JESÚS ÁNGEL LÁZARO Y CARMEN MIÑANA

"Mi mayor ilusión es que llegue el nuevo año y encontremos trabajo"

Han estado a punto de perder su piso porque sus ingresos sociales no cubren la deuda.

Carmen Miñana y Jesús Ángel Lázaro en el salón de su casa, que han estado a punto de perder.
"Mi mayor ilusión es que llegue el nuevo año y encontremos trabajo"
JOSé MIGUEL MARCO

"Al nuevo año solo le pido trabajo y más trabajo. Y eso que también tendría que pedir un poquito de salud, porque soy hipotiroidea y, en el último año, en lugar de engordar, que sería lo lógico, he perdido 27 kilos. Ahora peso 42". Carmen Miñana (41 años) tiene muy claro lo que quiere, aunque no sabe cómo conseguirlo.


Hace apenas dos meses, el banco estuvo a punto de embargarle el piso donde vive con su marido, Jesús Ángel Lázaro (43 años), porque no habían pagado varias mensualidades (les queda por abonar 77.000 euros). Ni habían pagado ni podían hacerlo, porque con los 426 euros que cobra su marido eran "incapaces" de hacer frente a una hipoteca de 523 euros y dos créditos de 430.


"No sabíamos dónde recurrir para conseguir ayuda. Hasta que contactamos con Cáritas, que nos abrió las puertas a los servicios sociales del Ayuntamiento", apunta Carmen. Fueron por primera vez al centro municipal de Las Delicias en agosto y les llamaron para la primera consulta el día 2 de noviembre. En este intervalo, Caritas pagó una mensualidad de la hipoteca y les dio ayuda para alimentos.


Tras esta primera consulta, los servicios municipales pagaron otras dos mensualidades del piso y también les dieron ayuda para comer. "Esto nos permitió dejar la monodieta de espaguetis y huevos fritos, que nos ha destrozado el estómago", indica Jesús, mientras se abriga con la manta porque no pueden permitirse poner la calefacción.


La pareja está "encantada con la atención de las trabajadoras sociales" que han llevado su caso, aunque todavía no han recibido respuesta a la petición de ayuda del ingreso aragonés de inserción, que solicitaron a principios de noviembre. "Nos hemos pateado toda la ciudad, enviando currículum, pero en todos los sitios nos decían que la cosa estaba muy mal", apunta Carmen, mientras recuerda que ella estaría dispuesta a trabajar en "lo que sea". A su lado, Jesús Ángel asiente con la cabeza.


Él es calderero y durante 25 años ha desempeñado su trabajo no solo en España, sino también en el extranjero (Inglaterra y Holanda). Esta movilidad geográfica motivó que Carmen dejara de trabajar para acompañar a su marido, que tan pronto estaba seis meses en Madrid como dos en Lanzarote. El sueldo que cobraba les permitía mantener su piso en Zaragoza y pagar un alquiler en la ciudad donde trabajaba. Pero en 2007, la crisis llamó a su puerta. Primero fueron paros de tres o cuatro meses, pero desde noviembre de 2009, Jesús no ha vuelto a trabajar, salvo tres días este mes de septiembre.


"Durante este tiempo, hemos agotado el paro y también los ahorros que teníamos en el plan de pensiones, que pudimos sacar porque cuando cobras el subsidio te lo devuelven", afirma Carmen.


Ahora están dispuestos a vender su piso por 84.000 euros y e irse a vivir de alquiler a una habitación. Ellos solo quieren que pase 2010: "Mi mayor ilusión es que llegue el año nuevo y encontremos trabajo".