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Las peñas de Huesca ya tienen a su nuevo Joselito, primer triunfador de San Lorenzo

Adame sale a hombros tras cortar tres orejas en la primera corrida de la feria. Ferrera e Isiegas cortan una oreja cada uno. 

Joselito Adame, saliendo a hombros de la plaza de toros de Huesca.
Joselito Adame, saliendo a hombros de la plaza de toros de Huesca.
Javier Navarro

La Feria de San Lorenzo ya tiene su primer triunfador. Adame es el nuevo Joselito de las peñas. El mexicano salió ayer a hombros de la plaza de toros de Huesca tras una demostración de oficio, de cabeza y técnica, que le valió para cortar tres orejas e imponerse a Antonio Ferrera y Jorge Isiegas.

Un toro le bastó a Adame para ganarse la puerta grande. El segundo de Antonio Bañuelos fue un animal bajo, armónico, y con un fondo de casta que fue entendido por el diestro sudamericano para estructurar una faena inteligente y medida.

Desde el recibo capotero por la espalda, Joselito supo lucir a su oponente en los medios. Le dio distancia para que se arrancara de lejos y, salvo pasajes puntuales, estuvo más templado que en otras ocasiones con la muleta.

Corrió la mano sin enganchones; se impuso en todos los terrenos; y enterró una soberbia estocada recibiendo que le valió las dos orejas. Justas. Merecidas tras un derroche de suficiencia que prolongó después.

El quinto de Bañuelos salió picado de chiqueros. Se caía antes de entrar al caballo. Y Adame volvió a hacer todo a su favor para obrar una faena basada en el pitón derecho, que exhibió dominio desde los medios hacia los terrenos del sol.

Allí no se achaca la falta de ajuste y estética. Se reclaman tablas, personalidad. Y ni siquiera el desacierto con el descabello le privó de su tercera oreja. Tan generosa como la que antes había cobrado Antonio Ferrera con el abreplaza, un mulo sin motor para mover sus 622 kilos.

Toro y torero rotaron sobre sí mismos. El animal porque no podía. Ferrera porque se siente cómodo en el adorno; en la sobreactuación que, acompañada de una buena estocada, le valió para sumar un trofeo.

Después, ante el cuarto, se volvió a mover más que el toro. El de Bañuelos no tenía mala condición, pero le faltaba alegría. Y el extremeño no se la puso esta vez, probando ambos pitones con la apatía de la carrera hecha.

Nada que ver con Jorge Isiegas. Se hace muy difícil comer despacio cuando se tiene hambre. Y desde ahí hay que analizar su tarde, una tarde en la que se marchó de vacío cuando más falta le hacia un aldabonazo importante.

Su primero tenía las embestidas contadas y no supo administrarlas. Cada capotazo restaba más que sumaba. Y después, con la franela, el buen inicio con la espalda, en los mismos medios, no tuvo continuación.

Sobresalieron un par de naturales sueltos. Lo demás, tandas sin demasiada trascendencia que no sirven al que tiene necesidad. La solución tampoco fue lanzarse a matar sin muleta, cobrando una paliza que no le impidió salir a matar al sexto.

Con este, Isiegas anduvo más sereno. Templó bien por el derecho en los inicios, pero cuando quiso levantar al sol, el sol ya se había apagado. La oreja cobrada tras una faena basada en el toreo elemental, en la que estuvo por encima de su oponente, se hace insuficiente hacia el futuro. Habrá más oportunidad. Seguro.

Ficha

Antonio Ferrera (grana y oro), estocada (oreja); pinchazo y media (silencio).

Joselito Adame (gris plomo y oro): estocada (dos orejas); estocada (oreja).

Jorge Isiegas (verde esperanza y oro): tres pinchazos (silencio); estocada (oreja).

La plaza registró menos de tres cuartos de entrada en los tendidos.

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