La Puebla de Castro, una cruz en el mapa del tesoro

La localidad ribagorzana, en un enclave geográfico y orográfico privilegiado, tiene restos de una ciudad romana y un conjunto defensivo que incluye la joya románica de San Román, con su alfarje mudéjar.

Hablar de patrimonio con ojos ‘foranos’ aguza la percepción en aras de la precisión. Hacerlo de los tesoros propios sin haber profundizado en su naturaleza es un ejercicio arriesgado. Y creer que tienes oro cuando es doré, un autoengaño que suele acabar como el rosario de la aurora, tan crudo como ese ‘a qué habéis venido aquí, si aquí no hay nada’ que se escucha en algunos pueblos. Sin embargo, a veces se alinean las estrellas, todas ellas; hay cosa, saben de ella allá donde está, la bruñen y escudriñan, se informan y lo cuentan. Eso pasa en La Puebla de Castro.

Eva Altemir es pueblense. El suyo es un apellido muy altoaragonés; en Ansó, por ejemplo, es muy recordado (y tiene una calle) el maestro Pascual Altemir, santo y seña de cuatro generaciones de alumnos en el pueblo. Eva es administrativa en el Ayuntamiento local, pero ostenta otro cargo en la localidad que le enorgullece enormemente; forma parte del grupo Informadores Turísticos Locales (ITL). "Empezamos siete personas en 2015. Solo enseñamos La Puebla, no somos profesionales; es que nos parecía mal no poder extendernos un poco en el patrimonio que tenemos, con todo lo que hay. Muchas cosas no se podían ver por falta de gente disponible, y eso lo hemos remediado un poco con formación y ganas".

El interior de la iglesia de Castro es un ejemplo de tesoro vedado hasta hace poco a los ojos curiosos, y que ahora puede disfrutarse con el aliciente extra de las explicaciones de algún ITL. "Tenemos varios alicientes más; en cuanto a patrimonio religioso está la ermita de san Roque, la iglesia parroquial de Santa Bárbara y, por supuesto, San Román, con su exterior de arquillos ciegos lombardos y ajedrezado jaqués; es bien de interés cultural y turístico".

Los restos de la ciudad romana de Labitolosa y San Román son las dos joyas de la corona pueblense. "Sí -corrobora Eva- son los dos focos principales. San Román, del siglo XII, es muy especial; el conjunto eclesiástico, que no ermita, comprende los restos del castillo defensivo, que está en lo más alto, junto a la iglesia y restos de una antigua población. La iglesia está en perfecto estado; lo demás son solo vestigios. Hay mucho románico en la Ribagorza, pero el detalle especial aquí es el alfarje mudéjar de madera policromada. Alfarje significa ‘techo que se pisa’, porque está en el suelo del coro". El Gobierno de Aragón va a restaurar el alfarje; ya se sacó a licitación la obra, y ya se ha cumplido el plazo de presentación de proyectos. El elemento más llamativo son los 39 escudos presentes, un dechado de heráldica en el que se echan en falta seis piezas robadas en los 70. Aunque inicialmente las sospechas recayeron en el tristemente famoso Erik el Belga, parece que en esta ocasión no fue el responsable del robo.

El ayuntamiento local recuperó la estructura exterior de tres casas en la entrada del camino a San Román. Desde ahí se ve la central hidroeléctrica de san José, y por su vera pasa el primer lunes de la Pascua Granada la Romería a San Román. Las vistas en la propia subida ya son espectaculares; el Somontano de Barbastro queda a un lado, con el congosto de Olvena y sus tres puentes ejerciendo de imán de miradas curiosas, y la Ribagorza a la que ya pertenece La Puebla asoma en lontananza desde su esquina inferior izquierda, entre los valles del Ésera y el Cinca.

Rescates oportunos

El interior de San Román es muy austero. Cuestiones del devenir de los siglos y los diversos avatares sufridos. "Hay dos capiteles historiados románicos muy curiosos, y el crismón arcaico de la entrada también destaca lo suyo. En el interior no faltan las decoraciones con hojas de acanto, símbolo de inmortalidad. Los elementos decorativos y litúrgicos de la iglesia se bajaron a la parroquia de Santa Bárbara, empezando por el retablo gótico y siguiendo por el llamado Balcón de la Marquesa y dos tablas de un retablo anterior, del gótico primitivo; el retablo se bajó durante la guerra civil, desmontado y vuelto a montar, y los vecinos lo conservaron con esmero".

