AGUA

La alerta por sequía solo se mantiene en el Noguera Ribagorzana y el Guadalope

Las lluvias de mayo han permitido que casi toda la cuenca haya recuperado la normalidad.

Las intensas lluvias caídas desde la última semana de abril han permitido que la mayor parte de la demarcación del Ebro haya recuperado la normalidad después de casi un año de fortísima sequía. Solo las cuencas del Noguera Ribagorzana y el Guadalope se mantienen en alerta por la falta de reservas en sus embalses, aunque estas zonas también han mejorado considerablemente su situación.


Según el índice mensual de sequía que difunde periódicamente la Confederación, en la actualidad 15 de las 20 subcuencas de la demarcación del Ebro se hayan en situación de total normalidad. Otras tres -las del Ésera, el Aguas Vivas y el Martín- están en prealerta, y solo dos -las ya citadas del Noguera Ribagorzana y el Guadalope- siguen en alerta. Por primera vez desde septiembre del año pasado, no hay ningún sistema regulado en emergencia.


Esta rápida recuperación ha sido posible gracias a las precipitaciones caídas en abril y sobre todo en mayo. El mes que acaba de cerrarse ha sido muy lluvioso en casi toda la cuenca y ha batido registros históricos en varios observatorios como los de Zaragoza, Teruel y Logroño. Según los datos de la Oficina del Regante de la DGA, en Aragón en mayo ha llovido más del doble -un 223%- de lo habitual. De hecho, ha habido zonas en las que se ha recogido hasta el triple o incluso el cuádruple de precipitaciones que lo que indican los promedios históricos.


Esa abundancia de agua ha hecho que la mayoría de los embalses de la cuenca hayan recuperado sus reservas. No obstante, en el Canal de Aragón y Cataluña los pantanos que dependen del Noguera Ribagorzana no han recibido todos los caudales que hacen falta para volver a la normalidad. Aunque han dejado atrás la situación de emergencia que vivían desde hace meses, siguen en alerta. La presa de Escales se encuentra al 81% y la de Santa Ana, al 59%, pero la mayor de todas, la de Canelles, apenas llega al 23%.


En cuanto a la margen derecha, la cuenca del Guadalope se enfrenta a un doble problema: el embalse de Santolea -que en teoría se encuentra en obras para su recrecimiento- está al 44% y el pantano de Calanda tampoco pasa del 48%.


Los técnicos de la Confederación insisten en que el fenómeno de la sequía no solo es recurrente en la demarcación, sino que afecta de forma muy irregular a sus distintas subcuencas.