EL RELEVO SOCIALISTA

Iglesias: ''Ha habido que hablar mucho con todos para evitar tensiones''

Ya proclamada candidata a la DGA, Eva Almunia analiza con su principal valedor político, el presidente Marcelino Iglesias, el proceso de sucesión y los retos hasta las elecciones de mayo. Regresará pronto a Aragón, pero aún no se sabe si volverá al Gobierno.

Iglesias: ''Ha habido que hablar mucho con todos para evitar tensiones''
Iglesias: ''Ha habido que hablar mucho con todos para evitar tensiones''

Por primera vez desde que en octubre de 2008 Marcelino Iglesias anunciara su salida de la DGA, el presidente y Eva Almunia aceptan visualizar un relevo que afrontan con la convicción compartida de que es apuesta "ganadora". Él, con la serenidad y la templanza del maestro político que cierra sin rupturas un ciclo del que se siente satisfecho y hasta orgulloso. Ella, con entusiasmo -a veces un tanto impulsivo, no en vano confiesa ser una persona apasionada, "mucho más que Marcelino"- ante el reto de mantener el Pignatelli. Y ambos sin excesivas concesiones a la autocrítica, más allá de admitir que hay que seguir trabajando para salir cuanto antes de la crisis, volver a crear empleo y cimentar un nuevo modelo económico y productivo.


En este encuentro, que tiene como escenario el área de Presidencia del Pignatelli en la que Almunia aspira a dar continuidad al proyecto político socialista que habrá liderado Iglesias durante doce años, los dos hablan del pasado más reciente, del presente y algo, con muchas más cautelas en este caso, del futuro inmediato: "Los periodistas siempre queréis avanzar demasiado, no dais tregua", advierte Almunia.


Tal vez por eso, la candidata en ciernes (tras obtener ayer el aval del comité regional, su proclamación está pendiente del visto bueno definitivo del comité federal, un trámite formal previsto para finales de octubre que no deparará sorpresas) elude desvelar los ejes de su proyecto político, se niega a dar "claves al adversario" y, en lo orgánico, se escuda en generalidades como la renovación o la integración desde la continuidad. Solo anticipan algo que desde hace tiempo se viene rumoreando y es que "en algún momento" de la precampaña o de la campaña, los dos compartirán foto en los carteles electorales.


Abre la conversación y el turno el presidente Iglesias -salvo en contadas ocasiones, Eva Almunia va a respetarlo siempre a lo largo de la entrevista- para responder a una pregunta que él mismo parece haber previsto, como si deseara explayarse en la respuesta con matices, detalles y hasta con alguna revelación, hasta ahora patrimonio de su intimidad o del secreto político.


¿Volvería a tomar la misma decisión que hace dos años, cuando anunció que no optaría de nuevo a la Presidencia del Gobierno de Aragón?


Es evidente que unos meses después, metidos ya en esta crisis, no hubiera podido, hubiera dado sensación de huida. En aquel momento pude tomarla porque había tiempo suficiente, pues dos años en política son un mundo, y porque nadie podía prever una tormenta económica de semejante dimensión.


"Cuando tomo esa decisión -continúa Iglesias-, hablo con Eva y hablo con mucha gente porque no es un planteamiento personal". En este preciso instante, Eva Almunia interviene por primera vez solo para aclarar que, en principio, el presidente no le concretó nada y fue "no hace mucho tiempo" cuando le comunicó que era la elegida. "La decisión de Marcelino -añade la candidata- la tomamos de entrada a regañadientes, nadie se hubiera ni se había planteado su salida".


"Ha habido que hablar mucho con todos para evitar presiones internas y lograr consensos haciendo ver por qué era buena esta carrera de relevos", prosigue el presidente. "Ha sido difícil explicar que era posible una transición por unanimidad; lo contrario, una batalla interna, hubiera sido un fiasco pues en esos escenarios los partidos no solo generan candidatos sino también fracturas", responde Iglesias cuando se le pregunta por las voces de su partido que, tanto desde Madrid como desde Aragón, le han pedido hasta el último instante que siga para evitar tensiones orgánicas. Y, sobre todo, para evitar riesgos en un momento en el que muchas encuestas estrechan el margen electoral entre el PSOE y el PP e, incluso, colocan a los populares por delante en el escenario nacional.


Satisfecho de la "reacción final" del partido y de su "madurez política", asegura que el proceso de sucesión ha demostrado que -a diferencia de lo que está ocurriendo en otras Comunidades- no eran necesarias unas primarias, ni siquiera para aparentar democracia interna. "Yo fui candidato tras unas primarias y, por lo tanto, no puedo estar en contra. Pero solo tienen sentido cuando no hay acuerdo y es necesario movilizar al partido, circunstancia que no se daba en Aragón porque estábamos en condiciones de hacer las cosas por la otra vía: la del acuerdo y el consenso. Forzar artificialmente unas primarias no hubiera tenido ni pies ni cabeza".

Convencidos del triunfo

También Eva Almunia se siente reconfortada por cómo se han hecho las cosas y asegura que todo este proceso de sucesión le convierte ahora en "una candidata muy fuerte". Tanto que en el reciente debate sobre el estado de la Comunidad llegó a proclamar públicamente una victoria anticipada en las elecciones. Ahora, sin embargo, opta por moderar aquellas palabras. "Lo primero que hay que decir -matiza- es que nos gusta trabajar y lo hacemos para volver a ganar. Desde ese punto de vista, estoy convencida de que ganaremos, claro que sí".


Iglesias abunda en este mismo sentido: "Los ciudadanos valoran si dan la confianza a un partido serio que ha trabajado con responsabilidad y, por supuesto, apoyan siempre a un partido capaz de ponerse de acuerdo; sin duda, ese es un punto de salida de una candidatura ganadora. Transmitimos al electorado que hay una nueva candidata con algunas ventajas y mucha seguridad porque no es rupturista y, además de tener el apoyo del partido, representa una renovación. Nadie que me pueda votar a mí tendrá dificultades para votar a Eva".


Entonces, ¿por qué tienen decidido aparecer juntos en la foto del cartel electoral? ¿No puede dar la impresión de que la candidata parte de una posición de cierta debilidad que debe ser compensada ante la opinión pública?

Almunia reacciona de inmediato ante la pregunta. Con irónica sonrisa, manifiesta la duda de si también se formularía en el supuesto de que la antecesora fuera una mujer y el sucesor un hombre. Aclarado por ambas partes que el planteamiento es estrictamente político, así como que ella tampoco da especial valor ni significación a que en las próximas elecciones vaya a haber tres mujeres candidatas, finalmente responde: "La tutela, entendida como colaboración, no manejada, no es mala. Entre todos hemos desarrollado un proyecto que continúa y al frente del cual tomo el relevo con nuevas aportaciones, con la tutela de Marcelino porque no vamos a prescindir del secretario general, pero también con la del partido".

En busca del equilibrio orgánico

De hecho, es consciente de que no puede ignorar que en el mismo partido que le apoya han surgido en los últimos meses voces que discrepaban de un revelo dirigido, pedían mayor debate interno y, aunque sin llegar a plantear candidatos alternativos, siguen reclamando la presencia que corresponde a otras familias con importante peso orgánico, como la que encabeza el secretario provincial y presidente de la Diputación de Zaragoza, Javier Lambán. Por eso Almunia asegura que dará continuidad al proyecto de Iglesias "con nuevos impulsos y nuevas personas". "Aunque -explica- en este punto siento discrepar del presidente: él suele decir que 'muerto el faraón, muertos todos', pero yo estoy convencida de que hay personas que pueden seguir".