Eva revela en un susurro a voces cierto secretillo histórico sobre el particular; podía ser la base de un futuro guión fílmico. "¿Sabéis que el retablo viajó a Ginebra con el famoso convoy del arte del Museo del Prado cuando se fue el Gobierno de la República, vía Hendaya? En el camino de salida, además de los fondos del Prado, fueron recogiendo otras piezas de valor. Un par de semanas antes de que empezara la Segunda Guerra Mundial, el retablo volvió", aclara Eva con una sonrisa. El retablo, por cierto, es de estilo gótico hispano-flamenco, realizada, entre otros, por los maestros Juan de Lobaina, Martín Bernat y por Miguel Jiménez, pintor oficial del rey Fernando el Católico. La iglesia está consagrada a San Román de Antioquía desde el 1 de febrero de 1120: fue san Ramón, el que fuera obispo de Roda de Isábena, quien la consagró. El hecho se descubrió al arreglar el suelo del altar".

En la parroquia local, por cierto, se conserva un joyero que también es museo, donde se conservan las tablas de San Pedro y San Pablo, del gótico lineal; además, en la capilla de las Sagradas Reliquias se veneran dos relicarios de plata, que afirman contener el radio del antebrazo de Santa Rosa de Lima y el cúbito del antebrazo del Apóstol de América, San Francisco Solano.

Visitas guiadas

Este verano se han previsto varias visitas guiadas con cargo al empuje y conocimiento d los miembros de ITL. Ya han tenido lugar dos de ellas, y la próxima está programada el domingo 22 de agosto con visita a Labitolosa y la Peña del Calvario, amén de pasar por el conjunto de San Román con los restos del castillo y la iglesia románica. También se visitará la iglesia parroquial de Santa Bárbara, con la mencionada capilla de las Sagradas Reliquias y el retablo gótico de San Román de Castro.

El sábado 11 de septiembre se hará la última visita guiada del verano del grupo ITL, con visitas a la iglesia de Santa María, la primera de La Puebla de Castro, con su Virgen de calzada que da cobijo y protección a todo el que transita por el Camino Fuero. De ahí se visitará el pueblo, abundando en las historia de las casas solariegas, pasando por la plaza Mayor y el pozo de hielo (de chelo aquí) o bien repitiendo el recorrido del 22 de agosto por Labitolosa, La peña del Calvario, Castro y el lavadero reformado. El horario de las visitas es a las 10.00, y se puede solicitar información adicional en el ayuntamiento (974 54 50 03) o el mail aytolapuebladecastro@aragon.es. Hay que inscribirse en otro correo directo de ITL, que es informadoreslpc@gmail.com, y hacerlo al menos dos días antes, amén de elegir una de las opciones de recorrido.

Cosas de himnos

Eva Altemir insta a conocer más curiosidades de su pueblo y la investigación arroja un resultado sorprendente. El músico José Antonio González Serena, de Casa Oncino de La Puebla de Castro y director de coro y docente en la Escuela Municipal de Música y Danza de Zaragoza, descubrió hace cuatro años de forma casual que la ‘Marcha Pontificia’ de Charles Gounod, estrenado en 1869 y que se adoptó como himno del Vaticano en 1949, coincide en su segunda parte con el himno de San Roque de La Puebla de Castro.

González supo que Mosén Félix Muñoz Ballarín, cura párroco de la Puebla de Castro entre 1942 a 1944, arregló el himno, que se estrenó en la Iglesia de San Román de Castro con motivo de la Romería Anual del año 1943, La encargada de cantar este himno fue la joven Orosia Espuña Trell, de Casa Cañada, con registro de soprano, que posteriormente seguiría cantando en corales hasta edad muy avanzada. Así pues, la asunción del himno de San Roque fue anterior a la del Vaticano.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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