Otro exitazo de la longaniza de Graus

La localidad repite la ya tradicional preparación de su famoso embutido

Momento en el que una grúa levanta la gigantesca parrilla para darle la vuelta y permitir que la longaniza de récord se ase por ambos lados.
Otro exitazo de la longaniza de Graus
Ángel Gayubar

La Fiesta de la Longaniza cosechó ayer otro rotundo éxito de público. Según los organizadores, cerca de 8.000 personas participaron en los actos convocados en la villa ribagorzana para exaltar uno de sus productos gastronómicos más característicos y del que los grausinos se sienten legítimamente más orgullosos.


Este año, los festejos contaron con un invitado de excepción: el televisivo cocinero Mateo Sierra que derrochó simpatía en Graus y no se recató en alabar un embutido que, declaró, prefiere en su elaboración tradicional: asado a la parrilla, bien impregnado de sus jugos, y acompañado de un trozo de pan. Tampoco se quiso perder la fiesta el consejero de Industria e Innovación del Gobierno de Aragón, Arturo Aliaga, quien asistó a la degustación del embutido asado en una enorme parrilla de 25 metros cuadrados tras un espectacular proceso al que había dado su conformidad el periodista ribagorzano Santiago Costa, ‘tastador’ oficial de la fiesta y embajador del embutido grausino. 


El ‘tastador’ y el visto bueno al reparto de la longaniza fue el punto de inflexión de una jornada festiva en la que el buen tiempo y las agradables temperaturas se sobrepusieron a la amenazadora presencia de unas  nubes a primeras horas de la tarde. Fue una falsa alarma que duró apenas media hora porque los cielos despejados dominaron durante el resto del día y contribuyeron al éxito de la convocatoria en la que se repartieron más de 1.100 kilos de embutido en unas 8.000 raciones individuales.


Un éxito motivado por el enorme poder de convocatoria de un embutido que ya ha traspasado fronteras. Graus fue ayer una babel de idiomas en las que el castellano, la fabla aragonesa y el catalán se daban la mano con otras lenguas como el francés, el inglés, el holandés o el italiano en una muestra de la variada procedencia de los presentes. 


Pero ese éxito también era heredero de un amplio programa complementario que contó con actividades como una demostración de bailes de salón para amenizar el largo y tedioso proceso de embutido de la carne selecta de magro, la sal y las especias secretas con las que se elabora la longaniza. Igualmente concurrido fue el taller infantil de elaboración de este embutido, en el que participaron más de 100 jóvenes aprendices de chacinero.


Por no hablar del mercado artesano y de nuevos creadores que congregó a un centenar de expositores venidos de Aragón, Cataluña, Valencia y Francia y que, con la ambientación musical de los Gaiteros de Ribagorza como fondo sonoro, ofreció desde las once de la mañana hasta bien entrada la noche una variopinta propuesta complementada por varias demostraciones de distintos oficios perdidos. Un año más, un exitazo.