La asociación Erata protege uno de los  últimos vestigios de Ainielle

Varios voluntarios restauran el tejado del molino medieval del siglo XVII, el único edificio que se conserva íntegro en este despoblado de Biescas.

Las nevadas habían hecho que una de las vertientes del tejado del molino de Ainielle se bajara 30 centímetros.
Las nevadas habían hecho que una de las vertientes del tejado del molino de Ainielle se bajara 30 centímetros.
Asociación Erata

El molino de Ainielle es el único edificio que sigue en pie íntegramente en este despoblado de Biescas. Situado al fondo del barranco, aguas abajo del lugar, es muy visitado, al igual que el pueblo, que adquirió más fama por la novela de Julio Llamazares, ‘La lluvia amarilla’, ambientada en él. Con un alto valor patrimonial y simbólico, es una construcción medieval, del siglo XVII, que conserva íntegramente todas las piezas originales que constituían estas fábricas. De hecho, esta joya arquitectónica se conserva igual que cuando lo dejaron en los años 60. Está impecable y si se consiguiera llevar el agua, podría volver a moler, porque tiene la maquinaria intacta.

Y eso es posible gracias a que la parte exterior del edificio se ha mantenido en buenas condiciones para que no entrara el agua ni se viera afectado por otros fenómenos meteorológicos o de la propia naturaleza. Sin embargo, los efectos externos hacen mella en la estructura y por ello, ha requerido de una pequeña reparación tras las nevadas de este invierno.

Este molino medieval es la única construcción que sigue en pie en Ainielle.
Este molino medieval es la única construcción que sigue en pie íntegramente en Ainielle.
Asociación Erata

La asociación cultural Erata de Biescas subió recientemente a arreglar el tejado, ya que una de las vertientes junto con el cernillón se había bajado unos 30 centímetros, dejando al descubierto la cama de buro de debajo de las losas de piedra.

"El molino se restauró hace unos años, con una inversión de unos 18.000 euros, financiados por el Ayuntamiento de Biescas y una subvención, que permitió que se colocara losa nueva en el tejado y se arregló de la forma tradicional, con losa y tierra", explica Manuel Ramón Campo, miembro de Erata. "Pero con las nevadas de este año, una de las vertientes se había bajado, quedando la tierra que se pone debajo de las losas a la vista".

Enrique Satué, escritor (sobre todo de temas del Serrablo, el Pirineo y del propio Ainielle) y miembro de la asociación Amigos de Serrablo, avisó a Erata para ver si se podía arreglar «porque al quedar la tierra al descubierto se estropea enseguida». Así que Manuel Ramón, Enrique Satué y el presidente de Erata, Antonio Lalaguna, acudieron a Ainielle a hacer una reparación de emergencia.

"Retejamos como se hacía antes, poniendo las losas en su sitio", señala Campo. "No era mucho, pero son de esas cosas que hay que hacer, porque si se deja se podrían crear goteras", subraya. Aún con todo, el tejado del molino de Ainielle requerirá de una intervención más profunda por parte de profesionales. Los tres voluntarios también arreglaron la puerta y en mayo volverán para limpiar el tramo del camino que va desde Ainielle hasta el molino, cubierto de vegetación, hierbas y arbustos. Colaborarán tres asociaciones: Erata de Biescas, Mallau de Susín y O Zoque de Yebra de Basa.

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