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"Tenía que luchar por sobrevivir: me protegía del frío con un mapa y bebía el agua del rocío"

Un montañero alemán de 66 años perdido durante cuatro días en Benasque relata su odisea.

El montañero alemán fue atendido este sábado en el servicio de Urgencias del hospital de Barbastro.
El montañero alemán fue atendido este sábado en el servicio de Urgencias del hospital de Barbastro.
José Luis Pano

El montañero alemán Karl Ungu, de 66 años, ha vivido la aventura de su vida en el Pirineo aragonés, donde estuvo perdido durante cuatro días y tres noches. No comió, bebió agua de rocío y durmió sobre el suelo tapado con su mapa. Este sábado lo rescató el Greim de Benasque, gracias a que hizo señales con una linterna y un silbato y un vecino que paseaba con su perro las vio. Una casualidad que le ha salvado la vida.

Karl Ungu había partido del refugio de Estós (Benasque) para hacer la ruta del GR-11 en solitario, pero tuvo un accidente a causa de un desprendimiento. Perdió la mochila y el móvil y resultó malherido, con un fuerte golpe en la cabeza, que él mismo se vendó. También se lesionó el tobillo por una caída y casi no podía andar. Desde la cama del hospital de Barbastro, donde este sábado por la tarde recibió el alta, relató su aventura: "Decidí dejar todo el material y caminar con lo puesto. Busqué una dirección en el mapa para volver a Benasque pero el camino que tomé no era el adecuado. Todo lo veía muy parecido, rodeado de grandes montañas".

Según la Guardia Civil, incapacitado para andar y desorientado, se arrastró durante cuatro días para acabar enriscado en el barranco de Sax. "Cometí un error, me metí allí con mi pierna herida. Fue una travesía peligrosa. Pensé que tenía que luchar, estaba solo, no dormía. Eso no era un problema porque solo pensaba en ir, ir y no parar", explicó.

Cuando el cansancio hacía mella, conseguía dormir un máximo de seis horas, "en el suelo, tapándome con el mapa porque por las noches hacía frío". Para hidratarse bebía "el agua del rocío que caía de madrugada sobre la chaqueta que había puesto a modo de cuenco cada noche", y de algún riachuelo alimentado por el deshielo. En esos cuatro días no comió. "Nunca me había perdido. Soy feliz por estar vivo a pesar de la situación de peligro. Estaba perdido y luché por volver a Benasque", reconoció.

Y lo consiguió. Subió a un alto y vio una granja y las luces de un pequeño pueblo. "Encendí la linterna enfocando al frente y empecé a silbar". Así logró alertar a un vecino que había salido a las 0.30 a pasear a su perro y cortar el agua de riego del huerto. Vio una luz a lo lejos y luego escuchó el ruido. Llevaba un frontal e intentó acercarse, pero hubo un momento en que ya no pudo seguir avanzando por el monte y llamó a la Guardia Civil.

"Seré más cuidadoso"

Los especialistas del Greim de Benasque llegaron hasta él no sin dificultad a las 5.30. Karl Ungu lo recuerda así: "Vi unas luces y unos montañeros que venían a rescatarme (en alusión al Greim). Fue una buena sorpresa". En vista de sus lesiones se decidió esperar a las primeras luces para sacarlo con el helicóptero de la cercana base de Benasque. El aparato no lleva grúa sino una cuerda fija de 25 m, con la que fue izado y trasladado hasta el helipuerto.

La historia de Karl Ungu recuerda a la de la montañera francesa Teresa Bordais, rescatada con vida tras permanecer 11 días perdida en Ordesa, en junio de 2009. Se extravió al adelantarse al grupo con el que iba.

El montañero alemán quiso mostrar su profundo agradecimiento tanto a sus rescatadores como al equipo médico que lo atendió. Era su primera vez en Benasque, no en los Pirineos, y aseguró que repetirá. Eso sí, "la próxima vez seré más cuidadoso", afirmó entre risas.

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