Los expertos recuerdan tras los últimos aludes que las alertas de peligro "no son un capricho"

Resaltan la importancia de la formación y de llevar equipo de autosocorro para esquiar fuera de pistas.

Foto tomada por un esquiador del alud de Candanchú en las labores de auxilio.
Foto tomada por un esquiador del alud de Candanchú en las labores de auxilio.
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"Peligro notable (3). En muchas laderas el manto nivoso está entre moderada y débilmente estabilizado. El viento ha creado importantes placas a sotavento que pueden tener dimensiones superiores a los 50 centímetros y es probable que se desencadenen al paso de un esquiador". Este es el boletín que para el valle del Aragón emitió el sábado a las 8.14 el Centro Pirenaico de Referencia para la Gestión de Riesgos de Montaña, Alurte. Un aviso que no tardó en cumplirse ya que a las 8.30, un esquiador que iba fuera de pistas en Astún fue atrapado por una avalancha. Pocas horas después, otros dos esquiadores también fueron sepultados por un alud en una zona cerrada de Candanchú. Por suerte, no hubo heridos graves, pero la coincidencia de ambos siniestros, junto a otra avalancha que afectó también el sábado a un grupo de montañeros en Chía, ha animado a los expertos a hacer un llamamiento a la prudencia sobre estas prácticas.


"En el momento en que salimos de la zona balizada por la estación o vemos un cartel de pista cerrada, hay que pensar que no se pone por capricho sino porque hay un riesgo evidente", recalca el subteniente Miguel Domínguez, jefe accidental de los Grupos de Rescate de la Guardia Civil de Montaña. Además, considera que en muchas ocasiones, los esquiadores poco experimentados tienden a pensar "por error" que aunque salgan fuera de pistas cerca de una estación no corren el mismo riesgo que una persona que hace esquí de travesía en alta montaña. "Y en realidad, la calidad de la nieve es la misma, porque también está recién caída y sin pisar", recuerda.


Domínguez destaca, además, que en los accidentes de Astún y Candanchú influyó notablemente la suerte "y que los espesores no son de 2 o 3 metros ni mucho menos, sino de 50 centímetros como máximo en algunos sitios".

"Les puede más la pasión"

El jefe accidental de los Greim insiste en la importancia de leer los boletines, especialmente en el esquí de montaña. Y aunque reconoce que la mayoría de estos deportistas tienen un nivel técnico mayor y prestan más atención a esta información, también asegura que "algunos la obvian y se arriesgan a hacer la actividad porque les puede la pasión por la montaña o simplemente quieren jugar con la suerte".


Andrés Pita, director de márquetin de Astún, también recalca que "cuando cerramos una pista es porque hay peligro". Y subraya que el esquiador afectado por el alud del sábado cometió una doble imprudencia "porque se saltó un cartel de cerrada por riesgo de aludes para acceder luego a una zona fuera de pistas".


Pita deja claro que además de los boletines, el jefe de pistas evalúa todos los días qué zonas se pueden abrir en función de la información que dan los maquinistas por la noche, de si ha nevado o no, la temperatura, el viento, la humedad, de si hay capas distintas que puedan deslizarse... "El sábado, sobre una capa muy estable de nieve, habían caído 25 o 30 centímetros con otra densidad, mucho más seca y con vientos que la acumularon en determinados puntos. Y como sabíamos la dirección y en qué ladera cargaba más el viento, y que eso podía originar placas, decidimos no abrir esa zona", indica.


Miguel Domínguez se congratula de que en los tres aludes del fin de semana "las víctimas lo puedan contar", y saca, además, un lado positivo. "Es una pena, pero como de un invierno a otro parece que se nos olvida, cuando ocurren estas cosas te hacen recordar que hay nieve, que hay laderas y que hay avalanchas y que nosotros mismos las podemos provocar si no tenemos una preparación técnica y física adecuadas y tomamos precauciones".


Como explica Jon Apodaka, técnico en nivología y riesgos geológicos del centro Alurte, las tres avalanchas del sábado fueron todas aludes de placas de nieve venteada, es decir, que el viento había ido transportando grandes cantidades dejando una ladera limpia y creando una gran acumulación en la otra que se fracturó por una sobrecarga como el paso de uno o dos esquiadores.


Afortunadamente, el tamaño de los aludes era pequeño o mediano. Aun así, en el caso del accidente de Candanchú, uno de los esquiadores quedó sepultado bajo dos metros de nieve "porque el terreno ejercía una trampa ya que se quedó en una vaguada y se acumuló toda allí", afirma.

El peligro bajará esta semana

Alurte publicará hoy un nuevo boletín en el que mantendrá el nivel de peligro de aludes 3 sobre 5 en la escala europea, "aunque con el paso de los días bajará a nivel 2 porque llegará un aumento de temperatura que ayudará a estabilizar el manto", adelanta.


Mientras, Alberto Ayora, responsable de Comité de Seguridad de la Federación Española de Deportes de Montaña, cree que el hecho de que no esté siendo un invierno con demasiada nieve hace que se minimicen los riesgos "porque el nivel 3 de aludes tiende a camuflarse y eso, unido a que salió buen día y a que había muchas ganas de estrenar dominios esquiables, como Candanchú, generó un exceso de confianza".


Admite que el esquí es ante todo ocio y diversión, "pero también hay que promocionar el esquí responsable y seguro". Y destaca que "por supuesto que se puede hacer esquí fuera de pistas, pero quien se haya formado adecuadamente y vaya siempre con Arva, pala y sonda. De hecho, hay gente que lo hace muy bien".


Ayora, por último, hace hincapié en que hay que leer los boletines de peligro de aludes "al completo y no quedarse solo con el parámetro numérico". Y recuerda, además, que estas alertas se hacen "para macizos y por tanto aunque se dé un nivel 3 en general eso no significa que en algunas zonas sea superior".

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