La factura de las avalanchas en las carreteras aragonesas

La protección contra los aludes supone un reto cada temporada invernal, sobre todo en las estaciones de esquí y en las carreteras de alta montaña. 

Avalancha caída este sábado en la carretera de Llanos del Hospital.
Avalancha caída en la carretera de Llanos del Hospital, en una imagen de archivo.
Jorge Mayoral

Como en Canfranc, en otros puntos del Pirineo aragonés, la protección ante las avalanchas supone un reto cada temporada invernal, sobre todo en las estaciones de esquí y en las carreteras de alta montaña, donde se aplican los sistemas más modernos para precipitar de manera controlada la salida de la nieve. Entre las medidas activas están el avalancheur (un cañón de tiro neumático que lanza flechas con explosivos a puntos de difícil acceso), el Daisy Bell (una cápsula metálica con forma de cono que transporta oxígeno e hidrógeno lanzado desde un helicóptero) o el Gazex (una estructura de tubos fijos instalados en puntos críticos). Pero también hay que recurrir a las defensas estáticas, como las viseras o paravalanchas sobre las carreteras. Es el caso de los accesos al balneario de Panticosa y a los Llanos del Hospital de Benasque.

En estos tramos, así como en los pasos fronterizos de Bielsa y el Portalet (Sallent de Gállego), las inversiones se han multiplicado en los últimos años para aumentar la seguridad de los usuarios y reducir el número de días de cierre de estas carreteras. Según los técnicos del departamento de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, la operatividad de estas vías ha mejorado en un 90%.

En el túnel internacional de Bielsa-Aragnouet y en el paso de Portalet, entre 2016 y 2021, gracias a los proyectos europeos Securus I y Securus II (cofinanciados al 65% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional) se invirtieron 2.253.530. Y en las últimas construcciones antialudes de la A-139 (Benasque) y la A-2606 (Panticosa), 815.000 y 262.000 euros, respectivamente.

En estas vías y en la A-135, de acceso al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, se cuenta con un nivólogo para la evaluación del riesgo, que cada año implica un coste de 90.000 euros. Hay otros medios auxiliares como palas cargadoras, que suponen 16.000 euros. Y el alquiler del helicóptero para desencadenar avalanchas de manera artificial asciende cada año a 16.000 euros. En el periodo comprendido entre 2017 y 2021, se efectuaron 11 desencadenamientos, seis en Panticosa y cinco en Benasque.

Todo ello permite reducir la cantidad de nieve acumulada. Si entre 2010 y 2015 el cierre y limpieza de esos tramos suponía una media de dos días con la carretera cortada para retirar el alud, ahora se ha rebajado el plazo a la mitad, según fuentes de la consejería de Vertebración del Territorio.

En el caso de la carretera de Panticosa, la operatividad de la vía ha mejorado en un 82%. Por ejemplo, aunque en 2020 hubo 31 días con riesgo de aludes 3 (sobre una escala de 5) o superior a 3, solo se registraron siete jornadas de cierre. El año pasado, con 22, se produjeron 2. En Benasque, la operatividad alcanza el 90%. Entre diciembre de 2020 y marzo de 2021, la carretera no tuvo que clausurarse ningún día.

Un aspecto de máxima importancia es precisamente la reducción del número de días de cierre de las carreteras para garantizar su uso público, señalan desde el departamento de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda y ello es posible "gracias a la gestión del riesgo de aludes".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión