La mirada del cineasta Carlos Saura se torna infinita en las Cuatro Esquinas de Huesca
Inaugurada una escultura que encargó el Gobierno de Aragón tras la muerte, el 10 de febrero, del afamado realizador oscense y que se ha cedido al Ayuntamiento.
Una de las Cuatro Esquinas ya tiene dueño. En simbólico cruce de calles del centro de Huesca se ha aposentado una escultura dedicada a Carlos Saura, director de cine nacido en la capital oscense en 1931 y fallecido el pasado 10 de febrero en Madrid. El busto silueteado, realizado por el artista Julio Luzán, lo representa de perfil, con sus gafas y su cámara de fotografía al cuello. Así se paseó él por la ciudad los últimos años, cuando su presencia era habitual en el Festival Internacional de Cine de junio, con un premio que lleva su nombre.
La figura se ha colocado en este emplazamiento por su simbolismo y por la cercanía al lugar donde nació Carlos Saura, en el número dos de la calle Padre Huesca. Aunque su tiempo en la ciudad fue breve, por la huida a Barcelona durante la Guerra Civil y el posterior traslado de la familia a Madrid, el cineasta presumió de oscense.
Su viuda, Eulalia Ramón, se ha desplazado a la ciudad para descubrir la placa colocada en el pedestal de la escultura. "Con inmensa gratitud por su descollante contribución a la historia del cine español y a la cultura universal a través de la vitalidad de su extensa, creativa y personal obra" es el reconocimiento que le hace Aragón. A su nombre y los lugares y fechas de su nacimiento y muerte se une un fragmento de 'El hombre y su circunstancias', del Eclisiastés 3: "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo de los cielos tiene su hora: Tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado..." que tanto lo gustaba.
La inauguración de la escultura se ha llevado a cabo ante la expectación de los muchos oscenses que a esta hora (12.30) se mueven por las Cuatro Esquinas, entre el Coso y las calles porches de Galicia y Villahermosa. Eulalia Ramón ha señalado que la obra se ha colocado en un sitio desde el que "Carlos tendría un buen ángulo para hacer fotos". Asimismo, ha recordado que cuando él volvía Huesca de jovencito, junto a su hermano Antonio (pintor), "siempre iban a pasear al parque Miguel Servet, a ver Las Pajaritas de Ramón Acín".
Ella, su marido y su hija también se acercaban hasta allí cada vez que visitaban la ciudad. Su viuda, muy emocionada, ha recibido una réplica de la escultura en pequeño tamaño.
El presidente del Gobierno aragonés, Javier Lambán, ha señalado que Carlos Saura ha sido una de las figuras más importantes del cine del siglo XX y el siglo XXI. Ha recordado el impacto que produjo en su generación 'La prima Angélica', dirigida por el oscense en 1973. "Estábamos orgullosos de que un aragonés fuera capa de realizar esas películas", ha dicho. El ejecutivo autonómico encargó la escultura tras su fallecimiento "como un testimonio material en honor a su eterna memoria".
El alcalde de Huesca, Luis Felipe, ha agradecido a Lambán el gesto y la cesión de la escultura a la ciudad y se ha referido a Carlos Saura como "un oscense que siempre decía lo que quería decir".
Durante la inauguración, la directora del Festival de Cine de Huesca, Estela Rasal, ha realizado la lectura dramatizada de un texto de 'El Criticón', obra de Baltasar Gracián, particularmente querido por el cineasta y elegido para esta ocasión por su familia, ya que está incluido e la película 'Ana y los Lobos' , 1973. Después, Francisco Javier Bueno ha interpretado al violín un tema de la banda sonora de una de las últimas producciones cinematográficas de Carlos Saura, 'Goya 3 de mayo'.
