas hectáreas de nuestro monte. Hemos perdido explotaciones agrícolas y ganaderas, y nunca se acordado nadie de nosotros a la hora de compensar", señalaba Bonet. El pueblo cuenta ahora con 300 vecinos, y más de uno ha cruzado la alambrada que delimita la zona militar. "Conocemos bien estas tierras, pero está claro que siempre se asume un riesgo", admite el primer edil.

 

Para el alcalde de Villanueva de Gállego, José Manuel Garisa (CIPV), el Gobierno de Aragón debe jugar un papel clave y "tendría que presionar más para conseguir que lleguen las ayudas de este nuevo fondo militar". "Las molestias y peligros que genera una instalación de estas características están más que claros -indica-, y el mejor ejemplo es el incendio que se produjo este verano". El responsable municipal admite que igual ha faltado "iniciativa y unidad" entre los afectados a la hora de reclamar, pero considera que "todavía se está a tiempo".

 

El alcalde de Zuera, José Manuel Larqué, cree un "agravario comparativo" compensar a unos municipios y no a otros, como se plantea. "Entendemos que se debe contribuir a la defensa nacional, y lo hacemos de buena gana", explica. "Pero si hablamos de repartir compensaciones, habrá que objetivar los criterios", concluye.

Las Bardenas Reales

Al margen de los 'vecinos' San Gegorio, en la provincia de Zaragoza existen otras dos importantes ciudades afectadas por la presencia militar. Por un lado estaría Ejea, que lleva años reivindicando su inclusión entre los perjudicados por el polígono de tiro de las Bardenas Reales. Pero tampoco podemos olvidarnos de Calatayud, donde se ubica la Academia de Logística del Ejército de Tierra. "Yo soy muy reivindicativo -decía ayer el alcalde bilbilitano, Víctor Ruiz (PSOE)- pero entiendo que lo que crea la academia es riqueza y no servidumbre", informa Silvia Lacárcel. De hecho, el Ayuntamiento de Calatayud ha decidido conceder la medalla de oro de la ciudad al centro militar.

 

En la misma línea se ha posicionado el alcalde de Jaca, ciudad que cuenta con dos acuartelamientos. "No me atrevería a decir que esto son servidumbres, entre otras cosas porque la presencia de militares en Jaca también supone una serie de ingresos directos, porque los productos y materiales que consumen se adquieren normalmente aquí", explicó ayer Enrique Villarroya (PSOE), informa Laura Zamboraín. "Aún con todo -añade-, me gustaría saber cuáles son los criterios que se aplican para recibir este fondo, porque como nunca lo hemos tenido no sé si nos corresponde. Y si es así, me gustaría que Jaca lo cobrara".

 

Tampoco recibe indemnización alguna el Ayuntamiento de Igriés, a pocos kilómetros de la capital oscense, donde existe un campamento militar con una superficie de alrededor de 33 hectáreas de suelo rústico de propiedad municipal. Por su ocupación, explica el alcalde, Constancio Calvo, reciben una cantidad anual que no pudo concretar, si bien aseguró que es "más simbólica que real". El primer edil reconoce también que la presencia militar nunca les ha planteado ningún problema.