FOMENTO

Los empresarios temen que se agrave la crisis

Ceos-Cepyme y la Cámara de Comercio de Huesca manifiestan su rechazo a los recortes anunciados por Fomento, denuncian la pérdida de empleo y de competitividad y reclaman medidas para que se agilice la culminación de las obras .

Los empresarios temen que se agrave la crisis
Los empresarios temen que se agrave la crisis
JAVIER BROTO

El Gobierno de Aragón no debe permanecer impasible ante los recortes anunciados por el Ministerio de Fomento en las obras de la autovía A-23 desde Huesca al límite con Navarra y de la A-22 (Huesca-Lérida) en Binéfar. Así lo consideran los empresarios de la provincia altoaragonesa y, en particular, los que representan a las comarcas afectadas por el parón de los trabajos. Todos entienden que esta decisión golpea "con especial gravedad" el futuro económico del Alto Aragón tanto a corto como a medio plazo.

La Confederación de Empresarios Oscense (Ceos-Cepyme) y la Cámara de Comercio de Huesca manifestaron ayer su más enérgica oposición al recorte porque, en la actual situación, "condiciona sobremanera el desarrollo económico de la provincia y conllevará la pérdida de empleos y de competitividad de las empresas".

Las dos organización empresariales reiteraron que el eje carretero paralizado por Fomento es uno de los motores de desarrollo de la provincia de Huesca y por ello dirigirán sendos escritos al ministro José Blanco y al presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, para urgirles a que adopten "las políticas presupuestarias más adecuadas para agilizar la culminación de las obras de esta autovía".

Las asociaciones empresariales de las comarcas de Jacetania y Alto Gállego también reclamaron que el Gobierno autonómica "tome cartas en el asunto" porque las consecuencias de estos recortes supondrán "un mazazo" para la economía de la zona. No se trata únicamente de las expectativas de desarrollo creadas en torno a la autovía que unirá el País Vasco, Navarra, Aragón, Cataluña y Valencia sino de los efectos inmediatos que la suspensión de las obras en varios de los tramos tendrán sobre el empleo directo e indirecto que se mantenía con esta inversión pública.

Alberto Larrosa, presidente de la Asociación de Empresarios Pirineos Alto Gállego, expresó su temor por el futuro de las pequeñas y medianas empresas locales subcontratadas por las adjudicatarias de los trabajos. "Se trata de negocios que tienen entre 30 y 40 trabajadores y que tal vez tendrán que plantearse el cierre o la reducción de la plantilla", comentó ayer después de cambiar impresiones con los afectados. "El horizonte para ellos es negro porque no se sabe cuándo se van a retomar las obras", añadió.

En una comarca como la de Sabiñánigo, donde el paro alcanza el 20% de la población activa, la construcción de la autovía se recibió como un balón de oxígeno ante la crisis de la construcción. De hecho, algunas de las empresas subcontratadas se han empeñado en la compra de maquinaria para poder seguir trabajando bajo el paraguas del eje carretero.

"¿Y que pasará con esas empresas que han tenido que invertir y que ahora se van quedar sin nada?", se preguntaba Víctor Barrio, presidente de la Asociación de Empresarios de Comercio y Servicios de Jaca (Acomseja). "Además, están los trabajadores que venían de fuera, que se alojan en apartamentos y hostales de la comarca y que acuden a los restaurantes de la zona, que es otro modo de generar riqueza", dijo.

Los alcaldes del eje

El tono de los empresarios de la provincia contrastó con una cierta tibieza en la crítica a los recortes de los alcaldes de Huesca, Jaca y Sabiñánigo, principales ciudades del eje viario y gobernadas por el Partido Socialista. Su discurso fue monocorde. Todos afirmaron que la paralización decretada por Fomento es "una mala noticia", pero entendían que "los recortes que se realizan a nivel estatal afecten a todas las administraciones". Asimismo, apuntaron que "se trabajará y se reivindicará de forma intensa para que las obras afectadas se reanuden lo antes posible", según el comunicado del PSOE de Huesca.

Los alcaldes de Jaca y Sabiñánigo, Enrique Villarroya y Jesús Lasierra, coincidieron en que "si las obras no se hubieran empezado estaríamos mucho peor". Villaroya se mostró "moderadamente optimista" en la búsqueda de fórmulas financieras que "harán posible que algunos de los tramos paralizados se puedan retomar". "Tenemos que luchar para conseguir que los plazos para reiniciar las obras sean lo más cortos posible", comentó Lasierra.

Los alcaldes de Nueno, Guillermo Palacín, y de Caldearenas, Sergio Usieto, mostraron su preocupación por la seguridad del tráfico en los tramos de la autovía que se quedarán a medias.