Varios testigos dicen que vieron a militares de Jaca agredir, pero solo identifican a uno

Un guardia civil, amigo de las dos presuntas víctimas, asegura haber oído insultos racistas en la primera reyerta dentro del bar. Las defensas anuncian su intención de iniciar acciones legales contra él por un presunto falso testimonio

En la tercera sesión del juicio han declarado una decena de testigos
En la tercera sesión del juicio han declarado una decena de testigos
Pablo Segura

Varios testigos vieron a militares de la Guardia Real agredir brutalmente a dos vecinos de Jaca, un hombre argelino de 51 años y un policía local fuera de servicio, en una reyerta ocurrida en la zona de bares de la capital jaquesa hace cinco años, aunque solo lograron identificar a uno de los presuntos atacantes.

Así ha quedado de manifiesto este miércoles en la tercera sesión del juicio que está celebrando esta semana la Audiencia Provincial de Huesca y en la que un grupo de seis soldados y mandos se enfrentan a una petición de la Fiscalía de 3 años de prisión cada uno por un delito de lesiones con la agravante de discriminación por la presunta agresión al hombre argelino y una multa de 360 euros por una falta de lesiones al policía municipal.

La acusación particular eleva su solicitud hasta los 5 años y dos de los cuatro abogados defensores, por su parte, acusan al hombre argelino de haber agredido a sus clientes, una denuncia que el Ministerio Público ha pedido sobreseer por considerar que no ha quedado acreditada.

Entre la decena de testigos que han prestado declaración este miércoles había un agente de la Guardia Civil, amigo de las dos víctimas, que estaba precisamente con ellos cuando comenzó presuntamente la pelea en un bar de la calle Gil Berges. Ha relatado que se encontraba con el hombre argelino dentro del baño del local cuando alguien "aporreó" la puerta desde fuera. "Salimos e intentamos que se calmaran, pero entonces un grupo de cuatro o cinco personas le empezaron a empujar hasta que lo tiraron al suelo mientras le insultaban diciéndole moro, subnormal...", ha asegurado, añadiendo que su amigo "no les pegó" durante el incidente.

A raíz del altercado, se encendieron las luces del bar y se desalojó, y él se quedó con sus amigos dentro. A los 20 minutos abandonaron también el local y ya en la calle oyó que gritaban: "¡Es él, es él!". "Y les empezaron a pegar violentamente a los dos -al hombre argelino y al policía local fuera de servicio- y sin ningún tipo de motivo con puñetazos, patadas y todo lo que pudieron", ha relatado. Además, este testigo ha recalcado que entre el grupo de agresores estaban "los mismos" que habían protagonizado la primera reyerta dentro del bar "y más gente". Ha afirmado que vio toda la secuencia de hechos a solo 2 o 3 metros de distancia y ha justificado que no actuó por miedo. También ha reconocido que en la presunta agresión fuera del bar no se acuerda de haber oído ningún insulto racista, aunqueque los presuntos atacantes empleaban las palabras de "capitán" y "sargento".

"Vi al capitán en la agresión, lo tengo clarísimo"

En este sentido, este agente de la Guardia Civil ha hecho hincapié en que vio al capitán que estaba al mando del grupo de militares, y que es uno de los seis acusados, participando primero en la agresión a sus amigos en la calle y luego hablando con la Policía Nacional. "Lo tengo clarísimo", ha insistido. Ha asegurado, sin embargo, que en el caso de un sargento que también se sienta en el banquillo de los acusados, no lo vio.

Las defensas han coincidido en cuestionar la veracidad del testimonio de este testigo hasta el punto de preguntarle si "realmente" estuvo allí esa noche. Y es que ha afirmado reiteradamente que no vio al policía local presuntamente agredido huir del lugar, como sí aseguró este último en su declaración. De hecho al final de la sesión dos de los abogados han anunciado su intención de iniciar acciones legales por un presunto falso testimonio, que está castigado con penas de prisión de uno a tres años y multa de seis a doce meses.

Otros tres testigos también han coincidido en asegurar que aquella noche vieron a grupos de militares agredir tanto a estas dos presuntas víctimas como a otros vecinos de Jaca: el antiguo dueño del bar donde se produjo el primer incidente, el trabajador que estaba al cargo del establecimiento aquella noche y también un camarero del local a cuyas puertas se produjo la paliza. No obstante, ninguno de ellos identificó a los presuntos agresores.

El que era entonces el propietario del primer local ha explicado que al ver un altercado cerca del baño, fue hacia esa zona y vio al hombre argelino "intentando escapar del lugar porque estaban intentando agredirle un grupo de militares". Él se interpuso entre ellos y la presunta víctima y les pidió a los soldados que abandonaran el establecimiento. Y el segundo ha señalado que vio a "un montón de militares" increpando al hombre argelino, aunque no vio que le agredieran en ese momento, y que cuando les desalojó del bar "iban pegando a la gente sin ton ni son". Ninguno de los dos escuchó insultos xenófobos ni tampoco vieron lo que pasó luego en la calle.

Por su parte, el camarero del otro bar ha relatado que el local estaba cerrado y de repente oyó un golpe muy fuerte en la puerta. Al acercarse vio que 4, 5 o 6 personas estaban pegando al hombre argelino. Él intentó agarrar a la presunta víctima para meterlo hacia dentro del establecimiento y así salvarlo de la paliza, "pero ellos lo tenían cogido y me lo arrebataban", ha afirmado. También vio a otra persona que huía corriendo, pero no pudo identificarle. Y durante la pelea escuchó que los presuntos atacantes nombraban "rangos militares", pero sin especificar apellidos.

Ruedas de reconocimiento

Por otra parte, el tribunal también ha escuchado a varios militares que actuaron como figurantes en las ruedas de reconocimiento donde las dos víctimas identificaron a sus presuntos agresores. Todos ellos han manifestado que aquel día estuvieron juntos fuera de los juzgados de Jaca esperando a que comenzaran las ruedas y que pudieron ser vistos por las dos presuntas víctimas cuando entraban con su abogada, lo que podría constituir una posible irregularidad para las defensas.

Finalmente, ha intervenido una perito para confirmar que tres de los militares acusados sufrieron lesiones "muy leves" que podrían ser compatibles con una agresión.

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