El tirón del patrimonio religioso recuperado de Lérida impulsa las visitas al Museo de Barbastro

El centro ya supera este año los 9.000 visitantes, más que en todo 2021, y va camino de alcanzar cifras prepandemia.

Una trabajadora del Museo muestra una de las obras recuperadas de Lérida, unas tablas del siglo XV.
Una trabajadora del Museo muestra una de las obras recuperadas de Lérida, unas tablas del siglo XV.
José Luis Pano

La exposición de 49 de las obras de arte de gran valor artístico recuperadas tras 27 años de litigio con Lérida ha disparado el interés por el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón. Y la prueba es que desde que se incorporaron estas piezas a la colección hasta sumar 300 obras que recorren la historia de esta diócesis desde el Románico, Gótico, Renacimiento y Barroco, se han superado ya las 9.000 visitas, más que en todo 2021 (8.690). De hecho, el centro museístico lleva camino de alcanzar la cifra de los años previos a la pandemia (en 2019 se llegaron a los 17.000).

Estas 49 piezas proceden de 44 parroquias de la zona oriental del Alto Aragón que el Museo de Lérida devolvió por orden judicial. Entre ellas, hay casullas y capas pluviales de los obispos de la antigua diócesis de Roda, tablas de los retablos de San Pedro de Binaced, de la Virgen de Chalamera o de Tamarite de Litera, o esculturas como la virgen de Zaidín.

Los turistas llegan desde varios rincones de Aragón y de España. A la cabeza del ranquin está Zaragoza, seguida de Cataluña, Madrid o País Vasco, pero también han acudido de Andalucía o Francia.

El Museo abrió ante una gran expectación en vísperas de Navidades su nuevo discurso museográfico. Además, en una exposición temporal se mostraron otras 17 piezas procedentes de Lérida.

Otras 45, aún sin fecha de exhibición

El resto hasta completar las 111 obras, es decir 45, deberán esperar para verse en público. Por ahora, la dirección del Museo no tiene previsto mostrarlas al menos en lo que resta de año. Se encuentran en depósito en los almacenes del centro conservadas "en las mejores condiciones", recalca la subdirectora del centro y restauradora, María Puértolas.

Tras una primera inspección se decidió reservarlas para una futura exposición. "Muchas ya estaban contempladas en el discurso museográfico cuando se abrió en 2010. Unas cuantas tenían un hueco reservado y otras fueron seleccionadas porque nos parecían interesantes y estaban bien conservadas, eran significativas y completaban bien el discurso", señala.

Con el resto, explica, se realizará una exposición temporal, como ya se hizo con esas 17 piezas devueltas por Lérida. "Será con las que consideremos interesantes y cuyo estado de conservación lo permita, pero no hay fecha. El calendario de exposiciones para este año está lleno con propuestas muy interesantes", afirma.

Algunas necesitan restauración, pero, como matiza Puértolas, "ya les llegará con el tiempo; de momento no es una prioridad ni entra entre los objetivos que tenemos a corto plazo". Entre ellas hay piezas de orfebrería, escultura, y pintura, tallas y un sarcófago.

La diócesis busca poner en valor sus monasterios e iglesias

La delegación de Patrimonio Barbastro–Monzón está centrada en la idea promovida por el obispo Ángel Pérez de convertir a la diócesis es ‘Itiner–Arte’ para poner en valor todo el monumental patrimonio de las comarcas del Pirineo con sus monasterios o iglesias románicas. Así, desde hace algunos veranos se puede visitar los monasterios de Obarra y Alaón completando la catedral de Roda y la de Barbastro. También han comenzado a hacerse visitas guiadas a la iglesia de Santa María del Romeral en Monzón. En agosto, además, se hizo una multitudinaria visita a la iglesia de San Juan de Toledo de la Nata en el valle de la Fueva.

En Barbastro, desde junio se puede ascender de nuevo hasta la torre campanario, uno de los mayores atractivos. Además, hay una pulsera turística para conocer el Museo de los Mártires, el santuario del Pueyo o la iglesia de San Francisco.

Paralelamente, se sigue restaurando patrimonio como Santa Eulalia de Javierre de Bielsa y el retablo de la iglesia de Señiu, en Montanuy. Para ello, el Museo Diocesano cuenta con dos restauradoras y la colaboración de otras dos profesionales.

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