En cada una de las aulas de la escuela infantil Las Pajaritas hay un rincón con ceras, lienzos y pinceles llamado ‘El rincón del arte’. “Allí cada niño puede hacer lo que le apetezca, utilizar los materiales que considere y sin ningún tipo de pauta”, explica su directora, Paula Minguell. Porque en este centro prescolar la parte creativa tiene un papel destacado en la rutina con los pequeños de 2 y 3 años. “El arte ayuda mucho a construir una buena autoestima entre los niños. En el arte las cosas no están bien o mal, por lo que pueden hacer lo que les perezca, que siempre será correcto”, dice Mingell.

Esta semana trasladaron su rincón del arte al bar Bendita Ruina de Huesca, convirtiendo la zona de su terraza en un enorme estudio de pintura. Grandes lienzos y folios de colores, además de cientos de ceras y pinceles, eran el material de la actividad, en la que participaron 43 niños de último año de guardería, acompañados de sus padres y abuelos.

Flores y soles se hacían hueco entre enormes garabatos de los más variados colores, siendo los principales protagonistas de las obras de arte de los pequeños, que sin miedo a ensuciarse mojaban en tinta una y otra vez el pincel.

Aunque la escuela siempre ha tenido el arte como principal asignatura, lo que le ha llevado a merecer premios y distinciones, esta es la primera vez que el trabajo con los pequeños se incluye dentro del proyecto ‘La ciudad de los niños y las niñas’, promovido por el anterior gobierno municipal, que busca introducir la mirada infantil en el diseño de la ciudad. “Además de esta actividad en el centro de la ciudad, también hemos decorado la acera de delante de nuestra escuela y uno de los muros del patio”, comenta su directora.

Los niños del centro infantil Las Pajaritas no son nuevos a la hora de enfrentarse al público con sus trabajos, ya que en años anteriores lograron exponerlo dentro del Bendita Ruina, el la Diputación de Huesca e incluso en el CDAN. “También participamos con el proyecto Regen y decoramos uno de los solares abandonados de la plaza del Justicia”, dice con orgullo Minguell.

Aunque la tinta de lo que se pintó esta semana está todavía fresca, desde Las Pajaritas ya piensan en cómo seguir involucrando a los niños en el proceso creativo. “Solo son los de último año, los más mayores del centro, que en muchos casos no saben casi ni hablar, pero que consiguen expresarse a través de lo que pintan”, explica la directora, que adelanta la introducción de la fotografía o el cine para los próximos cursos.