Las ruinas del Círculo Católico se dejan ver después de 14 años ocultas en un garaje
Es una visita excepcional que volverá a realizar 17 de marzo con aforo limitado.
Solo por unos días, para unos pocos y de forma excepcional las ruinas del Círculo Católico de Huesca se muestran al público en el marco del ciclo La Osca romana, que permite conocer cómo vivían los oscenses hace 2.000 años, la fisonomía de la ciudad o curiosidades de la época. Se han organizado dos conferencias, a cargo de la arqueóloga Julia Justes, y cuatro visitas guiadas al yacimiento. Estos restos, localizados en 1991 en el casco antiguo de la ciudad, permanecen ocultos en el garaje de un conjunto de viviendas a la espera de finalizar la excavación y de que se realice el proyecto museístico para la apertura de este espacio.
Las dos primeras visitas se llevaron a cabo el pasado domingo. El 17 de marzo se organizarán otras dos, a las 11.00 y a las 17.00. El aforo está reducido a 20 personas, que deben apuntarse en la Oficina de Turismo. La ruta empieza en el Museo de Huesca, el punto más alto del casco urbano porque "el relieve de una ciudad marca su configuración", apuntó Justes. Así, los primeros pobladores de Huesca tuvieron que adaptarse a las cuestas, el cierzo y el agua.
La especialista recordó que en la plaza Universidad, donde está el Museo, se han hallado bastantes restos romanos, lo mismo que en el antiguo Seminario. No obstante, en su opinión es difícil que el foro estuviese en este enclave, inhóspito por el aire y el frío. Localizar el centro de la ciudad en el siglo I a.C. es una de las aspiraciones de los arqueólogos.
Tras los hallazgos del Círculo Católico, son muchos los que afirman que el yacimiento forma parte de aquel foro. Justes no se pronuncia pero coincide con sus compañeros en destacar la importancia de estas ruinas porque "conservamos una parte de esa Osca bastante comprensible". "Se ven las tres calles, el basamento del templo y la casa, llamada de las rosetas por el dibujo del pavimento", explicó a los participantes en la visita. Como otros documentados en el casco histórico, los viales de caliza conservan las rodadas de los carros.
El yacimiento está impracticable. Es necesario moverse con cuidado para no tropezar. Unas cintas protegen las zonas que no se han consolidado ni restaurado. Además, el olor deja patente un problema grave de humedades, que se agudiza cuando llueve de tal forma que las piedras de arenisca llegan a mojarse.
Bolsas de plástico
Junto a la puerta de entrada hay muchas bolsas de plástico identificadas con restos. "En la última intervención, en 2006, se desmontaron algunas estructuras; están numeradas pero pendientes de reubicación en su lugar original", indicó Justes. Es lo primero que hay que hacer, terminar la excavación. Además, solo está procesado un 20% del material encontrado. "Hay una parte sin sacar de las bolsas", indicó.
Según la arqueóloga, "las piedras, sin explicación, son solo piedras". "Tenemos los bienes inmuebles donde residían, rezaban, comían... Pero lo que utilizaban en su día a día es lo que nos explicaría su medio de vida y por ello necesitamos contextualizar el yacimiento" apostilló Justes.
Por ahora, estos restos abundan en que Huesca fue una ciudad extensa, con calles empedradas, teatro y templos e incluso red de saneamiento, algo que no volvió a tener hasta el siglo XIX.
Pero el Círculo Católico no solo ofrece vestigios de la ciudad romana. Aquí se descubrió por vez primera en Huesca un fondo de cabaña de la Edad del Bronce con un ajuar cerámico de carácter domestico. En varias zonas del solar también pudieron documentarse niveles de ocupación de la Edad del Hierro e ibéricos.