Viaje nostálgico a Canfranc con boda incluida en destino

Las asociaciones de amigos del ferrocarril animan el uso turístico de la línea con un tren histórico que este sábado ha trasladado a 450 pasajeros, entre ellos una pareja zaragozana que ha aprovechado para casarse. 

David y Silvia, que se han casado en Canfranc, retratados en la estación de Ayerbe horas antes de la ceremonia.
David y Silvia, que se han casado en Canfranc, retratados en la estación de Ayerbe horas antes de la ceremonia con su hijo Gael.
Verónica Lacasa

Silvia Traver y David Canas son dos de los 450 pasajeros que este sábado se han subido al tren Río Aragón, compuesto por nueve vagones históricos, para realizar el recorrido entre Madrid y Canfranc, en un viaje cargado de nostalgia y no exento de reivindicación, organizado por las asociaciones de amigos del ferrocarril de la capital española y de Zaragoza, operado por la compañía Alsa. En el convoy han ido pasajeros de toda España, de Orense, Barcelona, Sevilla, GranadaBilbao..., pero esa pareja zaragozana  se ha convertido en protagonista al celebrar su boda nada más bajarse del tren en la localidad pirenaica. El alcalde, Fernando Sánchez, ha oficiado la ceremonia en el ayuntamiento.

“Hace años que pertenecemos a la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Zaragoza y queríamos aprovechar el momento para casarnos", contaba David en la parada efectuada por el convoy en la estación de Ayerbe a las 10.42, poco antes de la boda. “Solo hemos venido con los testigos y un par de amigos, será algo sencillo pero original, porque es un viaje único, por lo especial que tiene juntar los trenes de Madrid y Zaragoza y porque además nos gusta mucho Canfranc”, añadía ella.

El tren histórico se ha bautizado con el nombre de Río Aragón, en recuerdo del diurno que en los años 80 y 90 hacía el recorrido desde Madrid a Canfranc. Hoy, dos décadas después de desaparecer el servicio, ha vuelto a llevar a pasajeros madrileños al Pirineo con vehículos de aquella época. En cada uno de los vagones figuraba el recorrido: Madrid-Chamartín, Madrid-Atocha, Alcalá de Henares, Guadalajara, Casetas, Zaragoza-Delicias, Ayerbe, Santa María y la Peña y Canfranc.

Llegó el viernes por la noche a Zaragoza y ha partido de Delicias a las 9.02. Cuatro horas después, a las 13.13, estaba en su destino, la estación internacional de Canfranc. Los viajeros han podido admirar desde las ventanillas el sorprendente paisaje del recorrido, desde los Mallos de Riglos al viaducto de Cenarbe. Desde Jaca, el tren asciende 368 metros en poco menos de 25 kilómetros. 

El trasiego de un vagón a otro ha sido continuo, ante la oportunidad de conocer cómo eran los viajes en tren en el pasado. La locomotora de los años 80, con 3.000 caballos de potencia, fabricada en Valencia y restaurada por la asociación madrileña, precedía a un coche de correos perteneciente al tren Azul de la estación de Zaragoza (la única estafeta ambulante que sigue en funcionamiento), desde el que han podido mandar cartas.

También han visto un vagón restaurante de los años 20, de la Belle Epoque, con marquetería original, "de los que para cenar te tenías que vestir con chaqué y llevar sombrero de pamela", comenta Carlos Abadías, presidente de la asociación aragonesa. Otro similar data de 1930, aunque en 1945 fue modernizado con asientos de escay y muebles de formica. El siguiente vehículo era un coche cama de finales de los 60 (el primero con aire acondicionado de Renfe), al que seguían dos de primera clase de los 80, uno mixto de segunda clase y cafetería, y otros dos de literas.    

Para Carlos Abadías, este viaje representa la recuperación del patrimonio industrial ferroviario. "Son vehículos históricos que sin el trabajo que hacemos las dos asociaciones y sus voluntarios sería imposible que pudieran funcionar o ni siquiera que existieran. Los hemos recuperado de la chatarra, iban a desaparecer". También simboliza el tirón de la explotación turística de la línea de Canfranc, "es el complemento perfecto a su reapertura y su utilización para mercancías. Cada vez se hacen más viajes turísticos porque tiene un potencial increíble".

Parada en Ayerbe

El tren ha hecho parada en las estaciones de Ayerbe y la Peña, a la ida, y en Jaca y Sabiñánigo, a la vuelta. Curiosamente no ha podido recalar en Huesca porque no cabía en la estación intermodal. En Ayerbe, donde ha estado 20 minutos detenido, han subido algunos viajeros, aunque la mayoría de los que esperaban en el andén eran curiosos, que cámara en ristre han inmortalizado el momento de la entrada del histórico convoy. 

Desde Pinseque ha llegado a esa localidad Jesús María de la Torre. No se iba a subir, pero como aficionado al ferrocarril que es no se quería perder el paso del histórico convoy. “Cuando se reforme la vía y luego se ponga el ancho internacional, ya no será lo mismo”, ha dicho con nostalgia. “Antiguamente se viajaba de otra manera, ahora lo que se lleva es el AVE”.

De más lejos ha venido un nutrido grupo de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao. Han salido de la capital vasca a las 6.00 para coger el tren en Ayerbe, aunque otros han montado en un autobús para ir tomando fotografías del tren en los lugares más emblemáticos hasta el destino. “Teníamos pendiente esta ruta desde hace varios años, pero ahora que se ha organizado con el tren de los 80 estábamos doblemente obligados”, ha explicado Ángel Cáceres, que pone en valor los convoyes que en esa época pasaban por esta línea al tiempo que reclama su revitalización. “Debe tener más protagonismo, de cara no solo al tráfico regional e internacional, también al tren turístico”.  

Lucía Ruiz y Raquel Cajal, dos amigas de la pareja que se ha casado, se han mostrado admiradas por el recorrido. "Con el peso que tiene esta línea en Aragón es un honor poder ir en estos trenes tan bien conservador”, ha comentado la primera. Es la primera vez que Raquel llega en ferrocarril a Canfranc, un recorrido largo, de cuatro horas, desde Zaragoza que hoy disfruta por el mero placer de viajar, con el aliciente de las explicaciones que a lo largo de todo el trayecto les brindan los miembros de la asociación.

"Viajeros al tren", gritaban los voluntarios de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Zaragoza a la hora de reanudar la marcha en Ayerbe. “Para nosotros es un viaje muy importante, por la relevancia de la línea, sobre todo en Aragón, y por el hecho de ser un tren histórico. No valoramos tanto el destino como el mero hecho de disfrutar del viaje. Además nos ha salido un día fantástico”, ha contado uno de ellos, Ángel Molinero. "Desde la asociación defendemos la reapertura del Canfranc y esperemos que de aquí a 2030 se consiga algo tan esperado", apostilla.

Una de las 300 pasajeras que llegaron el viernes a Zaragoza desde Madrid, Celia Paños, acompaña a su marido, "un friqui de los trenes”. Ella también valora este "importante" patrimonio ferroviario de los 80. “Que no se olvide nada de todo esto. Hay que mentalizar a la gente de que lo viejo también funciona”. Se ha mostrado admirada por el paisaje, pero sobre todo por el ambiente de cordialidad y la diversión en el interior de los vagones, que a la llegada a Canfranc se ha trasladado a las calles. La guinda del pastel ha estado en la visita a la estación internacional, todo un símbolo para los amantes del ferrocarril. 

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