DEBATE DEL ESTADO DE LA COMUNIDAD

Iglesias minimiza la crisis en Aragón

El nuevo modelo de financiación autonómica, ha apuntado, debe permitir avanzar en los principios de autonomía financiera, suficiencia y responsabilidad fiscal, "sin dejar en ningún momento de atender a la función redistributiva", puesto que para su Ejecutivo es "básica" la solidaridad interterritorial.

De acuerdo, Aragón sufre también los efectos de la crisis que golpea los cimientos económicos de Estados Unidos, Europa y Japón. Pero gracias a la anticipación de la DGA con proyectos y medidas estratégicas, la estabilidad del pacto PSOE-PAR, el desarrollo estatutario y la creciente autoestima de una sociedad capaz de organizar éxitos como la Expo, Aragón es la región que mejor afronta ese turbulento panorama y la que tiene más posibilidades de liderar el próximo ciclo de crecimiento y desarrollo. Esa es, grosso modo, la visión de la realidad sociopolítica que ayer expuso el presidente de la DGA en el discurso inicial del debate sobre el estado de la comunidad.


Concluida la exposición, los portavoces de los grupos de la oposición ahondaron ante los medios de comunicación en la lógica parlamentaria para cargar contra la plática presidencial, que unanimente consideraron “ajena” a los problemas de los ciudadanos en su brega cotidiana con la crisis. Antonio Suárez (PP), Chesús Bernal (CHA) y Adolfo Barrena (IU) coincidieron en calificar el discurso de “decepcionante, carente de autocrítica y lleno de vaguedades”, por lo que reclamaron a Iglesias que “baje a la realidad” y ofrezca “respuestas concretas” a las necesidades de los aragoneses.


El jefe del Ejecutivo autonómico, sin embargo, optó en la jornada inicial del debate por un planteamiento global donde orilló el detalle de la microeconomía, e incluso el de la macroeconomía a escala aragonesa, para lanzar las líneas generales de una batería de medidas (muchas de ellas ya conocidas) hilvanadas por un mensaje de autoconfianza y esperanza en una pronta recuperación del crecimiento. Iglesias prefirió velar armas para la auténtica batalla dialéctica, la de la confrontación verbal en sede parlamentaria que se producirá hoy, con la munición argumental de corto alcance y gran calibre intacta en el polvorín de su nutrida guardia de corps de asesores y colaboradores.

Social, ambiental y participativo


La exposición de Iglesias tuvo un tono que hubiera firmado la más estricta socialdemocracia germánica pasada por el tamiz olofpalmiano. La apuesta por las políticas sociales, el desarrollo de medidas medioambientales, el impulso de la obra pública y la planificación territorial y el incremento de la participación de los ciudadanos en las decisiones de la administración fueron los puntos más destacados en el anuncio de lo que el Gobierno quiere hacer de aquí en adelante.


Esas actuaciones, englobadas en tres paquetes de medidas (presupuestarias y de inversión pública, las del Acuerdo Económico y Social y las de la Iniciativa Estratégica de Crecimiento), tienen un “doble objetivo: amortiguar los efectos negativos que la crisis pueda tener para los aragoneses y contribuir a asentar la economía regional sobre unas bases que permitan iniciar la próxima fase expansiva desde una posición de privilegio”.


Respecto a las políticas sociales, el también secretario general del PSOE aragonés recordó que el presupuesto de Servicios Sociales crecerá un 41% el próximo año. Insistió en el “compromiso” con la atención a la dependencia, aunque no pudo esconder que “la aplicación de esta ley no ha tenido la fluidez necesaria en su puesta en marcha”. Ese fue el único esbozo de autocrítica en un discurso donde el líder socialista llegó a citar entre sus logros asuntos como los bienes religiosos del Aragón Oriental, cuando tras una década aún no ha regresado una sola pieza a la comunidad; las cumbres hispanofrancesas sobre comunicaciones transpirenaicas, a pesar de que los objetivos de la comunidad -Canfranc y Travesía Central- siguen igual o más estancados que hace nueve años, o la lucha antitrasvasista, después de haber aceptado con mansedumbre la transferencia a Barcelona que solo la lluvia pudo parar.