El santuario de Torreciudad volvió a ser este sábado escenario de un encuentro para familias aragonesas con personas con discapacidad. Una entrañable jornada que comenzó a realizarse hace ya dos décadas y que después de haberse interrumpido durante algún tiempo, se ha vuelto a retomar con el objetivo de que tome cada vez más impulso.

La cita fue preparada por un grupo de padres y madres que tienen hijos e hijas con diferentes tipos de discapacidad y que pretenden "ayudar a otras familias con la experiencia de la fe", como subrayó Pilar Marcuello, una de las promotoras. "Los niños han disfrutado muchísimo porque son plenamente conscientes de su cariño a la Virgen, y además han convivido con otros jóvenes sin discapacidad en una jornada caracterizada sobre todo por la inclusión", valoró.

Los actos comenzaron con una visita guiada por el santuario con una parada especial junto a la imagen de la Virgen de Torreciudad que preside la explanada. Allí le hicieron una ofrenda de flores y manualidades a Santa María. Después, participaron en la eucaristía y, al terminar, las familias presentaron a sus hijos e hijas a la Virgen para encomendarse a ella y solicitar su protección y ayuda en sus vidas. De ahí, se desplazaron a la ermita de Nuestra Señora del Viñero (El Grado) para compartir una comida de hermandad y disfrutar de una tarde de juegos.

Pilar Marcuello afirmó estar satisfecha por la respuesta de las familias a esta jornada y se mostró convencida de que en años venideros conseguirán que vaya en aumento para fomentar la convivencia entre estos jóvenes "y visualizar y normalizar sus diferentes realidades". Y resaltó que aunque este sábado todos ellos fuera chicos y chica con síndrome Down, están abiertos a recibir a personas con otras discapacidades, recordando que en anteriores ediciones también acudieron familias con hijos con parálisis cerebral o con trastorno autista.