"Con Lambán me llevo bien, correctamente. Hemos trabajado juntos, pero no sé si estará en el próximo gobierno, aún no he pensado en esas cosas", dice al tiempo que bromea sobre la posibilidad de contar hasta con Iglesias. Este responde tajante: "No aceptaré". El presidente aprovecha la ocasión para aclarar que no ha pensado en su futuro inmediato y que en los próximos meses se decidirá si será cabeza de lista del PSOE aragonés para las elecciones generales de 2012, o si -como también le han pedido algunos compañeros- podría incluso tener hueco en las listas autonómicas de 2011. "Entonces -replica ella-, seguro que será el mejor gobierno posible sin Marcelino Iglesias". Almunia cierra este capítulo asegurando que también mantiene una buena relación con el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, a quien Iglesias se refiere como "una de las fortaleza de los socialistas aragoneses para ganar las próximas elecciones, además de "la primera persona que apoyó a Eva" como candidata. Almunia no aparenta sentirse incómoda en la comparación e, incluso, asiente al escuchar de boca del presidente la reflexión sobre el decisivo valor electoral del también candidato a la Alcaldía.


De lo que apenas quiere hablar ella es de su proyecto político, de su programa electoral. "Es prematuro y lo que nunca voy a hacer es dar claves al adversario. Lo que puedo asegurar es que habrá nuevos impulsos, nuevas ideas y que ya hay mucha gente trabajando con muchísima ilusión". "Aunque yo tengo claro que el PSOE será el primer partido y que podrá gobernar, antes deben hablar los aragoneses", dice. Iglesias comparte la opinión e, incluso, va más allá: "El PSOE -afirma con rotundidad- será el único partido que esté en condiciones de gobernar y el que tendrá la llave del gobierno".


Eva Almunia vuelve a la trinchera de la reserva y al discurso críptico cuando se le pregunta si preferiría reeditar la actual coalición de gobierno con el PAR, o si se decantaría por un tripartito de izquierdas con CHA e IU en el caso en que pudiera elegir entre ambas opciones. "Lo normal -contesta, casi lacónica- es que no estemos cerrados a nada, que tengamos todas las puertas abiertas".

La incógnita del programa electoral

Más locuaz se muestra a la hora de valorar a la que será su principal y más directa rival, la popular Luisa Fernanda Rudi. "Insisto en que no voy a adelantar los ejes de mi programa y que ya llegará el momento de hacerlo, primero en el seno del partido, pero lo que sí puedo decir es que el suyo parece versar solo sobre austeridad. Esa no es opción de futuro -sostiene la candidata socialista- porque la austeridad ya se está gestionando, ahora ya estamos todos comprometidos con el control del gasto, la deuda y el déficit públicos. Yo sí ofreceré un proyecto de futuro en el que tendrán cabida mejores servicios, unos servicios más equilibrados y sostenibles", añade sin poner ojos ni boca a tan indefinido e irreconocible boceto.


Ambos defienden esta prudencia aplicando la que ha sido una de las máximas, casi axiomática, de la era Iglesias ("el control de los tiempos"), convencidos de que avanzan por el camino del triunfo; aparentemente despreocupados de los sondeos que sobre el papel comprometen la consecución de objetivos; y seguros, plenamente seguros, de que el desgaste que está sufriendo Zapatero no será inercia que altere sustancialmente el actual mapa político de Aragón.


Iglesias admite que el "momento es difícil", pero coincide con Zapatero en que "la crisis es global, no la han producido ni España ni Aragón y, en cualquier caso, está afectando a todos los gobiernos". Almunia da un paso más y asegura, incluso, que los grandes indicadores económicos (crecimiento, tasa de desempleo, aumento de la demanda y de la exportación), colocan a Aragón "entre las cinco mejores Comunidades del país" y a ella misma, "en mejor disposición de luchar por el gobierno que en cualquier otra".


Y usted, presidente, qué se deja por hacer tras estos doce años:

Hemos hecho muchas cosas. Si acaso y aunque ya salimos de la recesión con pequeños crecimientos y algunos indicadores favorables, dejar plenamente encarrilada la economía, superar la crisis y volver cuanto antes a la senda del crecimiento.