El sueño de un pueblo entero

El complejo que ha transformado la vida del valle de Tena cumple esta temporada 50 años. Fue en 1964 cuando abrió sus puertas gracias al impulso de los vecinos de Sallent de Gállego, que ha crecido a su sombra

De izquierda a derecha, Antonio Gericó, Federico Laguna, Alejandra del Valle, Raquel Val, José Val (Lorentón), Gonzalo del Valle, José María Abós (exdirector) y Armando Périz, ayer en la estación.
El sueño de un pueblo entero
L. Zamboraín

El empuje de los vecinos de Sallent de Gállego, que suscribieron de su bolsillo las 5.000 pesetas que costaban las acciones, y el beneplácito del Ayuntamiento, que no quería dejar escapar la oportunidad de contar con un yacimiento de empleo para retener a sus jóvenes, hicieron realidad el sueño de todo un pueblo. Formigal nació hace ahora medio siglo, y a la sombra del gigante de la nieve aragonés se ha transformado un valle, con más de 8.500 camas hoteleras, una localidad, con el triple de la población de 1964, y toda la comarca del Alto Gállego. 


Sallent contaba 554 habitantes en 1960 (200 menos que diez años antes), y quien no tenía vacas ni campos, estaba obligado a marcharse fuera para ganarse el pan. El Furco, el primer telesilla de la estación, cambió el rumbo de ese barco a la deriva. La estación se inauguró en la temporada 1964-1965, convirtiéndose así en la segunda del Pirineo aragonés, después de Candanchú. La prensa de la época destacó que nació con el apoyo de todos los vecinos y que en Sallent los niños "esquían desde que andan, algunos con simples suelas de tonel". 


Hasta entonces, la ganadería y las obras de embalses y centrales e hidroeléctricas habían sido la forma de la vida. La apertura de Formigal abrió un nuevo mercado. "Fue una apuesta visionaria", destaca Antonio Gericó, director de la estación. "Es el modelo turístico el que supone la verdadera transformación del valle".Sol y nieve para los ingleses

Los datos demográficos de principios de los setenta ya indicaban que Sallent aumentaba su población, hasta casi 900 vecinos (un 58% más que en 1960). En una visita del entonces ministro de Información y Turismo, Alfredo Sánchez Bella, se habló de que era uno de los pueblos de mayor renta per cápita de la nación. No en vano, a los turistas aragoneses y nacionales no tardan en sumarse los ingleses, gracias a turoperadores del Reino Unido como Thomson que pusieron sus ojos en estas laderas en las que reina el sol, tan del gusto de sus compatriotas. "Tuvo un fuerte impulso internacional", describe Gericó, que explica cómo llegaron a finales de los 60 y principios de los 70 muchos ingleses, algunos de turismo y otros a trabajar, e incluso hubo quien se quedó. Tan famosas como las pistas se hicieron sus madrugadas, ‘Formigal la nuit’.


Medio siglo después de la apertura, en su historia se narra de todo un poco: problemas económicos y años de poca nieve en alguna ocasión, pero también el gran salto de la nieve artificial en los ochenta y, por supuesto, de la mano de Aramón, "la modernización para colocarla en la vanguardia del esquí en España", en palabras del director. Con la llegada de los remontes a los valles de Anayet y Portalet, la estación alcanzó los 137 kilómetros. Sillas desembragables de hasta ocho plazas, modernos establecimientos de restauración, un bar de copas a pie de pistas y un amplio abanico de posibilidades de ocio para toda la familia la han convertido en una de las grandes. 

El pueblo con más restaurantes


A su vera, ha crecido todo el valle. Pueblos como Escarrilla, Tramacastilla o Sandiniés han variado notablemente su trama urbana. Y con 66 establecimientos para apenas 1.500 habitantes, Sallent era hace tres años la localidad española con más bares y restaurantes. Si bien el valle, aclara Gericó, "ha sabido mantener también, y con acierto, esa estructura primaria en convivencia con el turismo. Muchos compatibilizan ambas actividades".


La oferta del valle es atractiva, pero Gericó no duda en añadir en que no deben dormirse y que los retos pasan ahora "por atraer de nuevo otros mercados" y en seguir apostando por "transformar el centro deportivo en un complejo de ocio con todas las letras". Más ambicioso es el plan de unión con las estaciones del valle del Aragón para crear un gran dominio esquiable de más de 200 kilómetros que compita en Europa.