El fugitivo de Tarbes mantiene en alerta a varios pueblos de Jaca: "Cerramos las puertas y no salimos solos"

La Gendarmería ya no tiene contacto telefónico con el autor del doble crimen. Tanto en Francia como en España se ha desplegado un amplio dispositivo de búsqueda. 

Guardias civiles buscando cerca del pueblo de Bernués.
Guardias civiles buscando cerca del pueblo de Bernués.
Verónica Lacasa

Los vecinos de los pueblos situados en las faldas de la Peña Oroel no bajan la guardia. Aquí se busca desde el martes a Cédric Tauleygne, que asesinó a su mujer, profesora de francés de un colegio de Tarbes (Francia), y a un compañero de ella y se dio a la fuga dejando tirada su moto en la carretera A-1205, entre Jaca y Bernués. No solo este pueblo está en alerta. También los de Atarés, Botaya u Osia, todos del municipio de Jaca, cuyo alcalde, Juan Manuel Ramón, ha dicho que se ha aconsejado a los residentes "mucha precaución" y avisar de cualquier movimiento extraño.

Al temor inicial expresado en las primeras horas por los vecinos de Bernués se unió el de los otros pueblos ante la falta de noticias sobre el paradero del francés fugitivo. La alcaldesa pedánea de Atarés, Ana Jarné, no oculta la preocupación. Los agentes les preguntan por corrales o casetas donde se haya podido esconder. "El teléfono les marcaba que se encontraba por la zona de Atarés, pero nos dicen que estemos tranquilos". Eso sí, la recomendación es "no salir solos y cerrar las puertas". Todos confían en que una vez dejó abandonada la moto haya huido a otro lugar.

Cédric Tauleygne, el fugitivo, en dos imágenes proporcionadas por la Gendarmería francesa.
Cédric Tauleygne, el fugitivo, en dos imágenes proporcionadas por la Gendarmería francesa.
Gendarmería francesa

La alcaldesa pedánea de Bernués ya expresó su miedo el mismo martes. "Nos da mucho respeto saber que puede estar cerca", reconoció Ana Celsa Lacosta. Agentes de la Guardia Civil estuvieron en el pueblo preguntando por si alguien lo había visto. "Nos han dicho que tengamos cuidado y si vemos algo, que avisemos. No sabemos si ha huido al monte, campo a través, hacia la peña Oroel, o ha podido escapar si tenía algún compinche y estar ya lejos de aquí", añadió.

La Guardia Civil mantiene un amplio operativo, del que no ofrece datos para evitar dar pistas al huido, que conserva un teléfono móvil en su poder. La búsqueda no se centra solo en la provincia de Huesca. "Seguimos buscando tanto aquí como en Jaca", informó el miércoles por la tarde en una rueda de prensa el procurador de Tarbes, Pierre Aurignac. 

La Gendarmería tiene desplegados a unos 100 agentes en el área de Altos Pirineos y departamentos vecinos. "Nada hace pensar que ha vuelto, pero nuestra obligación es considerarlo y proteger a la población", dijo en declaraciones recogidas por el diario Dépêche, aludiendo también a la seguridad del entorno familiar de las dos víctimas mortales.

El responsable judicial francés admitió que no se sabe dónde está. El diálogo con él, entablado por teléfono en las primeras horas, cuando les dijo que se quería suicidar, está suspendido. "Contacto hubo, pero ya no lo hay", señaló. "No sabemos si quiere quitarse la vida o simplemente eludir sus responsabilidades". También hizo referencia a que el asesino lo tenía todo preparado cuando decidió actuar.

Tauleygne y su mujer, Aurélie Pardon, de 32 años, con dos hijos en común de 3 y 5, estaban separándose. Ella era profesora de francés en el colegio Desaix de Tarbes. La otra víctima, Gabriel Fourmigué, era un profesor de Educación Física del mismo centro, de 55 años, padre de dos hijas. En la casa de este último, en un camino de un pequeño pueblo a unos kilómetros de Tarbes, ocurrieron los hechos. Él apareció muerto a tiros en la ducha mientras que a ella la encontró un vecino herida en la calle. Se supone que pudo escapar de la casa, pero las lesiones eran mortales y acabó falleciendo. 

En los registros del domicilio del autor del crimen machista se incautaron varias armas. Tauleygne, exreservista de la Gendarmería y luego del Ejército, era aficionado al tiro deportivo. La Policía de su país lo considera peligrosos, sobre todo porque va armado y tiene preparación militar tanto para disparar como para moverse en un entorno hostil. 

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