El cerebro de Monrepós que todo lo sabe

Un total de 202 cámaras vigilan en tiempo real los siete túneles del puerto y otros tres de la N-260 para responder a cualquier incidencia. 

Llama siempre la atención de los conductores por su sorprendente diseño, inspirado en las ‘cajas metafísicas’ del escultor Jorge Oteiza, junto al paisaje natural y montañoso del entorno del pantano de Arguis. Un edificio de 2.400 metros cuadrados de superficie que esconde en su tercera planta el cerebro de Monrepós. Un total de 202 cámaras vigilan las 24 horas del día, los siete días de las semana y los 365 días del año el interior de los siete túneles de este puerto coronado a 1.280 m y que se convirtió en autovía después de más de 13 años de obras y de una inversión de 430 millones de euros que incluyó la construcción de 12 viaductos. También chequean otros tres túneles de la N-260 (Petralba, Berroy y Campo).

Han pasado ya 80 años desde que se abrió el primer trazado para acceder desde Huesca a Sabiñánigo y al valle de Tena aprovechando las pistas abiertas por los Ejércitos que lucharon en la Guerra Civil, además de algunos otros caminos tradicionales. La construcción del viaducto de Cubills sobre el río Flumen en la salida del antiguo túnel de la Manzanera permitió por fin inaugurar la carretera en 1946. Sin embargo, el gran salto cualitativo llegó con la transferencia de la vía al Estado, convirtiéndose en la N-330. En 1986 se acondicionó la cara norte y en 1992 se terminó la cara sur con la construcción de los dos primeros túneles de 1.449 y 609 m, respectivamente. Y en la primera década del siglo XXI se acometió la conversión en A-23 perforando cinco túneles más y una galería de protección.

El Centro de Control de Túneles de Monrepós se puso en servicio en 2012. Un elemento estratégico con una doble funcionalidad: gestionar en tiempo real un total de 10 túneles (7 en Monrepós y otros 3 en la N-260) con una longitud total de más de 12 kilómetros; y administrar la comunicación de las incidencias que se producen en toda la Red de Carreteras del Estado en la provincia de Huesca coordinando todas las actuaciones de vialidad y de emergencias.

Además del de Monrepós, hay otros cuatro Centros de Control repartidos por todo Aragón: uno en Huesca (túnel de Somport), otro en Zaragoza (túneles de Santa Isabel) y dos en Teruel con atención especial sobre la A-23. Y en el conjunto de España hay pocos centros tan singulares como este por su orografía montañosa y por la cantidad y longitud de los túneles que debe vigilar y por los que circulan una media de unos 9.000 vehículos diarios, el 9% de ellos pesados.

En él trabajan un total de 28 personas: 15 operadores -en cada turno hay dos- para vigilar las cámaras y gestionar las incidencias; siete electricistas para mantener todos los equipos e instalaciones de los túneles (paneles de mensaje variable, detectores de CO2, espiras que contabilizan el número de vehículos que pasan y su velocidad, los postes SOS, las cámaras, los altavoces...); cinco ingenieros de jefes de turno... Ello garantiza la presencia de personal en todo momento para atender cualquier incidencia que surja en los túneles (ya sean en los de Monrepós o los de Petralba, Berroy y Campo) o en cualquier otro punto de la red viaria. Además, Petralba tiene su propio centro de control con 5 operarios a turnos.

Lo más visual es sin duda el ‘video wall’ de la sala de control, dividido en 15 cubos con colores distintos para cada túnel y donde se priorizan aquellos en sentido ascendente por el peligro de los calentamientos de motor de los camiones. Sin embargo, sus responsables dejan claro que la localización de incidentes no depende del ojo del operador. Y es que todos los túneles de Monrepós -pese a que algunos no lo requerirían por su longitud, IMD...- disponen del sistema de Detección Automática de Incidentes (DAI). Es decir, sus cámaras son inteligentes y hacen saltar una alarma en el instante en que detecta un vehículo detenido en el túnel, un peatón caminando por el interior, un coche circulando en sentido contrario... De no ser por ello, sí que se verían obligados a vigilar todas las pantallas las 24 horas del día, lo cual resultaría materialmente imposible dado el volumen.

Dos operarios vigilan las 24 horas, los siete días de la semana y los 365 días del año cualquier incidencia a través del ‘video wall’ del Centro de Control de Monrepós.
Dos operarios vigilan las 24 horas, los siete días de la semana y los 365 días del año cualquier incidencia a través del ‘video wall’ del Centro de Control de Monrepós.
Verónica Lacasa

Desde el Centro de Control de Monrepós han tenido que actuar frente a 76 incidencias desde 2016: 35 por averías, 8 por accidentes y 33 por otras causas.

En emergencias grave, se activa la sala de crisis para coordinar a los servicios de emergencia (Bomberos, Guardia Civil, sanitarios...). "Los peligros que hay en el interior de los túneles son los mismos que pueden producirse fuera de ellos, salvo los fenómenos meteorológicos. Aunque es cierto que al ser un espacio confinado, las consecuencias que puede producir un incendio son mayores", recalcan desde el Ministerio de Transportes.

Con todo, desde que acabaron las obras de conversión del puerto en autovía apenas ha habido accidentes al pasar a ser todos los túneles unidireccionales. De hecho, la mayoría de incidentes se han producido en Petralba, que sí es bidireccional. Uno de los más llamativos fue la avería de autobús escolar que empezó a echar humo y los ocupantes tuvieron que salir por la galería de evacuación.

Imprudencias y distracciones

La red de cámaras ha captado numerosas imprudencias como una persona que caminaba de noche por los túneles escondiéndose entre los postes SOS al paso de los coches; un vehículo haciendo un eslalon con los conos que delimitaban el arcén y el carril durante las obras; un adelantamiento temerario por el arcén; un vehículo que paró para que orinara un niño pequeño... Además, han grabado distracciones, sobre todo por golpes con los bordillos o hastiales (paredes) de los túneles que en un caso obligaron al conductor a detenerse a la salida del túnel para cambiar una rueda reventada. Y también han ‘cazado’ animales en el interior como cabras que saltan la valla cinegética y que obligan a cortar la circulación para devolverlas al pastor sanas y salvas.

Otro de los grandes "desafíos" de Monrepós es la vialidad invernal. Se encuadra en el sector de conservación de Jaca, que cuenta con 45 quitanieves y 43 trabajadores, un despliegue de medios mayor que en cualquier otra parte de la provincia al ser un eje estratégico. En base a las predicciones, se diseña el operativo y lo habitual es que antes de que caiga el primer copo estén ya listas las máquinas de limpieza para actuar de inmediato. 

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