El aeródromo de Santa Cilia, gestionado por Fly-Pyr, ha estrenado recientemente una segunda pista de aterrizaje, que ya existía pero que se ha habilitado para poder hacer uso de la misma. Y todo en un año "que promete récord" con dos competiciones internacionales "y muchos clientes confirmando reservas", afirma esperanzado su director-gerente, Luis Ferreira. 

En los años anteriores a la pandemia, el aeródromo registraba entre 3.000 y 3.500 operaciones anuales. En 2020 esa cifra bajó a 2.200, pero el año pasado ya volvieron a repuntar hasta las 3.268. 

Estas instalaciones cuentan con dos pistas paralelas de 850 y 650 metros “que permiten la operación sin problemas de cualquier aeronave de Aviación General”, explica Ferreira, quien asegura que el de Santa Cilia es probablemente “uno de los aeródromos de uso restringido con mejores instalaciones del país”. Además, se ha balizado de nuevo todo porque la pintura se había decolorado después de más de veinte años de uso. La inversión ha corrido a cargo de Turismo de Aragón, propietario de las instalaciones.

Esta segunda pista de aterrizaje va a permitir complementar la intensa actividad con la que cuenta el aeródromo, sobre todo estos meses de primavera y verano. Esta es una de las novedades de las instalaciones que gestiona Fly-Pyr, pero no va a ser la única este año, ya que albergará la XXIV Copa Pirineos del 18 al 25 de junio.

El aeródromo de Santa Cilia ha comenzado una nueva temporada con esta segunda pista, y con la vuelta de pilotos “habituales” de países como Finlandia, Bélgica o Inglaterra, que en temporadas anteriores no pudieron acudir por las restricciones covid. Y por supuesto, también pilotos españoles.

Como ejemplo, un grupo de finlandeses de entre 10 y 15 personas acuden al aeródromo desde el año 2007. “Nos gusta mucho porque hay buenos lugares para alojarse cerca del aeródromo, algo que es importante, y también nos gusta la organización y la buena cooperación que hay con los trabajadores de las instalaciones”, señalan. Son todos pilotos profesionales, vuelan en planeador (vuelo sin motor, la principal actividad del aeródromo de Santa Cilia), y acuden para hacer “vuelos más avanzados”, con condiciones más “interesantes y difíciles” debido a la orografía y a las montañas, “que no tenemos en nuestro país, porque es más llano y podemos volar sólo en verano”, añaden. Ahora van a Santa Cilia dos semanas al año, pero antes lo hacían “cuatro veces al año, en octubre, noviembre, febrero y marzo”.