arqueología

La reina Blanca de Anjou, esposa de Jaime II, murió tras el último de sus diez partos

Los análisis de la tumba de Santes Creus determinan su identidad "casi al cien por cien".

Los investigadores examinan los restos de Blanca de Anjou, quien fuera reina de la Corona de Aragón.
La reina Blanca de Anjou, esposa de Jaime II, murió tras el último de sus diez partos
EFE

Los estudios forenses realizados por el Museo de Historia y el Instituto de Medicina Legal de Cataluña apuntan que la reina de la Corona de Aragón Blanca de Anjou murió durante, o inmediatamente después, del último de sus partos.

La documentación histórica ya indicaba en una carta escrita por su marido el rey Jaime II que la reina falleció después de "gravísimos dolores que sufrió por razón del parto durante unos cuantos días y que padeció repetidamente". Blanca de Anjou, la que fuera segunda esposa de Jaime 'el Justo', engendró a los diez hijos legítimos que tuvo el rey, que volvió a casarse en otras dos ocasiones.

El equipo que lleva a cabo la investigación presentó ayer los primeros resultados de los trabajos realizados sobre los restos hallados en el Monasterio de Santes Creus. Los forenses, tras contrastar los datos biográficos que se conocían de la reina, confirmaron que la investigación permite determinar "casi al cien por cien" que en la tumba explorada se halla el cuerpo de la descendiente de Carlos II de Nápoles y María de Hungría. Los restos estudiados corresponden a una persona que medía 1,50 de estatura, que vivió entre 25 y 30 años (hasta ahora se había documentado que Blanca de Anjou murió a los 27 años de edad) y, además, tras un análisis de su zona abdominal, se descubrió que la reina había vivido múltiples partos a lo largo de su vida.

El sepulcro de Jaime II y Blanca de Anjou en el citado monasterio tarraconense fue abierto por los investigadores en marzo de 2009, en el marco de un proyecto para la restauración arquitectónica y arqueológica de las tumbas reales, que también incluyen la del almirante Roger de Llúria y la del rey Pedro III 'el Grande', que se constató que no había sido profanada. Sin embargo, la coordinadora del proyecto, Marina Miquel, explicó ayer que los restos de Blanca de Anjou y de su esposo sí sufrieron un ataque en 1836, cuando una patrulla de liberales expoliaron y destrozaron el cuerpo de Jaime II. Mientras que los restos del rey fueron, incluso, troceados y utilizados como diana de disparo, los de la reina se arrojaron a un pozo, donde luego fueron recuperados por un monje y depositados de nuevo en el sepulcro. Tras la apertura de las tumbas y la reconstrucción del cuerpo, se constató que junto a Blanca de Anjou descansaban restos de otro joven y de un hombre de unos 60 años, que podrían pertenecer al infante Ferrán y a su hermano Jaime II.

Estos restos no presentan el mismo estado de conservación que los de la reina, por lo que los estudiosos podrán corroborar aspectos históricos como la muerte, las técnicas de embalsamamiento y el tratamiento de los cuerpos, según indicó el director del Instituto de Medicina Legal de Cataluña, Jordi Medallo.

El conjunto del proyecto deja la puerta abierta a nuevas informaciones como la ubicación de los cuerpos y la presencia de rituales funerarios como la colocación de mechones de pelo, que también aparecieron en la tumba de Pedro III. Por el momento, los restos reales permanecen en el Centro de Restauración de Bienes de Cataluña, ubicado en Valldoreix, aunque el director del Museo de Historia de Cataluña, Agustí Alcoberro, avanzó que, en julio, se devolverán los restos a los sepulcros de Santes Creus coincidiendo con el 850 aniversario del monasterio.