¿Qué es el barrenillo del pino que mata los bosques silvestres?

Este pequeño insecto perforador, presente desde hace años, destruye rápidamente los árboles.

El insecto excava galerías y corta el flujo de la savia.
El insecto excava galerías y corta el flujo de la savia.
Enrique Gil Alcubilla

Los boques de pino silvestre de Aragón tienen un claro enemigo, el barrenillo del pino (científicamente ‘Ips acuminatus’), considerado el mayor peligro para estas masas forestales. El bichito es minúsculo (mide de 2 a 3 milímetros de longitud) pero mortífero. Se trata de un coleóptero perforador que desarrolla su vida bajo las cortezas, preferentemente en aquellas más finas. Se mueve excavando galerías que cortan el flujo de la savia del árbol y pueden acabar secándolo. Es capaz de matar por completo al arbolado en poco tiempo. 

Hasta el punto de que se ha convertido en motivo de preocupación para el negocio de la madera y para los ayuntamientos que tratan de sacar un aprovechamiento de sus bosques al tiempo que frenar el crecimiento incontrolado de la masa forestal. Varios municipios del Pirineo occidental, entre ellos Ansó y Hecho, han pedido levantar la veda que impera para las cortas, una medida adoptada precisamente con el objetivo de frenar su expansión. 

El ‘Ips acuminatus’ hiberna en la época de frío pero a partir del 15 de abril, con el aumento de las temperaturas en primavera, empieza su periodo de actividad. Uno de sus hábitos más curiosos es que hace una pequeña cámara nupcial donde entran distintas hembras (hasta 10) a las que fecunda (pueden poner 60 huevos) y que luego excavan galerías.

La especie tiene además un mecanismo para desencadenar un ataque en grupo y conseguir vencer la resistencia del árbol. Los primeros machos que se meten en la corteza producen una señal química. Echan el serrín fuera, que es un síntoma de la plaga, empapado de feromonas, lo que llama a otros individuos.

Hace unos años provocó graves daños en miles de hectáreas de la sierra de Albarracín, al dejar la madera cortada en el monte durante mucho tiempo.

Pero, ¿cómo se ha combatido para evitar su expansión, ya que no se puede atajar con tratamientos químicos? En 2014, el Gobierno de Aragón impuso una veda vigente durante cuatro meses, del 15 de abril al 15 de agosto. En ese periodo, salvo excepciones y con previa autorización, estudiando caso por caso, está prohibida la extracción de madera de los bosques de la especie de pino silvestre. La administración realiza así un control exhaustivo de las talas, pues afirma que si se permitieran en esas fechas (periodo de puesta del insecto) y la madera no se retirara rápidamente, el barrenillo podría entrar en los troncos cortados, donde no tendría resistencia, y se generaría un efecto multiplicador.

"Se trata de limitar el vuelo de los adultos, que empieza cuando la temperatura media supera los 18 grados, y que cada vez es antes por el calentamiento global", indica el decano del colegio de Ingenieros de Montes de Aragón. "Hace unos años tenían una generación al año o como mucho dos, pero si varía el umbral térmico es más fácil que haya dos y hasta tres generaciones, y con su capacidad de fecundación, el daño sería mayor", explica Ignacio Pérez-Soba. Este especialista cree que siempre que se tomen estas medidas profilácticas, la plaga seguirá bajo control.

La preocupación los alcaldes

En Borau, Aísa, Aragüés del Puerto, Jasa, Hecho y Ansó, una de las áreas con mayor tradición maderera del Pirineo, existe la veda de cuatro meses al año por la presencia del barrenillo del pino. Sus ayuntamientos consideran, "de acuerdo con los técnicos de la zona", que debido a las consecuencias del calentamiento global, los ciclos de los insectos se han alargado hasta el punto de perder sentido esta restricción, siendo más eficaz el poner el foco en medidas profilácticas y técnicas de saca. "Entre ellas el saneamiento silvícola, eliminando árboles debilitados o derribados en áreas de riesgo, el mantenimiento de las masas forestales limpias de restos de poda y de tala, el apeo de los focos de escolítidos localizados en montes, así como evitando la permanencia en el monte de pilas de corta por más de 50 días y donde fuera posible, el descortezado de madera antes de apilarse", han señalado en una carta a los responsables de la gestión forestal. 

El límite temporal, alegan, ha derivado "en la no viabilidad económica para las empresas forestales, junto con la pérdida de empleo local en este sector; así como en la extensión de la plaga debido a la falta de extracción forestal y saneamiento de las masas de pinar". En los valles vecinos de Navarra, con el mismo tipo de bosque, meteorología y orografía, no opera esta restricción temporal y hay una rentable industria forestal.

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