Los errores que provocaron los primeros rescates del año en el Pirineo

En menos de una semana ha habido siete operaciones de auxilio, cuatro de ellas por extravío. El jefe de los grupos de salvamento de Huesca analiza los fallos cometidos por los montañeros.

La nieve, un riesgo añadido.
Los errores que provocaron los primeros rescates del año en el Pirineo
Guardia Civil

La Guardia Civil se comió las uvas rescatando a dos escaladores en los Mallos de Riglos. La noche anterior auxilió a un excursionista que iba solo, sin móvil ni material para soportar temperaturas bajo cero. Y en la madrugada del 2 al 3, atendió a dos excursionistas enriscados y exhaustos, sin ropa de abrigo ni comida ni bebida; y a una pareja que se desorientó y también pasó las horas nocturnas a la intemperie.


Así han empezado el año los grupos de rescate. Y es que las escasas horas de luz, el frío y el hielo complican las salidas para realizar actividades en alta montaña y han disparado el número de intervenciones. En menos de una semana se han producido siete, casi todas bajo unas duras condiciones: de noche, con termómetros a -6 grados, en terreno vertical, con el suelo helado y con nieve y sin apoyo aéreo, teniendo que cargar, en camilla o a las espaldas a los heridos, como ocurrió en el último auxilio, el de un montañero herido al resbalar en un corredor helado.


"El tiempo es bueno pero ahora la montaña está peligrosa porque no hay mucha nieve fuera de las pistas de esquí, pero sí la justa para tener que usar crampones y piolets porque está dura", explica el jefe de los Greim de Huesca, el teniente Darío Álvarez de la Cal, quien analiza los errores cometidos por los montañeros que tuvieron que ser rescatados.

Ni GPS ni datos de la ruta

Él mismo intervino en el auxilio de dos excursionistas perdidos cuando descendían del castillo de Acher (Valle de Hecho). La pareja, de Utebo, de 37 y 45 años, iba con el tiempo justo y se desorientó. Además de la mala planificación, hubo dos fallos importantes, señala Álvarez de la Cal: no llevaban GPS, lo que les habría permitido volver a la senda, pues sí disponían de luz frontal; y no dejaron dicho adónde iban.


Únicamente comentaron que se dirigían a la Selva de Oza, una zona muy amplia con muchas rutas posibles. "Si hubiéramos conocido el trayecto exacto, podíamos haberlos localizado a través de señales acústicas o luminosas".


Cuando quisieron regresar se les había hecho de noche. Eso sí, una vez perdidos, tomaron la decisión adecuada, afirma el especialista, al improvisar un resguardo entre unas piedras y cubrirse con la manta térmica que llevaban hasta que con las primeras luces del sol continuaron la bajada. No portaban ropa adecuada para pasar la noche a la intemperie, pero sí prendas abrigadas de montaña. "Hicieron lo mejor. Si hubieran seguido andando a oscuras por el monte, podrían haber sufrido un percance mayor.

Pasaron una noche mala, pero al menos salieron ilesos". Esa misma madrugada, el Greim de Boltaña caminó cinco horas para localizar a otra pareja extraviada en del pico Cotiella.


En opinión del teniente, el primer caso se podría extrapolar al resto, con errores de planificación, sin calcular bien los horarios, sorprendidos por la caída de la noche en medio de la montaña o sin el material adecuado. El GPS hubiera solucionado cuatro de las siete intervenciones, las de los extravíos.

De noche y sin apoyo aéreo

La mala previsión está también en el origen del salvamento de Nochevieja en los Mallos de Riglos. Los dos escaladores franceses de 40 y 65 años subían una pared de más de 200 metros y de una dificultad importante. "Empezaron a la una del mediodía, ya con poco tiempo para poder llegar a la cima con luz y además entraron en una vía que les superaba en nivel. Avisaron cuando ya estaban en el último largo, sin fuerzas para continuar. Fue un rescate muy técnico y de gran dificultad", explica Álvarez de la Cal. Afortunadamente la historia tuvo un final feliz, con los guardias y los montañeros tomándose un caldo mientras sonaban las 12 campanadas.


Todos los salvamentos han tenido lugar de noche, cuando el helicóptero, que agiliza la respuesta, no podía prestar apoyo. Esto los ha complicado enormemente, hasta el punto de que el Greim de Boltaña tardó 17 horas en socorrer a tres personas en dos rescates, al tener que ir a pie.


La niebla tampoco ha ayudado, imposibilitando el despegue del helicóptero de Huesca, aunque siempre se puede recurrir a otros aparatos en Pamplona o Logroño, como se hizo en el último accidente. "Son intervenciones que en verano hubieran sido más asequibles. Y las búsquedas, en helicóptero, se solucionan más rápidamente. Apie hay que tener claro adónde acudir, porque si no, es como buscar una aguja en un pajar", afirma Álvarez de la Cal.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión