El 42% de los rescates que el Servicio de Montaña de la Guardia Civil realizó el año pasado en toda España se llevaron a cabo en Huesca. Es decir, cuatro de cada 10 personas auxiliadas lo fueron en el Alto Aragón. Aunque hay comunidades autónomas en la que estas intervenciones las efectúan otros operativos de emergencia, el dato es llamativo.

De las 920 actuaciones que los especialistas de la Benemérita hicieron a lo largo de 2015, 383 tuvieron como escenario el Pirineo aragonés (346), el parque de la Sierra de Guara (33) y otros puntos de la provincia (4) . En el conjunto de Aragón, se llevaron a cabo 405 rescates (383 en Huesca y 22 Zaragoza y Teruel).El balance se saldó con 21 personas fallecidas (20 en Huesca y 1 en Zaragoza) y 271 heridos.

El número de intervenciones es, más o menos, similar al del año anterior, aunque 2014 se cerró con 23 fallecidos solo en la provincia altoaragonesa. Las causas de los accidentes siguen siendo las mismas, según indica el jefe de los grupos de rescate en montaña, el teniente Darío Álvarez de la Cal.La falta de planificación a la hora de afrontar las actividades está presente en el 45% de los casos.

Álvarez de la Cal insiste en que "hay que estudiar el tiempo". "En la ciudad, si hace sol, hace sol, pero no pasa lo mismo en la montaña", dice. Relata que la semana pasada, cuando los especialistas estaban en Llanos del Hospital (Benasque), "había nubes, ventisca y hasta nieve, pero bajamos cinco km al valle de al lado, en Cerler, y hacía un sol espectacular". "La gente debe tener en cuenta que "el tiempo en la montaña es muy cambiante".

Conocer la previsión meteorológica es lo primero cuando se emprende una salida.El cambio climático tiene incidencia en algunos accidentes, asegura Álvarez de la Cal. "Los ocurridos en los dos primeros fines de semana de diciembre en la zona de Hecho, que se saldaron con cuatro fallecidos, fueron consecuencia directa de ello", asegura. Explica que las primeras nevadas cayeron en noviembre y no volvió a nevar hasta Navidad. "Durante el día, la nieve se fusionaba un poco por el calor, pero por la noche se volvía congelar y se creaba una capa superficial muy dura, prácticamente hielo".

Las circunstancias de estos cuatro siniestros fueron muy parecidas. "Los crampones no pisaron bien, resbalaron y rodaron dándose golpes con las piedras", recuerda el jefe de los grupos de rescate. "Uno hacía una carrera de montaña y llevaba crampones para las zapatillas y un dispositivo ligero no agarra igual que uno para una bota dura, de montaña", señala. Además, tres de los fallecidos no llevaban casco.

Darío Álvarez de la Cal resalta que hay que llevar buena equipación y hacer actividades conforme a nuestro nivel físico y técnico. "No tenemos que hacer actividades que no podamos sobrepasar, y menos si no vamos con guía", apostilla.Intervención complicada

Entre los rescates más complicados de este año en Huesca está el realizado el 21 de noviembre. "Una pareja salió por la mañana en la zona de Ordesa, con buen tiempo (aunque con alerta), poca ropa y poco material, pero llegó la nieve y la ventisca, un cambio radical", cuenta el jefe de los grupos de montaña. El rescate se hizo de noche y los agentes tuvieron que dejarles algo de abrigo a los excursionistas. "Llegaron hasta ellos después de atravesar un cortado tremendo y pasar por las clavijas de Carriata (Torla) y uno de los guardias sufrió un principio de congelaciones en los dedos", relata.

Hay otras dos operaciones que marcaron el 2015, ambas con final feliz. El 21 de febrero, dos militares quedaron atrapados por la nieve en medio de una ventisca cuando iban de travesía cerca de Astún. Hicieron un vivac a 2.050 metros y fueron rescatados a la mañana siguiente. El 22 julio, un abuelo y sus dos nietos, de 13 y 15 años, pasaron 20 horas perdidos en los alrededores de Benasque. "Había niebla y se desorientaron", recuerda Álvarez de la Cal.