El obispo de Huesca y Jaca afirma que la eutanasia es "un fracaso social"

A unos días de que entre en vigor en España la  ley que regulará la muerte asistida, Julián Ruiz manifiesta en su carta semanal que esta es "una solución errónea e indigna a un problema vital".

El obispo de Huesca, Julián Ruiz, ha presidido la primera misa tras la reapertura de la catedral.
El obispo de Huesca, Julián Ruiz, ha presidido la primera misa tras la reapertura de la catedral.
Pablo Segura

"Con la eutanasia, se da un paso equivocado que propicia la cultura de la muerte". El obispo de Huesca y Jaca, Julián Ruiz, aborda en su carta semanal la Ley Orgánica 3/202, 1 que regula la muerte asistida en España y que entrará en vigor el 25 de junio.  

El prelado considera que la eutanasia es "un fracaso social, una solución errónea e indigna a un problema vital" y  "una equivocada ayuda activa a morir”. Según Julián Ruiz, existe una alternativa que se apoya en la atención generosa, el acompañamiento fraterno, los cuidados paliativos porque en el ser humano no existe un "deseo de morir", sino un "deseo de no sufrir". En su opinión, el sufrimiento puede ser aliviado, reducido, asistido, ya que en los momentos de enfermedad grave y de proximidad de la muerte, "la creatividad del amor genera respuestas válidas, en los ámbitos sanitario, familiar y social".

"En el ser humano no existe un deseo de morir, sino un deseo de no sufrir"

En esta carta, que se publica en el semanario diocesano, el obispo altoaragonés manifiesta que la la vida humana "es un don de Dios que hay que respetar, custodiar y acompañar siempre". Según dice, esta obligación corresponde, de modo particular, a los agentes sanitarios, a quienes define como auténticos "ministros de la vida". 

Ruiz Martorell destaca que estos profesionales tienen "una responsabilidad característica en relación con la vida, en todas sus fases, y, de modo especial, en las más frágiles" e insiste en que cuando la enfermedad se vuelve crónica, "siempre existen posibilidades de cuidar y atender, aunque sean remotas las capacidades de curación".

El obispo recuerda además que San Juan Pablo II afirmó con rotundidad que "nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante y que nadie puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a su responsabilidad ni puede consentirlo explícita o implícitamente". 

Asimismo, cita a Benedicto XVI para destacar que "la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre" y que "una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana".

Igualmente, el obispo de Huesca y Jaca recuerda que el Papa Francisco publicó en las redes sociales que  "la eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos". 

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