José Antonio López y Miguel Ángel Fumanal: "Santiago Marraco y el Ejército mediaron para conseguir todas las cocinas necesarias"

Su bar fue el lugar donde surgió la idea y acabó por convertirse en "centro de operaciones" de todos los preparativos de la caravana. José Antonio López, que también ha sido alcalde durante 20 años, sigue regentando el establecimiento Ruché, aunque en una ubicación distinta. En 1985 se estaba construyendo el edificio donde está el local actual "y montamos en los garajes un comedor con 450 plazas", recuerda. "Preparamos 900 comidas diarias y estuvimos tres días seguidos sin dormir, no pudimos cerrar en ningún momento. Suerte que me pilló con 30 años…", relata con humor.

Él redactó el anuncio por palabras que les haría famosos, y suyo era el teléfono que dieron, "porque los mozos estaban todo el día en el bar", afirma desde la barra. Al otro lado está Miguel Ángel Fumanal, uno de los promotores de la iniciativa, aunque él no encontró mujer en las caravanas. Se casó en 2004 con una ucraniana que trabaja en Cerler.

"Utilizo el bar viejo de almacén -continúa López-, pero no descarto hacer un museo algún día, porque tengo mucho material y es el sitio en el que surgió la idea. Está todo intacto: la misma tele en la que vimos la película, el mostrador, las sillas... No lo he querido tirar porque tiene mucho valor".

Aunque él ya estaba casado, su colaboración fue fundamental en la organización: "Luché como el primero e hice barbaridades. Hablé directamente con Santiago Marraco, que era presidente de la DGA, para ver si nos podían ayudar con la intendencia". "Una mañana -comenta- me llamó un general de Jaca al que Marraco había trasladado la petición. Me explicó que si no era para una situación de emergencia, el Ejército no podía traer su material de cocina, pero que no me preocupara porque me ayudarían". "Al momento, sonó el teléfono y era la empresa Arpa de Zaragoza, fabricante de todas las cocinas del Ejército español y de media Europa. Nos dejaron todo lo que quisimos, a estrenar, y mandaron un técnico de mantenimiento. El hombre se lo pasó pipa", afirma.