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Los médicos confirman tras la autopsia que el bebé vivió porque su pulmón había respirado

Los médicos encargados de analizar las vísceras del bebé supuestamente asesinado por su madre han asegurado que el niño vivió porque su pulmón se había expandido, es decir, que había respirado, y todas las demás muestras eran normales, a excepción de una "frecuente" malformación en el corazón, compatible con la vida.

Los médicos encargados de analizar las vísceras del bebé supuestamente asesinado por su madre han asegurado  que el niño vivió porque su pulmón se había expandido, es decir, que había respirado, y todas las demás muestras eran normales, a excepción de una "frecuente" malformación en el corazón, compatible con la vida.


Los doctores Ramiro Álvarez y Sandra Vicente han comparecido en la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Zaragoza a la joven acusada de asesinar a su bebé recién nacido introduciéndole una gasa en la garganta, después de dar a luz, sola, en el baño de la casa de sus padres donde vivía con su hijo de dos años, en la localidad de San Juan de Mozarrifar.


Según estos profesionales médicos, no hay margen de error y no hay duda de que el bebé vivió, ya que el pulmón analizado se había expandido por la entrada de aire y eso quiere decir que había respirado, aunque no han podido detallar cuánto tiempo.


Las demás muestras analizadas eran normales a excepción del corazón, que presentaba una malformación "muy frecuente" y perfectamente compatible con la vida, que "se suele cerrar sola después del nacimiento sin necesidad de intervención".

Los padres de la joven, muy afectados

En la sesión también han declarado los padres de la joven, ambos muy afectados, quienes han coincidido al relatar que la madrugada del 3 de abril encontraron a su hija en el baño, con todo el suelo ensangrentado, y ella de pie, mirándose las piernas, también llenas de sangre, pero que "no decía nada".


"Pensaba que se estaba desangrando", "que mi hija se moría", ha dicho la madre, que fue quien trasladó a la joven al Hospital Miguel Servet convencida de que se le habían "reventado" los miomas que supuestamente tenía en el útero, tal y como le había dicho su hija.


Támara B.B. siguió negando el embarazo y el parto hasta que los médicos le dijeron que habían descubierto el cuerpo del recién nacido, y fue entonces cuando la acusada le dijo a su madre que no le había hecho nada al bebé, que le había costado mucho sacarlo, que había nacido muerto, morado, y que había utilizado una gasa para limpiarlo, pero como estaba inerte "allí lo había dejado", en referencia al alféizar de la ventana.


Y ahí lo encontró el padre de la acusada, después de que la madre le dijera que buscara "algo" en el baño, sin mencionar la posibilidad de que fuera un niño recién nacido, ha explicado el padre, al tiempo que ha relatado que lo cogió, lo puso en el suelo e intentó reanimarlo practicándole la respiración boca a boca al ver que no tenía constantes vitales, una cuestión que no dijo en su declaración ante la Guardia Civil.


A preguntas del abogado defensor, ha reconocido que quizá no dijo todo lo que tenía que decir en aquel momento "por desasosiego", por "el nerviosismo" en el que se encontraba, y ha apuntado que se ha sentido "muy culpable" porque quizá al practicarle el boca a boca al bebé empujó la gasa y por eso está su hija en el banquillo de los acusados.


"Hubiera querido morir", "se me cayó el mundo encima", ha dicho el padre de la acusada, en tratamiento psiquiátrico desde que ocurrieron los hechos.


Por su parte, la doctora Ballesteros, ginecóloga que atendió a la acusada -Támara B.B.- al llegar al Hospital Miguel Servet poco después de suceder el parto, ha dicho que la joven no mostraba ninguna emoción, no estaba triste, ni nerviosa, ni se le veía preocupada y respondía "con normalidad" a las preguntas.


Además, negó el parto hasta que no le quedó más remedio, ya que le comunicaron que el bebé había sido encontrado en la repisa del baño de casa de sus padres, ha apuntado la doctora.


También han declarado hoy varios guardias civiles que vieron a la acusada después de que le dijeran que ya habían encontrado al niño, y ellos han coincidido en que la joven se encontraba "en estado de nerviosismo total", "en shock", que "no paraba de llorar" y "no hacía caso" a las preguntas que le planteaban los agentes.


Otras de las personas que han testificado en la sesión de hoy han sido una amiga de la acusada, a quien la joven le dijo que quería dar al bebé en adopción, y el padre del niño, quien no sabía nada sobre el embarazo y ha insistido en que la relación entre ambos era "normal" aunque habían estado enfadados por la existencia de "un amigo" de ella y que por eso quiso hacerse las pruebas de paternidad. El juicio -con jurado popular- continuará mañana con la declaración de médicos forenses, psicólogos y una trabajadora social.