Un año después del inicio de las obras del embalse de Almudévar, se ha comenzado a levantar la primera de las dos presas que cerrarán la vaguada para almacenar 169 hectómetros cúbicos. Es el dique este, que tiene una longitud de 3,9 kilómetros y una altura de 25 metros. Está previsto que este verano arranque la construcción del otro dique, el oeste, más corto (2,5 kilómetros) pero más alto (45 metros).

Las obras del embalse, situado a 14 km de Huesca, comenzaron en abril de 2018, con la campaña de catas en todo el vaso del pantano, que inundará una superficie de 1.152 hectáreas (1.050 en Almudévar y el resto repartidas entre Huesca, Tardienta, Sangarrén y Vicién). Los trabajos durarán 48 meses y están presupuestados en 102 millones de euros.

De momento hay trabajando en la zona ocho empresas y 70 personas. Esta cifra casi se duplicará cuando llegue el pico de actividad en el 2020 con los dos diques en construcción. «En las presas de hormigón se pueden alcanzar 400 o 500 trabajadores, pero en las de tierra, no», comentó esta semana en una visita a las obras el director de las mismas, Raimundo Lafuente, quien fue presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro.

El de Almudévar es uno de los tres embalses actualmente en ejecución en Aragón, junto al recrecimiento de Yesa y Mularroya. Actualmente, además de en el dique este, el más cercano a Huesca, se trabaja en los desagües de fondo (los conductos de vaciado), que estarán situados en la otra presa, la oeste, más próxima a la localidad de Almudévar. También se están colocando por encima las tuberías reversibles por donde se llenará el vaso bombeando el agua del Canal de Monegros. Asimismo se construye la estructura de la galería situada en el interior del dique para llevar a cabo las maniobras de las compuertas.

Precisamente una de las particularidades de este embalse es que se llenará por bombeo y no por gravedad. «El bombeo no es habitual», reconoció Lafuente, quien explica que gracias a este sistema se podrán almacenar los excedentes de agua tanto del Gállego, un río sin apenas regulación, como del Cinca, donde hay grandes infraestructuras hidráulicas (Mediano y El Grado).

Otra particularidad, señaló Lafuente, es la longitud de los diques. Entre los dos suman casi 6,5 km. Con forma de pirámide, el situado al oeste tendrá 200 metros de anchura en su base y 8 en la coronación.

Y a diferencia de otras presas de la provincia, como las del Cinca, construidas en una cerrada estrecha y cimentadas en roca, el embalse de Almudévar se construye con materiales sueltos.

Todo ello obligará a mover una importante cantidad de tierra. "Vamos a utilizar 7 millones de metros cúbicos, y la mayor parte tienen que extraerse de las proximidades. Económicamente sería inviable traerlos de fuera", aclaró Eduardo Algora, técnico del equipo de dirección de obra por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro.

Una minipresa a escala

Una prueba de la gran labor que representa una obra de ingeniería de estas dimensiones son los terraplenes de ensayo. "Hemos invertido cuatro meses en hacerlos", explicó José María Casado, jefe de obras de la unión temporal de empresas adjudicataria, formada por Sacyr y Corsan-Corvián Vías y Construcciones y Sogeosa. Se trata de una presa a escala, de 50 por 30 metros, donde se han probado distintos materiales (la forman seis clases de tierras en diferentes capas), tipos de compactación y grados de humedad. "Con este ensayo hay que determinar qué es lo mejor para que la infraestructura sea impermeable y resistente, cogiendo el material que te proporciona la naturaleza", afirmó Casado. Porque de lo que se trata, apostilló Pedro Rivas, profesional de la empresa de asistencia técnica, es de "guardar el agua", sin filtraciones. El ensayo se trasladará a gran escala a los dos diques, utilizando los mismos materiales y los mismos procedimientos de trabajo.