El escaso caudal del Cinca deja varadas a las navatas por primera vez: "Es un día triste"

Desde que la Asociación de Navateros de Sobrarbe recuperó esta tradición hace casi 40 años, solo se había suspendido una vez por exceso de agua y durante la pandemia.

"Nos temíamos que esto iba a pasar porque vemos desde hace un mes que baja muy poca agua y aún así he mantenido la ilusión con todos los preparativos. Pero cuando esta mañana he llegado aquí y he visto que el río estaba muy bajo y no se iba a poder hacer el descenso, me he puesto triste". Son palabras de Mario Pallaruelo, uno de los miembros de la Asociación de Navateros de Sobrarbe, que no ha podido cumplir con la tradición de cada último domingo de mayo de bajar las navatas por el río Cinca por primera vez desde que se recuperó en 1983 debido a la falta de agua. Y es que hasta ahora solo se había suspendido una vez por exceso de caudal y durante los años de la pandemia.

Pese a todo, la asociación ha decidido mantener este fin de semana el resto de actividades lúdicas programadas para vivir una gran fiesta en torno a esta antigua tradición del transporte fluvial de la madera. Y más después de que el año pasado fuera reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco

Pese a la cancelación del descenso, numeroso público se ha acercado hasta el puente de Laspuña, lugar habitual de la salida, para vivir el día grande de las navatas del Cinca. Además de saborear un almuerzo a base de sardinas y de rebanadas de pan con queso, jamón y fuet, vecinos y visitantes han podido hacerse fotos de recuerdo en las dos navatas que se habían construido en los últimos meses y aprender muchas cosas sobre su historia y su manejo por boca de los propios navateros. 

Entre ese público ha estado el presidente de Aragón, Javier Lambán, que ha aprovechado una visita al futuro centro de visitantes de Escalona en el Parque Nacional de Ordesa para acercarse hasta Lapuña y degustar el almuerzo navatero. Entre otros, le han acompañado la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, y el consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Joaquín Olona, además de José Manuel Bielsa, alcalde de Puértolas y presidente de la Comarca de Sobrarbe, y Enrique Pueyo, alcalde de Aínsa.

Todos ellos han sido recibidos por la presidente de la Asociación de Navateros de Sobrarbe, Félix Buil, quien ha lamentado la suspensión del decenso. "Hemos hecho todo el proceso pensando en que las ansiadas lluvias iban a llegar y no ha sido así. Pero aun con todo hemos querido hacer igualmente la fiesta para juntarnos y hacer sentimiento de río", ha recalcado. 

Las navatas necesitan un caudal mínimo de 25 metros cúbicos por segundo y este domingo solo bajaban 3,2, "con lo cual estamos rozando el caudal ecológico", ha explicado Buil. Con todo, confía en que la de este año sea solo una "situación excepcional" y que a partir de 2024 puedan volver a celebrarlo con normalidad. 

Mientras tanto, la asociación sigue "muy viva" con 180 socios que trabajan "con ilusión y ganas", ha remarcado. El reconocimiento mundial de la Unesco le ha supuesto "una gran satisfacción y una recompensa a todo el trabajo que hemos hecho para recuperar el oficio y mostrarlo a las futuras generaciones, porque queremos seguir haciendo escuela". En este sentido, ha dejado claro que están abiertos a que participe cualquier persona interesada, aunque también ha advertido: "No es una tarea fácil y necesita una fase de aprendizaje que lleva un tiempo porque descender el río también lleva un riesgo".

"Nuestro abuelo y nuestro bisabuelo se habían dedicado a bajar la madera, y luego nuestro tío y otros familiares volvieron a recuperar el descenso"

Dos de los socios que han seguido vistiéndose de navateros han sido Mario Pallaruelo y José Luis Palomeque, primos residentes en Puyarruego. Acumulan una decena de descensos ya a sus espaldas y por ambos corre la sangre navatera "porque nuestro abuelo y nuestro bisabuelo se habían dedicado a bajar la madera y luego nuestro tío y otros familiares volvieron a recuperar el descenso para que lo grabara Eugenio Monesma, y desde entonces se hace esta fiesta", han recordado. 

"Desde que tengo uso de razón, la palabras navata y río siempre han estado en nuestra vida. Si me hubieran dejado, ya me hubiera tiado de crío", ha afirmado Mario, quien ha confesado que hacer esta bajada "tiene mucho de emocional porque al salir sientes nervios y te tiemblan un poco las piernas, aunque intentamos disimularlo; y cuando te montas y empieza a moverse la navata, siempre se te escapa alguna lagrimilla y se te ponen los pelos de punta". De hecho, asegura que pese a la gran cantidad de público que les suele acompañar desde la orilla y los puentes, "te centras en el río, en intentar hacerlo bien, y es algo muy bonito que hoy lo vamos a echar mucho de menos".

Para José Luis Palomeque, ser navatero también le "toca la fibra porque es una forma de recordar a toda esa gente que ha vivido una vida que ya no existe". Valora el ambiente "muy de familia" que crean con sus compañeros del Gállego y del Aragón-Subordán y también que "el mundo de la navata está todo el año activo". Y pese a la tristeza de esta ocasión, se muestra comprensivo "porque el protagonista principal de este día es nuestro río, como decían los navateros de que el río es el camino (o rio ye o camín), y él es el que manda; y si este año ha decido que no bajamos, hay que respetarlo y seguir dándole gracias para que el año que viene lo vivamos con mucha más intensidad", ha subrayado.

"Es una pena por la fiesta y por la falta de agua en general para todos los usos, porque es necesaria"

Entre el público había muchas familias y grupos de amigos. Javier Ametller y Pilar Urbe, una pareja que vive en Barcelona pero tiene casa en Campo, acude cada año a ver el descenso y han reconocido su pesar por lo ocurrido este año. "Es una pena por la fiesta y por la falta de agua en general para todos los usos, porque es necesaria", han manifestado. Con todo, han valorado el trabajo de la asociación "por recuperar un oficio que se había perdido para darlo a conocer a nuevas generaciones"

Mientras, Patricia Paredes vive en Laspuña y era la primera vez que iba a ver el descenso. "Es una lástima que no hayan podido bajar porque es una fiesta muy sonada y viene siempre mucha gente", ha lamentado. Y se ha mostrado preocupada por el verano. "A ver cómo lo pasamos porque el pantano de Mediano está completamente seco. Ayer cayeron cuatro gotas, pero a ver si algún día llueve de verdad", ha deseado.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión