EMPRESAS AFECTADAS

Las adjudicatarias quieren todo por escrito mientras siguen retirando maquinaria pesada

Algunas empresas barajan también endeudarse para acabar los tramos más avanzados, como les ha planteado el Ministerio, con el que negocian el alcance de los aplazamientos de obra.

"Seguimos retirando maquinaria. Mientras Fomento no nos dé todo bien documentado y en papel, todo sigue en el aire". Así de contundentes se mostraron ayer hasta cuatro responsables de contratistas de la autovía Pamplona-Huesca-Lérida, expectantes y perplejos por la actitud del Ministerio de Fomento. En poco más de quince días han visto cómo se les paralizaban las obras y, tras las críticas políticas y sociales, cambiaba el rumbo de la negociación. "La situación se cae por su propio peso. Semejante paralización era insostenible y ahora los políticos reaccionan para salvar la situación", explicaba el delegado de una de las contratistas, que al igual que el resto accedió a hablar con la condición de permanecer en el anonimato.


Todas las adjudicatarias fueron llamadas a capítulo a Madrid, a la sede del Ministerio de Fomento, donde se les transmitió en un goteo de reuniones la reprogramación masiva de las obras en ejecución en Aragón. Ni siquiera la Demarcación de Carreteras estaba al corriente. No había mucha opción, porque se transmitió un mensaje similar: ya no se admiten certificaciones de obra para lo que resta del año y en 2011 habrá únicamente partidas testimoniales, por lo que los trabajos no se retomarán de facto hasta 2012, alargando hasta tres años su conclusión. "La situación era insostenible, por lo que ahora se negocia, en los casos en los que las obras están más avanzadas, cómo pagar lo que resta para reducir el número de tramos paralizados", indicaron.


Algunas empresas también están barajando la posibilidad, propuesta por el Ministerio, de acabar los trabajos a costa de endeudarse y negociar los pagos. Es el caso de la contratista del tramo Sabiñánigo sur-Sabiñánigo este, cuya construcción está muy avanzada. Todas las estructuras están acabadas y la plataforma se aprecia a simple vista, ya que discurre en paralelo a la N-330. Y su presupuesto de adjudicación, 18,1 millones de euros, es uno de los más bajos.


Un directivo de una constructora consideró que estos casos serán la excepción, ya que las grandes firmas están afectadas por rescisiones y paralizaciones de otras infraestructuras del país. "Esta opción es muy buena para la administración y malísima para las empresas. No hay capacidad financiera suficiente", dijo.


Pese a la paralización masiva de la autovía, las empresas mantienen algunos tajos para evitar males mayores. Como en el tramo Caldearenas-Lanave, donde se montará el gigantesco tablero metálico que ahora descansa sobre una plataforma de tierra en el río Guarga. En unas semanas se alzará sobre las pilas del viaducto que salvará el río y la carretera a Boltaña.


El malestar es más que evidente entre las empresas, que a lo largo de esta semana han intensificado la retirada de maquinaria pesada de los tajos pese a los contactos con responsables de Fomento. La actividad ha caído en picado, como lo demuestra el hecho de que hayan desmontado los grandes ventiladores del túnel que estaba en construcción en Arguis para conectar con el congosto de Isuela. Como en este tramo se ha rescindido el contrato a FCC, ya no quedan ni las casetas de obra.


Una imagen similar se puede ver en la otra punta del corredor, en el límite con Lérida, donde se ubica una estación de servicio junto a la N-240, a la altura de La Melusa. Hace unas semanas aparcaban una treintena de camiones y excavadoras tras la jornada laboral.