HUESCA

Jesús Sanz: "Espero iniciar el proceso de vuelta de los bienes y que el próximo obispo los reciba"

Tras seis años en Huesca y Jaca, el 30 de enero se convertirá en arzobispo de Oviedo.

Jesús Sanz Montes en una imagen de archivo.
Jesús Sanz: "Espero iniciar el proceso de vuelta de los bienes y que el próximo obispo los reciba"
RAFAEL GOBANTES

En primer lugar, enhorabuena por el ascenso a arzobispo de Oviedo, aunque usted no lo considere tal.

Mi nombramiento no es ni un premio ni una conquista, pero un arzobispado es diferente a un obispado, y también cambia la envergadura. Paso de los 90.000 habitantes de las diócesis de Huesca y Jaca, con 70 sacerdotes, a más de un millón de personas y casi 400 curas. Eso supone un reto mayor.

 

Hace escasos días se cumplieron seis años de su ordenación en Huesca. ¿Qué balance hace?

He tenido que ir haciendo camino al andar, con toda la inseguridad que supone empezar una labor a la que nunca te has dedicado. Una de las dificultades ha sido la despoblación, demográfica y de vocaciones, porque hay que seguir celebrando la misa aunque haya muy poca gente en una parroquia. El esfuerzo que hacemos para llegar a todos debería ser comprendida por los fieles. Un reto superado del que me voy muy satisfecho es la reapertura del seminario de Huesca, que acabamos de homologar como centro universitario. Y algo que me ha llevado tiempo y que ha sido fuente de muchas alegrías ha sido conocer este territorio y, sobre todo, a las gentes de Aragón. Tienes que llamar a la puerta y es difícil que a la primera te dejen pasar, pero una vez que lo consigues, eres de casa. Me he sentido muy a gusto estos seis años.

 

¿Le han comparado con el anterior obispo, Javier Osés? ¿Ha sido su sombra muy alargada?

Es inevitable que él dejara una huella después de 34 años como obispo de Huesca y creara una red de relaciones con toda la sociedad. De hecho, algunos todavía me llaman "don Javier". Nunca me ha molestado que me comparasen con él, y no he pretendido competir, sencillamente reconozco que he tenido una preciosa herencia, aunque no le conocí. En lo fundamental coincido con él, como con cualquier obispo, aunque en cosas puntuales, factores como la época y la personalidad nos hacen ser distintos. Ahora que empiezan las despedidas, veo que yo quería a la gente más de lo que pensaba y que soy más querido de lo que imaginaba.

 

¿Es cierto, como se afirma en algunos foros, que usted encontró estas diócesis "arrasadas"?

En absoluto. He encontrado unas diócesis con dificultades, y ha habido cosas que sí reclamaban urgentes intervenciones que he tratado de afrontar, pero no he venido a un desierto ni al día después de una guerra.

 

Como en 2001, Huesca y Jaca se vuelven a quedar sin obispo al mismo tiempo. ¿Cuál será su futuro? ¿Cree que las unificarán?

Cuando me nombraron obispo, no vine con ninguna instrucción para preparar el terreno de cara a una fusión, y por tanto no lo he cho. Si me preguntan, lo desaconsejaré. Desde mi experiencia, y como portavoz de sacerdotes, fieles y autoridades, cada una debería tener un obispo. Así lo transmití al nuncio cuando me comunicó mi nombramiento y así lo he hecho en Roma esta semana.

 

Hace poco reconoció que había cosas que podría haber dicho de otra manera o incluso habérselas ahorrado. ¿Puede concretar?

Soy consciente de que cuando sales a la palestra te expones a las críticas, que son legítimas. Sí me ha molestado que gente que no me ha oído contradiga mis palabras, porque a veces se ha polemizado sobre cosas que no he dicho. Mi manera de escribir a veces hace juegos de palabras, y eso te puede acabar traicionando, por ejemplo, con motivo de las elecciones. Nunca he dicho que no se vote a un partido o que se elija a otro, solo he recordado los valores cristianos que me inspiran para ejercer mi derecho a voto (la vida, la familia ola educación), y que juzgue cada uno. Creo que en estos años he aprendido y he ido matizando mi discurso, intentando evitar discusiones inútiles.

 

¿Hay algo que le haya dolido especialmente?

En algún momento he acusado el golpe, pero no me ha dejado herido. No soy insensible, pero tampoco rencoroso, y no tengo una lista negra.

 

Muchos le sitúan en el ala más conservadora del clero y le consideran un hombre de Rouco. ¿Ha influido eso en su nombramiento?

La Nunciatura sigue a los obispos y quien decide es la Santa Sede. No me han dicho las razones por las que se me ha elegido y tampoco me han dado consignas. En cuanto a que soy conservador, creo que hay cosas que tenemos que saber conservar, valores como la vida, la familia, la educación o la libertad. Algunas son discutibles y otras, claramente prescindibles. En estas soy enormemente liberal, porque me considero un hombre de diálogo. Quien ha querido hablar conmigo, siempre ha tenido la puerta abierta. Por lo que respecta al presidente de la Conferencia Episcopal, merece la pena escucharle, aunque no comparto todo lo que dice. No hay una relación de servilismo.

 

Uno de los temas que tiene pendientes de resolver es el de los bienes de Berbegal y Peralta. ¿Ha convocado ya a la delegación de Patrimonio para abordarlo?

Tengo ya pocas posibilidades de movimiento, pero aún así, ahora que tenemos un dictamen jurídico, querría pedirle al obispo de Lérida la finalización del depósito. La reunión será antes de irme.

 

¿Se entrevistará con los alcaldes?

Depende de lo que hablemos en la delegación de Patrimonio, pero pueden contar con que les informaré, porque me parece que lo correcto es que mantengamos una comunicación fluida.

 

¿Comparte entonces la inquietud que han mostrado sobre el futuro del litigio, ahora que usted había decidido intervenir?

Totalmente. Comprendo y comparto su postura, y por eso serán informados de lo que yo pueda hacer. Posiblemente inicie formalmente el proceso y será el siguiente obispo el que pueda gozar la llegada de las obras. Eso sí, le diré que me avise.

 

¿Seguirá pendiente de este asunto desde Asturias?

Sí, lo haré desde el interés y el afecto. Espero que se solvente de la mejor manera y cuanto antes.

 

¿Qué opina del rechazo mostrado por curas guipuzcoanos a la designación de J.Ignacio Munilla como obispo de San Sebastián?

No lo entiendo. El nombramiento lo hace el Papa con todos los datos que él tiene, y me parece inaceptable que haya un grupo de sacerdotes que tengan esta actitud tan poco acogedora y tan peleona. No se le han concedido ni los 100 días de gracia, y creo que se han puesto la venda antes de la herida, dando por hecho que el que viene va a herirles. Ya no solo es que los sacerdotes deban obediencia, es una cuestión de respeto y de educación. Detrás de eso hay una carga ideológica que les mueve y que no debe mezclarse con la Iglesia.