Refugios de montaña con menos CO2

Arranca un proyecto europeo de mejora de la eficiencia energética en cinco albergues a los que no llega el tendido eléctrico y donde el gasoil se transporta en helicóptero.

Un helicóptero lleva suministros a La Renclusa
Un helicóptero lleva suministros a La Renclusa
R. Gobantes

A más de 2.000 metros de altitud, en los refugios de montaña, no falta el agua caliente, la calefacción y la comida recién cocinada. No es fácil garantizar estas comodidades, porque a ocho de los 18 albergues de la red gestionada por la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) no llega el tendido eléctrico. Aunque se abastecen con placas fotovoltaicas, no son suficientes y necesitan un aporte suplementario de gas y gasóleo que hay que portear con helicóptero.


Para ahorrar en el transporte de combustible y reducir emisiones de dióxido de carbono, ha nacido el proyecto europeo Sustainhuts (refugios sostenibles), fruto de la confluencia de intereses de la FAM y de la Fundación para el Desarrollo de las Nuevas Tecnologías del Hidrógeno, con sede en el Parque Tecnológico Walqa de Huesca, a las que se han unido otros socios europeos en un proyecto financiado al 60% por la UE, dentro del programa Life+, con un presupuesto de 1.860.914 euros. El reto es mejorar la eficiencia energética en un 20% y reducir en cada refugio 21 toneladas al año de emisiones de CO2 y una tonelada de queroseno en viajes de helicóptero.


"Allí donde no llega la luz eléctrica, tenemos necesidad de mejorar las instalaciones actuales, porque la energía renovable que producen no permite cubrir el cien por cien del consumo", explica Sergio Rivas, responsable de la red de la Federación Aragonesa. A estas altitudes hay menos horas de luz solar y temperaturas de hasta 20 grados bajo cero que hacen menos eficientes las placas fotovoltaicas.


Rivas valora la internacionalización del proyecto, que llega a cuatro cordilleras y a edificios situados entre 800 y 3.375 metros. Al mismo tiempo, añade, la reducción de emisiones contaminantes debe ser un objetivo en albergues que están enclavados en espacios naturales protegidos.


El Sustainhuts arranca ahora, antes de la entrada del invierno, y se desarrollará en nueve refugios: cinco españoles, todos en Aragón (Lizara, Bachimaña, Estós, La Renclusa y Cap de Llauset), uno en Italia (Torino, a 3.375 metros, el de mayor altitud), dos en Eslovenia y uno en Rumanía. Además de la Fundación del Hidrógeno y la FAM, participan el Club Alpino Italiano, Environmental Park (Italia), la Asociación de Montaña de Eslovenia, el Centro de Tecnologías del Hidrógeno de Eslovenia y las universidades de Ljubijana (Eslovenia) y Brasov (Rumanía).


Fernando Palacín, director de la Fundación del Hidrógeno, explica que se gestó en el 2014, aunque hubo que esperar hasta lograr financiación de la Unión Europea. "Una de las aplicaciones más interesantes del hidrógeno como vector energético es su uso en edificios aislados", aclara. Y qué más aislado que un refugio localizado a 2.000 o 3.000 metros.


Los trabajos durarán cuatro años y se desarrollarán en cuatro fases. La primera, este mismo mes, consiste en la instalación de medidores para chequear el consumo y las necesidades de mejora. La segunda será para diseñar la solución adecuada a cada caso, según el clima, la localización y la posibilidad de captación de renovables, aplicando tecnologías fotovoltaica, minihidráulica, minieólica, materiales aislantes e hidrógeno. En la tercera se instalarán los equipos. Y por último, se pondrán en marcha y se hará un seguimiento. A posteriori, se redactará una guía didáctica con recomendaciones que sirvan para su aplicación en otros refugios.Miles de euros en transporte

En el caso de Bachimaña, los excedentes de la minicentral hidráulica se almacenarán con el sistema del hidrógeno en una pila de combustible. Servirá de experiencia piloto para el uso de este vector como acumulador de energía en los albergues. Los otros edificios del proyecto, con menos excedentes, usarán baterías convencionales. "El principal reto es instalar sistemas de almacenamiento que permitan aprovechar energía a partir de renovables", señala Palacín.


Los refugios que se han seleccionado en el Pirineo son los que tienen una menor autonomía energética. A otros tampoco les llega el tendido eléctrico, pero disponen de turbinas hidroeléctricas con mayor capacidad, como Respomuso o Ángel Orús. Y en Góriz, se hizo una inversión importante en eólica.


La mayor parte disponen de placas fotovoltaicas que no bastan para toda la demanda energética. De ahí el uso de cocinas de gas y de grupos electrógenos de gasoil. "Subir el gasoil y el butano con helicóptero tiene un coste muy alto", comenta David Castillo, guarda de Cap de Llauset. Sus 24 placas no son capaces de alimentar el edificio y, como recuerda, "las cámaras frigoríficas (con alimentos para varios meses) no se pueden parar". En este albergue recién inaugurado, con 30 plazas (está prevista una ampliación), el coste de los portes oscilará entre 4.000 y 6.000 euros al año, un precio que se multiplica para los de más de 80.

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