Los regantes alertan de que la escasez de agua es aún más grave que en el 2022

"La sequía me obliga a sembrar un 30% menos de maíz y perder varios cortes de alfalfa", lamenta un agricultor de los Monegros.

Ángel Cacho, agricultor de Grañén, junto a su explotación de regadío.
Ángel Cacho, agricultor de Grañén, junto a su explotación de regadío.
Patricia Puértolas

La sequía amenaza a todas las comunidades de riego de la cuenca, salvo las de la margen derecha, asegura el presidente de la Federación de Regantes del Ebro, César Trillo, que se lamenta de que este año no se podrá contar con esa gran ‘nevera’ que es la reserva nival, un embalse ‘en diferido’ que ayuda a llenar los pantanos en la época de deshielo, avanzada la primavera.

La Federación celebró asamblea el pasado viernes y en el ambiente pesaba la preocupación por la escasez de agua. Según César Trillo, "lo pasarán mal casi todas las comunidades, excepto las de la margen derecha", empezando por las del Eje del Ebro (canales de Lodosa, Imperial y Tauste), ya que el embalse del Ebro está al 40% y no hay nieve en los Picos de Europa. Lo mismo ocurrirá en Bardenas. Aunque este invierno nevó mucho en la cuenca del Aragón, "esa nieve ha desaparecido, se ha evaporado".

En las cuencas catalanas, la situación aún es más dramática. "El canal de Urgel podría cerrar campaña en junio y todo el Segre está muy mal", avisa el presidente de la Federación. Hasta las comunidades del Delta pueden tener problemas en vista de cómo está Mequinenza (64%). "No hay perspectivas de que llueva en la primera quincena de abril y en todo caso a partir de entonces tendría que hacerlo por encima de la media", dice Trillo.

Las dos mayores comunidades de la cuenca, Riegos del Alto Aragón y el Canal de Aragón y Cataluña, miran con gran inquietud cómo se acerca el verano. El presidente de la primera, José Antonio Pradas, se lamenta de la caída en picado de la reserva de nieve. "Está todo tan seco que entre lo que sublima por las altas temperaturas y lo que empapa el terreno por la sequedad...". Y frente a esta escasez, "por no hablar del calor", hay mucho cereal de invierno sembrado que necesita agua, dice. "Estamos peor que el año pasado porque en marzo de 2022 llovió. Entonces se sacaron de los embalses 12 hectómetros para riego y este año, 52".

Un 13% menos en una semana

La reserva de Riegos, el principal sistema de regadíos de España, está al 69%, un porcentaje irreal porque 200 hectómetros cúbicos del pantano de El Grado no son aprovechables. En la última semana se ha reducido un 13% y tiene 233 hectómetros menos que en 2022, que ya fue una campaña con restricciones. Mediano, su pieza más importante, no llega a la mitad (49%).

Riegos del Alto Aragón repartió el agua al inicio de campaña contando con la que había almacenada: 3.500 metros cúbicos por hectárea. "Daremos más si cambia la meteorología y entra agua en los embalses", precisa Pradas. Todavía hay un mes de margen para decidir qué se siembra en función de la disponibilidad de agua. "Habrá que apurar la fecha y en función de lo que haya pasado, decidir. Con los 3.500 metros cúbicos por hectárea que tenemos no se podrá poner maíz, porque es la mitad de la que necesita este cultivo".

Mediano, el principal embalse de Riegos, está a la mitad a un mes del inicio de la campaña.
Mediano, el principal embalse de Riegos, está a la mitad de su capacidad.
Javier Navarro

Menos ingresos, los mismos gastos

"Con preocupación e incertidumbre" dice afrontar Ángel Cacho, agricultor de la localidad de Grañén, la actual campaña de riego, la segunda con restricciones de agua debido a la sequía. "La situación es complicada", afirma. "Todos estamos obligados a realizar una correcta planificación de cultivos. En mi caso, como mínimo, la actual sequía me obliga a sembrar un 30% menos de maíz y además, perder varios cortes de alfalfa, es decir, recibiré menos ingresos y soportaré los mismos gastos, ya que los insumos y las labores agrícolas serán las mismas", explica. "No será fácil que salgan las cuentas, especialmente con el precio de los cereales de invierno en caída libre y los insumos disparados", subraya.

El agricultor tiene tierras en secano y en regadío. En este último caso, todavía pendientes de ser modernizadas, lo que complica todavía más su tarea diaria. "El riego por aspersión equivale a un uso más eficiente del agua y por lo tanto, es más fácil racionarlo; aquí es mucho más complicado", indica. La siembra de maíz debería realizarse durante el mes de abril y de media, cada hectárea de riego a pie debería recibir 7.000 metros cúbicos. Los cupos son de 3.500, lo que "nos obliga a ir restando superficie; no hay otro cálculo posible", indica. "También utilizaré parte del agua que me ahorraré en los cereales", añade.

