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"En 1997 ya subimos el Aneto con dos bicis a cuestas por una apuesta con una chica"

Dos barceloneses reivindican haber sido los primeros en hollar el pico con bici, aunque también admiten que apenas pudieron pedalear en toda la ruta.

Los barceloneses Jorge Sánchez y Sergi Santos reivindican haber subido los primeros al Aneto en bicicleta de montaña 21 años antes de que lo hiciera el oscense Alberto Lafarga. No obstante, las dos hazañas parecen incomparables ya que este último asegura que realizó más del 80% del recorrido de 24 kilómetros entre el ascenso y el descenso montado en su 'fatbike', mientras que los dos primeros reconocen que en su caso apenas pudieron pedalear durante toda la ruta y que la mayor parte de la travesía la completaron con las dos bicicletas a cuestas

"Fue mucho más que una locura", afirman Jorge Sánchez y Sergi Santos, que tuvieron la idea a raíz de un viaje que hicieron a Benasque. "Fuimos a una tienda donde había muchas fotos de gente en la cima del Aneto y nos contaron la historia del Vespino que habían subido a piezas. Había una dependienta y le dijimos que nosotros la queríamos hacerlo en bici y se empezó a reír. Entonces, nos quedamos mirando, nos picamos y le prometimos que la próxima vez le traíamos la foto con nuestras bicis en el Aneto", recuerdan estos dos amigos barceloneses, que entonces tenían 18 y 20 años, respectivamente. 

La apuesta quedó allí y tiempo después, en el mes de septiembre, Jorge, que estaba haciendo la mili en Zaragoza y tenía un permiso, llamó a su amigo "para decirme que nos íbamos en bici al Aneto", relata Sergi. Y así fue. Viajaron de nuevo a Benasque y la noche anterior vivaquearon cerca de Llanos del Hospital con unos sacos de dormir de campamento y una manta encima. "A la mañana siguiente, era impresionante lo que pesaba del agua que tenía", destaca. La escurrieron y dejaron el coche junto al parquin para montarse en sus bicis de ruedas de 26" con suspensión. "Para que fuera más cómodo llevarlas al hombro, les pusimos en los cuadros espuma de la que se usa para proteger los tubos de la calefacción", indica Jorge, que iba equipado con su mochila "de comunión" y Sergi, con el chándal de la mili, una gorra y una chaqueta. Su único equipamiento de montaña eran los crampones que habían alquilado en Benasque porque les dijeron que los necesitarían para atravesar el glaciar.   

Al principio tomaron un sendero y pensaron que igual era "fácil" subir así al Aneto. Pero el pedaleo se les hizo imposible muy pronto. Iban sin mapa y no sabían qué camino seguir hasta que se encontraron con tres montañeros de Zaragoza que se ofrecieron a guiarles. "Nos dijeron que estábamos locos", aseguran. Y desde allí hasta el pico fueron con las bicis a los hombros. "Fue una 'matada' brutal porque no había nieve y fuimos saltando de roca en roca hasta llegar al glaciar, que fue la parte que más disfrutamos porque íbamos andando con crampones y empujando con las bicis al lado". Y aunque estaban en buena forma física (Jorge competía entonces a nivel nacional en bicicleta de montaña codeándose con José Antonio Hermida, que luego fue medallista olímpico y campeón mundial), aseguran que sufrieron mucho con calambres. Además, pese a la espuma de los cuadros, el dolor en los hombros era "tremendo". Y es que era el primer pico que hacían.

Durante la travesía, se fueron encontrando a muchos montañeros que les iban animando. "Nos aplaudían porque nos veían que estábamos hechos polvo. Y un guía que era del País Vasco  y que se hizo una foto con nosotros, nos dijo que para ser perfectos solo nos faltaba ser vascos también", recuerdan entre risas. Además, al llegar al peligroso paso de Mahoma, desmontaron las ruedas y las ataron a los cuadros "y la gente que estaba allí hizo una cadena para ayudarnos a pasar las bicis", agradecen.

Después de conseguir la foto para inmortalizar la hazaña en la cima, a Sergi le dio un "bajón" por la altitud. "Le dije a mi amigo que yo no podía bajar, que nos vinieran a buscar. Pero él me animó y después de comer algo, me recuperé y empezamos el descenso", señala. Creían que iban a poder hacerlo en bici pero reconocen que apenas pudieron montarse encima. "Intentábamos tirarnos por la nieve, pero nos caíamos enseguida. Fue imposible, hasta que llegamos a la pista que había en el llano no pudimos emplearlas". Además, Jorge sufrió una "pájara descomunal" de la que no se recuperó en todo el descenso "porque Sergi se había comido antes toda la comida". 

Regresaron a sus casas, Sergi reveló las fotos que tenía en el carrete de la cámara y unos meses después volvieron a Benasque. Fueron a la misma tienda donde se habían encontrado a la chica de la apuesta, pero al preguntar por ella, les dijeron que ya no trabajaba allí. "Así que ella nunca llegó a ver nuestra foto. Fue todo para nada", se lamentan, aunque con humor. 

Ambos aseguran que es una experiencia para no olvidar "porque, además, cuando estás allí arriba en la cima te sientes el rey del mundo". No obstante, insisten en que sufrieron mucho físicamente. "Yo acabé completamente roto", dice Jorge. Pese a ello, volverían a hacerlo. Y de hecho, Sergi se plantearía repetirla cuando se cumplan 25 años. Aun así, también recomiendan que si alguien quiere seguir sus pasos, "que lo hagan con más preparación porque si ahora viniera algún montañero experimentado, seguro que nos diera alguna colleja". Además, alaban la proeza del oscense Alberto Lafarga por hacer casi toda la travesía montado en su 'fatbike'.

Para Jorge Sánchez, en especial, es importante este reconocimiento ya que el pasado mes de septiembre murió su padre y cuál fue su sorpresa que al repasar los documentos de su cartera, encontró un recorte de un diario comarcal de Barcelona que había publicado una noticia de su ascensión. "Un papel que hacía que lo guardaba 21 años sin que yo lo supiera", señala emocionado.

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