La construcción del embalse de San Salvador fue una propuesta de un grupo ecologista

Durante 19 años se ha silenciado para evitar suspicacias. Alejandro Serrano lo presenta ahora como ejemplo de diálogo.

Alejandro Serrano.
Alejandro Serrano.
C. Silván

El verdadero origen de la solución que llevó a construir el embalse se San Salvador mejorado, en la zona regable del Canal de Aragón y Cataluña, ha sido el secreto mejor guardado, ya que hace apenas un mes que Rafael Romeo, ingeniero de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), desveló durante una conferencia que impartió en Binéfar la génesis de este proyecto, ante la sorpresa de los propios regantes.


Diecinueve años ha estado durmiendo en un archivo el documento que acredita que la propuesta de hacer este gran embalse en la zona regable –ya que nació mucho más pequeño– surgió de los grupos ecologistas de la zona, concretamente de Ansar- Valle del Cinca, hoy Ecologistas en Acción Cinca.


"Creo que la opinión entre nosotros era que si trascendía que, inicialmente, la idea había sido nuestra, como ya explicó Rafael Romeo, igual generaba oposición, simplemente por el hecho de que la hubiéramos presentado los ecologistas", manifiesta Alejandro Serrano, quien firmó la propuesta en 1996.


Si se ha hecho público en este momento es "para intentar que sirva de ejemplo como proyecto que ha salido adelante gracias al diálogo, y no lo que estamos viviendo ahora con los hechos de Artieda o lo que se vivió en Jánovas, porque, ahora, volvemos a estar otra vez con el tema de la imposición, las cosas se hacen imponiéndolas y no con diálogo, como Yesa", explica Serrano. En su opinión, "es sangrante, porque nadie entiende que cuando unos ciudadanos están defendiendo sus tierras se les pueden pedir 38 años de cárcel como se está pidiendo y 20.000 euros de multa".


Serrano recuerda que cuando fueron a visitar la zona donde se pretendía construir el embalse de San Salvador pequeño –no llegaba a 30 hectómetros cúbicos de capacidad– vieron la posibilidad de hacer una presa de tierra en dos puntos y poder cuadruplicar la capacidad estimada hasta ese momento. "En aquella época pensamos que si se hacía un pantano más grande en una zona donde los terrenos eran de los que luego se iban a beneficiar y con impactos ambientales más pequeños que en la propia cuenca del Ésera, se podía resolver el conflicto que había entre llano y montaña", explica. "Además, pensábamos que con San Salvador pequeño los regantes iban a seguir reclamando otro pantano" añade."Un tema complejo"

La idea tardó algo en materializarse, pero al final se tuvo en cuenta y ahora es una realidad. Alejandro Serrano es consciente de que apoyar un gran embalse, esté donde esté, es un tema complejo, pero consideraron que también podía haber razones que los justificasen: "Sabíamos que un pantano tan grande en esa zona iba a generar un humedal muy importante, porque ya había experiencias en otros lugares, de hecho ya se está generando un ecosistema interesante para las aves, sobre todo para las que hibernan en la zona".


Ese era un punto a favor del proyecto, en contra estaba que había que seguir detrayendo caudales del río Ésera para poder llenar ese embalse, "aunque como son derivados por el canal no son tan importantes como si hubiera un pantano en el río, así que éticamente lo vimos justo", indica Alejandro Serrano.


El ecologista asegura que no está entre sus objetivos colgarse medallas, pero que esperan que lo de San Salvador sirva de "ejemplo de cómo se deben hacer las cosas, con debate".

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