DJ Javimar: “Tuve que escribir una carta al Ministerio de Trabajo para que reconocieran mi profesión”

El mítico disc jockey oscense cuelga los auriculares después de más de 40 años.

DJ Javimar actuó durante 19 horas en la sesión 'El último vals'.
DJ Javimar actuó durante 19 horas en la sesión 'El último vals'.
Javier Navarro

Tuvo que escribir de su puño y letra una carta al Ministerio de Trabajo, en el año 1977, pidiendo que su profesión, la de poner la música en una discoteca, se reconociera como tal, y así lució al poco tiempo en su DNI y Pasaporte, cuando todavía se reflejaba la dedicación en estos documentos. “En el contrato que me ofrecieron ponía que era ayudante de camarero y yo tenía muy claro que esa no era mi función allí”, asegura Javier Martínez, más conocido como Dj Javimar, a la hora de retroceder hasta el inicio de su carrera, cuando un día por casualidad, al principio de los años 70, ocupó la cabina de la discoteca Marvi de Huesca.

“El encargado de pinchar dejó un disco y desapareció. El dueño preguntó si alguno de los presentes sabíamos hacerlo, y como en casa teníamos tocata, me ofrecí voluntario”. A la semana siguiente y con apenas 14 años, tenía su primer contrato para animar los fines de semana en la sala que reunía a los adolescentes oscenses, como vía de escape de la gris rutina que se respiraba entonces en el país. Después pasaría por las cabinas del Penny Lane y el Osca XXI, gracias sin duda al total apoyo de su padre, algo poco habitual en esa época, pero que sirvió como semilla hasta llegar a pinchar ante 40.000 personas cerca de Dakar o convertirse en dj residente en una discoteca holandesa. Ahora, DJ Javimar cuelga los cascos, los mismos que han acabado lesionando su oído, porque como admite, “mejor dejarlo a tiempo, porque para mi un mundo sin música, es absurdo”.

Su despedida fue a lo grande, con 19 horas seguidas de música en el bar La Estrella de la capital oscense, donde ha ejercido como residente en los últimos meses. Y desde el mediodía, cuando comenzó su sesión, ya se demostró tanto en local como en sus aledaños, que el calificativo de 'mítico' encaja a la perfección con Dj Javimar. Así se lo hicieron saber el cientos de vecinos ya no solo de Huesca, sino también de la provincia, que quisieron participar de su despedida. Entre abrazos, fotos y aplausos, muchos regalos. Aunque uno que le emocionó especialmente fue el del single de Adriano Celantano que llevaba años buscando. “Cuando yo llegué al Marvi estaba en la colección, y siempre me ha picado poder conseguirlo, en tiendas de vinilos y en mercados, pero nada”. Hasta que una amiga se lo entregó este sábado. “En la cara B tenía la canción 'Disc Jockey', que fue la primera vez que yo vi escrita esa palabra”, dice.

Diez letras que han acabado definiendo su vida, con kilómetros y kilómetros cargando de sus pesadas maletas con vinilos, pues cien de estos discos alcanzan los doce kilos. “En España puedo decir que he estado en todos los festivales de los años 90. Desde el primer Benicassim hasta Satisfaxion... y en salas como la de Vergara en el País Vasco, la Florida, aquí, o en la Sala del Cel en Girona, que fue la primera de España en traer a djs internacionales”, recuerda. Él mismo cruzo las fronteras, e incluso llegó a contar con un club de fans en Holanda, pues asegura que en el centro de Europa hay “mucha cultura musical”.

La misma que él ha intentado cultivar siempre, y que le ha llevado a actualizarse al mismo ritmo que los estilos y las tendencias, pues lo considera una de las bases de su éxito, aunque siempre salpique sus sesiones de clásicos “para intentar sorprender”. Una evolución a la que también ha ido muy unida a las técnicas, con la implantación de lo digital, aunque asegura que nada podrá igualar el sonido de la aguja sobre el vinilo, por mucho que las circunstancias le hayan obligado a pasarse al CD. “Lo imprescindible es que la música sea original, porque tiene grave y tiene cuerpo, y la música suena”, dice con ese entusiasmo que solo ponen los artistas hablando de sus creaciones, pues asegura que la música en MP3, “se oye pero no suena”.

DJ Javimar es un verdadero amante del sonido, huyendo de todo lo negativo que puede asociarse a la vida nocturna que irremediablemente acompaña a su profesión, y que acabó apartándolo del ambiente de festivales y volver al ámbito local, donde ha descubierto a nuevas generaciones con las que comparte esa inquietud por la música como tal, algo que dice, le reconforta enormemente. De hecho, asegura que en estos más de cuarenta años “pocas plazas se han quedado sin torear” en lo que respecta a la conexión con el público. “Yo pincho con el oído, pero sobre todo con los ojos, viendo como reacciona la gente”, aclara, algo que le ha permitido triunfar tanto en las 720 bodas que ha amenizado en el restaurante Lillas Pastia como de Dj residente en el festival Pirineos Sur o incluso como asesor musical de la película 'Los amantes pasajeros' de Almodóvar.

Ahora, se le plantea un nuevo horizonte, alejado de los platos, vinilos y mezclas. Pero no duda demasiado al cuestionarle a qué se quiere dedicar a sus 58 años. “Viajar”, dice. Y quitarse así la espinita y poder convertirse en turista, y volver a ver todos esos lugares que solo visitó “del aeropuerto a la cabina”.

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