Empezaron a prestarles atención en los primeros años de la crisis y hoy siguen necesitando de la ayuda de Cruz Roja. El coordinador de la Asamblea de Huesca, Sifro González, aseguró ayer que "la pobreza y la vulnerabilidad se ha cronificado en determinadas familias de la provincia". "Aunque alguno de sus miembros tenga empleo, la precarización es tal que tiene problemas para subsistir", precisó.

Cruz Roja presentó ayer la memoria correspondiente al ejercicio 2016. En total, se repartieron 1.948 ayudas entre 1.879 personas en situación de extrema vulnerabilidad en la provincia de Huesca. Se atendieron necesidades básicas de alimentación, higiene, vestido o productos sanitarios, así como algunos gastos derivados de la vivienda como los recibos de la luz, el agua o el gas a través de aportaciones económicas.

Entre las ayudas, destacan las 1.083 destinadas a alimentación, seguidas de las 353 para material didáctico y escolar, meriendas y desayunos. González hizo hincapié en que el número de personas que acuden a Cruz Roja solicitando asistencia ha descendido respecto a los años más duros de la crisis. "Hace cuatro o cinco años empezamos dando alimentos perecederos, después entregábamos tiques para la compra de carne y pescado y durante los dos últimos años estamos dando muchas en dinero para pagos de recibos de suministros domésticos o incluso del alquiler", dijo.

El coordinador de Huesca dijo que en los dos últimos años se han incrementado las ayudas económicas dentro del nuevo programa de Prevención de la Exclusión Residencial para posibilitar que las familias puedan seguir manteniendo una vivienda alquiler. En 2016 se atendió a 64 personas con esta necesidad.

Sifro González explicó que tras unos años de ayudas de urgencia el trabajo de Cruz Roja se centra ahora en las familias a través de la formación y la atención a menores. "Pero en ciudades grandes de la provincia hay quienes no logran remontar la situación en la que cayeron por la crisis, y eso es preocupante", indicó. "También tenemos los pobres vergonzantes, gente que nunca habían tenido que venir antes por aquí", apuntó el coordinador. Destacó que los inmigrantes no son mayoría en estos casos.

Cruz Roja mantiene sus programas de apoyo a extranjeros y el año pasado atendió a 372 personas, casi el 50% menos que en 2014 porque "muchos se han marchado por falta de trabajo".

La soledad de las personas mayores es otro de los problemas del siglo XXI que preocupa a esta oenegé y que atiende a través de la teleasistencia, que ahora se ha extendido al teléfono móvil y la telelocalización.