Ángel Cacho mira al futuro con inquietud. Aunque considera que la modernización es el único camino posible, considera que será "muy complicado" amortizar su coste si las restricciones se siguen alargando en el tiempo. "Hasta ahora, no habíamos tenido dos años tan severos de sequía. La situación ha cambiado y además, cabe la posibilidad que lo haya hecho para quedarse y tengamos que acostumbrarnos a sobrevivir con cupos; ojalá no sea así y se trata de algo pasajero", señala. En el secano, la situación es todavía más complicada. De hecho, según sus cálculos, "o llueve en diez días o nos quedamos sin cosecha", concluye.

No se llena ni San Salvador

El Canal de Aragón y Cataluña también afronta una situación "francamente preocupante". Ni siquiera está lleno San Salvador, al 58%, "algo insólito" desde su inauguración en 2015, señala el presidente de este sistema de riegos, José Luis Pérez, ya que el agua sobrante del Ésera siempre se guarda en esta presa situada fuera del cauce.

El Ésera, uno de los ríos que alimentan al Canal de Aragón y Cataluña, tiene sus reservas al 62%, porcentaje que cae estrepitosamente hasta el 37% en el caso del Noguera-Ribagorzana, la otra cuenca que abastece las 104.000 hectáreas del Canal de Aragón y Cataluña. El embalse más grande, Canelles, está al 20%, pero el de Santa Ana, hacia donde se ha derivado parte del volumen, apenas tiene un 73%, y el tercero, Escales, un 51%.

"El Noguera-Ribagorzana aporta casi la mitad del agua que necesita el sistema (45%)", recuerda José Luis Pérez. Lamenta además que se ha evaporado el 25% de la nieve, sin haber llegado a los ríos. "La reserva de nieve ha disminuido mucho pero los embalses no lo han notado. Tendremos que ir dosificando el agua para poder llegar al final de la campaña", concluye.

Un inicio de primavera rozando los 30 grados

Por su parte, el embalse de Yesa, aunque estaba en prealerta por sequía, el día 30 de marzo subió al umbral de alerta, explican los regantes del Canal de Bardenas. Su situación fue muy precaria en 2022, permaneció en emergencia desde agosto hasta enero del 2023. Actualmente presenta una reserva "mínima", con 55 hectómetros cúbicos no utilizables para riego, que hay que restar a los 273 actuales, lo que reduce el volumen oficial del 61% al 48%.

Dada la sequía estructural que padece el sistema de Bardenas, la Comunidad General de Regantes viene aplicando desde el 2005 reparto de dotaciones o cupos. "La solución no solo es gestionar el recurso cada vez más escaso e incluso la modernización del regadío (muy complicado si no hay agua garantizada)", señala, sino también aumentar la regulación, lo que para este canal significa terminar la obra del recrecimiento del embalse de Yesa.

Un inicio de primavera rozando los 30 grados

"El arranque de la primavera no pinta bien para las necesidades que hay de agua", afirma, por su parte, el delegado de la Aemet en Aragón, Rafael Requena. Marzo ha registrado temperaturas por encima de lo normal, algo nada bueno para unos embalses con tan escasas reservas una vez iniciada ya la campaña de riego.

El pasado día 23 los termómetros volvieron a batir registros históricos rozando los 30 grados. Las temperaturas más altas se dieron en Caspe con 28,9 0C y en Zaragoza con 28,7 0C. Es la segunda vez que sucedía ese mes, después de que el día 13 también se alcanzasen récords en muchas localidades aragonesas.

Este fin de semana se prevé que remita el calor y haya algunas precipitaciones, incluso en forma de nieve en cotas altas del Pirineo, pero, según Rafael Requena, no se anticipan grandes cambios.

La precipitación media del invierno se quedó en torno al 98% en el conjunto de Aragón, pero en algunas zonas de Teruel llovió menos de la mitad de lo normal. Y el año hidrológico sigue estando por debajo, de manera que empieza a notarse el déficit. "Hasta noviembre y diciembre Teruel estaba mejor que Huesca, pero en Teruel es donde menos ha llovido, porque en Huesca aún cayeron unas buenas nevadas en enero", precisa el delegado de la Aemet. 

Apúntate gratis a la newsletter de Huesca y recibe todos los viernes las últimas noticias de la ciudad. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión