Laurentino Ceña: "La montaña hay que disfrutarla pero también ser conscientes de las dificultades que entraña"

Teniente general retirado de la Guardia Civil y expiloto del helicóptero de rescate, el vocal de seguridad de la FAM dice que al medio natural hay que ir mentalizado de los peligros.

Laurentino Ceña es vocal de Seguridad de la Federación Aragonesa de Montañismo.
Laurentino Ceña es vocal de Seguridad de la Federación Aragonesa de Montañismo.
Oliver Duch

Laurentino Ceña (Colunga, Asturias, 1955) conoce el Pirineo por aire y por tierra. En 1986 creó la unidad de helicópteros de rescate en Huesca y como piloto sumó 2.000 salvamentos. Se retiró como teniente general después de ser uno de los rostros de la crisis del covid en su papel de director adjunto operativo de la Guardia Civil. La Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) quiso aprovechar su gran experiencia y lo designó vocal de seguridad.  

Como experto en seguridad en montaña y con una gran experiencia de rescatador, ¿qué es lo que más le preocupa del actual perfil de los montañeros?
Los problemas son los mismos de siempre pero incrementados por el aumento de gente que disfruta de la montaña. En algunos aspectos hemos mejorado, como en el calzado, aunque hay una evolución hacia la zapatilla que a los más puristas nos parece poco adecuada para la alta montaña. Creo que vemos la montaña como excesivamente placentera. Lo es, hay que disfrutarla, pero hay que ser conscientes también de las dificultades que entraña. La mayor presencia de visitantes quizá haya dulcificado los peligros que tiene por la orografía o los cambios meteorológicos. A veces me dicen que paseando por cualquier calle en la ciudad también te puede caer una maceta. Sí, pero en este caso inmediatamente alguien te lleva a un hospital. En la montaña, ante cualquier incidente, no es fácil el auxilio. Requiere de un aviso, una aproximación de los medios de socorro y una evacuación. Es un peligro añadido.  

Usted coordina uno de los grupos del Observatorio de la Montaña de Aragón dedicado a la seguridad. ¿Qué factores influyen más en los accidentes?
Las encuestas de Montaña Segura y los datos de rescates de la Guardia Civil coinciden en algunos puntos. Más del 50% de los accidentes ocurren por sobrevaloración de las capacidades, por hacer algo que está por encima de tu nivel físico o técnico. Es una de las cuestiones en las que más se incide tanto en los folletos como en los cursos. Ese elemento siempre ha preocupado mucho en las campañas tratando de ver cómo los montañeros perciben su saber. Sorprende que el 87% de senderistas encuestados este verano creen ser capaces de hacer la ruta con soltura. Esto me hace reflexionar. Si tratamos de grupos, siempre deberemos pensar en la capacidad del menos capaz. Y además, el 16% de los rescates es por problemas físicos, gente que no está capacitada o que no puede afrontar la duración de una ruta, algo también relacionado con la planificación de la actividad. 

¿Cree que en general se minusvalora el peligro que entraña el medio natural?
Ahora es muy fácil ir a la montaña por las comunicaciones, y equiparse, con botas y ropa, también está más al alcance de todos. Quizá eso hace que no valoremos los innegables riesgos que tiene.   

¿Hay que ir mentalizado sobre los riesgos para ir más seguros?
La montaña hay que disfrutarla en tres momentos. Primero, preparándola, sabiendo en qué lugares puede haber problemas. Luego, en función de las incidencias, decidir si desisto o si cambio algo, y eso es importante planificarlo previamente. Y por último, quizá por mi mentalidad de Guardia Civil, siempre insisto en que la actividad no termina hasta que no regresamos a nuestra casa. Cuidado con la vuelta. 

Las encuestas revelan que echarse un mapa a la mochila ya no es un hábito mayoritario. ¿Por qué es necesario llevarlo cuando existen el móvil y el GPS? 
Hay muchos motivos. Un mapa físico es una representación a escala, es diferente a un croquis. Tampoco sirve llevarlo en el teléfono, porque puedes agotar la batería si te vas orientando todo el tiempo con él. Y además el GPS no siempre tiene la cobertura necesaria.  

Ha manifestado que le preocupa muchísimo el aumento de los montañeros que salen solos, el 9% este verano ¿Lo dice por su experiencia como rescatador?  
Lo más difícil para un rescatador no es el auxilio sino la localización de la persona. Esto ha mejorado porque ahora se emplea el móvil para dar la ubicación, pero se complica si a quien buscas va solo. Puede suponer días. Recuerdo que una vez alguien avisó porque un familiar no volvía a casa. La pista que dio fue que había ido al Pirineo. Los riesgos son mayores porque en caso de requerir auxilio solo te tienes a ti mismo. Disfrutar la montaña en solitario también es placentero, pero pide extremar la planificación, hacer partícipe a alguien de lo que vas a hacer, respetar la ruta y realizar llamadas de control.   

Usted defiende que Aragón disfruta de uno de los mejores modelos de rescate del mundo. ¿Por qué es excepcional?
Si ponemos como referente de buen socorro en montaña el francés, podemos decir que el nuestro es equiparable, incluso llega a ser más rápido. Además, al intervenir el médico hemos llevado la atención sanitaria al lugar del accidente, y hemos mejorado con el segundo helicóptero en Benasque en verano. Tenemos algo que nos diferencia del resto de las autonomías: capacidad de intervención en todo momento, de noche, con mal tiempo... Porque cuando el helicóptero no puede actuar se organiza el rescate terrestre, y esto requiere muchísima gente capaz. No basta un equipo aéreo de alerta, hace falta un despliegue territorial de unidades como el que tenemos, cerca de los lugares donde ocurren los accidentes.  

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