Pilar hace su compra en la carnicería Lacasa de Huesca, como cada semana. Solomillo, pechugas de pollo y queso curado que en el establecimiento le preparan como habitualmente, pero cuando la señora se dispone a pagar, entregando un billete a Antonio Lacasa, propietario del establecimiento junto a su hermano, este la dirige directamente a un aparato de cobro mecanizado. En este comercio oscense, las tradicionales cajas registradoras ya son historia, pues en su afán por mejorar el servicio y agilizarlo, han decidido sustituirlas por un sistema que recuerda a los aparatos de pago de parquins y peajes en el caso de que el cobro sea en efectivo, y por dos datáfonos cuando es con tarjeta. “De esta manera es más higiénico, pues no tocamos el dinero tras haber manipulado la carne y viceversa, además de hacer el proceso mucho más rápido”, explica Antonio Lacasa.

Con el nuevo método, instalado hace unas semanas, la zona de pesado en el mostrador da directamente la orden con la suma total de la compra a la maquina de cobro, por lo que el cliente no tiene que teclear ningún importe, simplemente introducir el dinero en el dispositivo, que le devuelve automáticamente el cambio. “A mi me aparece en la pantalla en todo momento si se ha efectuado el cobro correctamente, por lo que tampoco pueden irse sin pagar”, apunta el propietario.

La idea nació hace unos meses de los propios carniceros, que conocían algunos establecimientos de la zona de Cataluña que ya utilizaban este método. “Llevábamos bastante tiempo dándole vueltas a ver cómo podíamos adaptarlo a nuestro propio comercio, ya que las empresas que se dedican a este tipo de servicios no están acostumbrados a aplicarlos a negocios como este. Finalmente fue una compañía de Lérida la que se encargó de ello. “Retrasamos la instalación para que pudiéramos disponer del último modelo, que acepta todo tipo de billetes, hasta de 500 euros”, puntualiza Antonio Lacasa.

Por ahora el sistema está siendo todo un éxito, ya que aunque en las primeras ocasiones toque explicar el funcionamiento a los clientes, especialmente a los de mayor edad, en la siguiente compra es todo mucho más fácil y cómodo. “Además, te garantiza que el cobro se realiza sin ningún tipo de error”. En el caso de los datáfonos, se sitúan en ambos lados del mostrador, para que el cliente solo tenga que introducir la tarjeta y teclear su número. “Así tampoco tocamos la tarjeta con las manos, que suelen estar sucias de manipular la carne”, añade .

Esperan que en épocas de mucho trabajo en las que se acumula mucha gente en el establecimiento, como durante la campaña de Navidad, el nuevo método se transforme en una mayor agilidad, al permitir hacer el proceso mucho más rápido. “Mientras lo empaquetas das la orden a la maquina y así el cliente puede ir pagando mientras terminas de prepararlo ”, concluye Antonio Lacasa, visiblemente satisfecho.