​Un pacharán a base de endrinas... y trufa negra

La trufa negra se ha convertido ya en más que habitual dentro de la carta de cualquier restaurante, pero ahora este hongo llega también a la bebida, en concreto al pacharán. La compañía Layán, procedente de Loarre pero instalada en el vivero de Empresas Agroalimentarias Adecuara en Biescas, ha creado una variedad especial en sus bodegas, con este peculiar sabor. “Queríamos innovar y estuvimos realizando pruebas durante mucho tiempo, con diferentes cantidades, hasta que hemos logrado el maridaje perfecto entre los sabores. La verdad es que la trufa fue la primera opción en la que pensamos, porque nos pareció que podía ser una buena combinación”, explica Lola Royo, responsable de la empresa junto a Carlos Ascaso.

Hasta ahora, la principal característica del pacharán realizado por esta empresa residía en que sus endrinas estaban maceradas con anís en barricas de roble francés, un sistema que mantienen en esta nueva variedad. Los frutos que utilizan son recogidas en Loarre, en una plantación que la propia empresa posee. “Además, buscamos una trufa de cercanía, por motivos logísticos también, y finalmente la que hemos incluido procede de la provincia de Teruel”, concreta Royo.

Por ahora y tras varias catas, el producto está teniendo gran aceptación entre los que han podido probarlo. “Siempre hay algunos que piensan que resta sabor al pacharán, porque la verdad es que se percibe claramente ese toque de la trufa, ese sabor como a tierra o a naturaleza”, añade.

Han realizado 800 litros de este pacharán, como primera toma de contacto, y si tiene buena aceptación esperan poder aumentar su producción. “Por ahora logísticamente estamos limitados, porque acabamos de nacer como quien dice, pero nos planteamos seguir creciendo y poder hacer de esto una forma de vida, ya que ahora mismo es un complemento profesional”; aseguran.

Esta circunstancia hizo que recurrieran a instalar su empresa en el Vivero de Empresas Agroalimentarias de Adecuara en Biescas, pese a proceder de Loarre. “Tenemos una producción muy limitada y no sabíamos cómo sería la acogida. Nuestra idea es rehabilitar un antiguo corral en nuestra localidad natal y crear allí una bodega, pero es algo que planteamos a largo plazo, ya que con estas producciones en las que nos movemos ahora, sería complicado amortizar una inversión así”. Por eso, la opción del vivero se presentó como la mejor opción para instalar su negocio hace ya dos años, ya que además de aportarles instalaciones, desde allí y a través del Grupo Leader facilitaron la relación entre la empresa y las instituciones, canalizando los trámites legales que había que seguir para poner en marcha la empresa.

Por ahora, y a la espera de ver la acogida que tendrá, planean distribuir su producto en la zona de la Hoya de Huesca y también en la zona de la Jacetania y el Alto Gállego. Además, y como uno de los distintivos de sus pacharanes, mantienen su etiqueta sensible a la temperatura del líquido que contiene la botella. “Se trata de un diseño termocromático, en el que aparece una copa que parece llenarse cuando el pacharán se encuentra lo suficientemente frío como para servirlo”.

Además de su bodega, en el vivero de Biescas, ubicado en el polígono Las Pasaderas, se ha instalado un obrador de lácteos en el que se producen quesos curados y semicurados, además de queso fresco y cuajadas. También una planta de extracción y envasado de miel, en el que se envasa miel de diferentes y se elaboran otros productos apícolas como el polen o tintura de propóleo.